martes, 28 de marzo de 2017

- Teotihuacan (1)

Teotihuacan: ‘‘lugar donde los hombres se convierten en dioses” es el nombre que se da a la que fue una de las mayores ciudades prehispánicas de Mesoamérica. El topónimo es de origen náhuatl y fue empleado por los mexicas para identificar a esta ciudad construida por una civilización anterior a ellos y que ya se encontraba en ruinas cuando los mexicas la vieron por primera vez. A la fecha se desconoce el nombre que le daban sus habitantes originales.
 Los restos de la ciudad se encuentran al noreste del Valle de México, en los municipios de Teotihuacán y San Martín de las Pirámides (Estado de México), a 78 kms de distancia del centro de la Ciudad de México. La zona de monumentos arqueológicos fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987.
Los orígenes de Teotihuacán son todavía objeto de investigación entre los especialistas. Alrededor del inicio de la era cristiana, Teotihuacán era una aldea de importancia como centro de culto en la cuenca del Anáhuac. Las primeras construcciones de envergadura proceden de esa época, como muestran las excavaciones en la Pirámide de la Luna. El apogeo de la ciudad tuvo lugar durante el Periodo Clásico (ss. III-VII d. C.). En esa etapa, la ciudad fue un importante nodo comercial y político que llegó a tener una superficie de casi 21 km2, con una población de 100 000 a 200 000 habitantes.
La influencia de Teotihuacán se dejó sentir por todos los rumbos de Mesoamérica, como muestran los descubrimientos en ciudades como Tikal y Monte Albán, entre otros sitios que tuvieron una importante relación con los teotihuacanos. El declive de la ciudad ocurrió en el siglo VII, en un contexto marcado por inestabilidad política, rebeliones internas y cambios climatológicos que causaron un colapso total. La mayor parte de la población se dispersó por diversas localidades en la cuenca de México.
Se desconoce cuál era la identidad étnica de los primeros habitantes de Teotihuacán. Entre los candidatos se encuentran los totonacos, los nahuas y los pueblos de idioma otomangue, particularmente los otomíes. Las hipótesis más recientes apuntan a que Teotihuacán fue una urbe cosmopolita en cuyo florecimiento se vieron involucrados grupos de diverso origen étnico, como muestran los descubrimientos en el barrio zapoteco de la ciudad y la presencia de objetos provenientes de otras regiones de Mesoamérica, sobre todo de la región del Golfo y del área maya.
Teotihuacán ha sido motivo de interés para las sociedades posteriores al declive de la cultura teotihuacana en Mesoamérica. Sus ruinas han sido exploradas desde la época prehispánica, entre otros, por los toltecas y los mexicas. El descubrimiento de objetos teotihuacanos en los yacimientos arqueológicos de Tula y el Templo Mayor de México-Tenochtitlan así lo confirma..
Actualmente, los restos de Teotihuacán constituyen la zona de monumentos arqueológicos con mayor afluencia de turistas en México, por encima de Chichén Itzá, El Tajín y Monte Albán. Las excavaciones arqueológicas en Teotihuacán continúan hasta nuestros días, y han dado como resultado un paulatino incremento en la calidad y cantidad del conocimiento que se tiene sobre esta ciudad.
La ciudad había sido abandonada mucho tiempo antes del arribo de los españoles a Mesoamérica, de modo que las escasas referencias a la ciudad que se conservaron en las fuentes históricas producidas en los años posteriores a la Conquista de México no hablan propiamente sobre los habitantes de Teotihuacán, sino de la representación que de ellos tenían quienes vivieron en el Anáhuac después del colapso teotihuacano. 
Los informantes nahuas de Bernardino de Sahagún pensaban que Teotihuacán fue el sitio donde los dioses se reunieron para dar origen a Nahui Ollin, el Quinto Sol de acuerdo con la mitología indígena, el que alumbra la era contemporánea.
De acuerdo con las fuentes coloniales, los nahuas pensaban que Teotihuacán fue construida por los quinametzin, una raza de gigantes que pobló el mundo durante la era anterior y cuyos sobrevivientes se encontraban ocultos. 
Los templos, las pirámides de la ciudad eran imaginados como las tumbas de los señores que fundaron la ciudad, un lugar sagrado donde al morir y ser enterrados, los hombres se convertirían en dioses.
Y lo llamaron Teotihuacán,porque era el lugar donde se enterraban los señores. Pues según decían: «Cuando morimos, no en verdad morimos, porque vivimos, resucitamos, seguimos viviendo, despertamos. «Esto nos hace felices»
La época de mayor apogeo de Teotihuacán corresponde al periodo Clásico Temprano de Mesoamérica (ss. II/III-VI). Sin embargo, los inicios de la ciudad deben colocarse en el primer milenio antes de la era común
Localizada estratégicamente al noreste del Valle de México, en las cercanías de la ribera norte del lago de Texcoco, Teotihuacán se convirtió en la principal competencia de Cuicuilco durante el Preclásico Tardío
Por motivos que aún no han sido del todo dilucidados, Teotihuacán se colapsó hacia mediados del siglo VIII, dando lugar al Período Epiclásico mesoamericano
Los vestigios de la ciudad dieron origen a numerosas explicaciones sobre su presencia entre los pueblos nahuas del Posclásico, y estas explicaciones son conocidas por la labor recopilatoria de los misioneros españoles, en concreto Bernardino de Sahagún.
Detalle de un entierro colectivo de sacrificados como parte de los ritos de consagración de la pirámide de la Serpiente Emplumada (fase Miccaotli, 200 d.C). En este caso, todos los cuerpos sepultados tenían las manos atadas tras la espalda. El collar está hecho de piezas que simulan mandíbulas humanas, pero otros sujetos enterrados con este portaban collares de mandíbulas auténticas.

lunes, 27 de marzo de 2017

- Teotihuacan (2)

La ciudad de Teotihuacán creció en torno a un plan urbano estructurado en torno a dos ejes axiales. La calzada de los Muertos es el eje norte-sur, mientras que hay otra avenida que inicia en La Ciudadela y es considerada el eje este-oeste. 
El río San Juan fue desviado de su curso natural para que atravesara perpendicularmente la calzada de los Muertos. Los ejes principales de Teotihuacán se cruzaban perpendicularmente, y en torno a ellos se trazó una retícula que sirvió de base para la construcción de los edificios.
La planificación urbana de Teotihuacán debió adquirir la forma definitiva alrededor del siglo III de la era cristiana, cuando ya se habían construido la cuarta etapa de la pirámide de la Luna, La Ciudadela y la pirámide del Sol. Los ejes de la calzada de los Muertos y la avenida Este-Oeste habían sido definidos durante la fase Tzacualli, que va abarca aproximadamente de 1 a 150 d.C.
La calzada de los Muertos es una amplia vía que atravesaba la ciudad. Comienza en la plaza frente a la pirámide de la Luna y se prolonga dos kilómetros hacia el sur, cerca de Teopancaxco. La avenida está orientada 15° 30' hacia el este con respecto al norte astronómico. Esta desviación es la misma que, con algunas variaciones, se observa en todas las construcciones teotihuacanas. 
En torno a esa gran avenida se encuentran los más importantes conjuntos monumentales de la ciudad, dedicados principalmente a las actividades religiosas. Entre otros, se encuentran sobre la calzada de los Muertos la pirámide del Sol, el templo de los Animales Mitológicos y el templo de Quetzalcóatl
El corazón de Teotihuacán estaba constituido por estas y otras edificaciones dedicadas al culto. Asociados a ellos se encuentran en las inmediaciones los complejos residenciales destinados a la élite. Entre estos se encuentra el palacio de Quetzalpapálotl y los conjuntos habitacionales de Yayahuala, Tetitla, Xala y Zacuala.
En torno a la zona central se organizaban los barrios donde vivían los estratos bajos de la sociedad, los trabajadores agrícolas y artesanos, comerciantes y extranjeros. De acuerdo con las investigaciones arqueológicas, la ciudad llegó a tener alrededor de dos mil conjuntos habitacionales en su momento de mayor apogeo, que ocurrió entre los siglos II y V. Estas edificaciones fueron constantemente ampliadas y remodeladas para satisfacer las necesidades de la creciente población. 
La superficie urbana creció rápidamente durante la fase Tzacualli, cuando llegó a alcanzar aproximadamente 20 km cuadrados de superficie y una población de 30 mil habitantes. 
Teotihuacán contaba con un sistema de servicios urbanos muy adelantado. Destaca el sistema de manejo del agua, tanto de aquélla destinada al consumo cotidiano como de las aguas residuales. La ciudad contó con una gran red de alcantarillas que contribuyó a sanear el ambiente de la urbe y sus decenas de miles de habitantes.
La integración arquitectónica del plan urbano de Teotihuacán está relacionada con la cosmovisión de la sociedad que lo creó y con el entorno. Es evidente la relación que existe entre las construcciones más importantes y las formas de la sierra de Patlachique que rodean el valle de Teotihuacán Las construcciones de Teotihuacán están organizadas de tal manera que ofrecen puntos de observación astronómica, que convierten a la ciudad en un gran observatorio relacionado con el culto de las fechas notables en el calendario teotihuacano.
La gran vía es de 40 metros y su eje está desviado ligeramente hacia el noreste, 15º 30’ respecto al norte geográfico. A lo largo de la calle se encuentran los edificios más importantes destinados a templos, palacios y casas de personajes de altura. Allí están, además de las dos grandes pirámides, la Casa del Sacerdote, el palacio de Quetzalpapalotl (Quetzalmariposa), el palacio de los Jaguares, la estructura de las caracolas emplumadas, el templo de Quetzalcóatl, la ciudadela y muchas edificaciones más que en su día fueron de gran belleza. En uno de los aposentos se descubrieron pisos construidos con dos capas de láminas de mica de 6 cm de espesor, que fueron cubiertas más tarde con tezontle. 
La pirámide del Sol es el mayor edificio de Teotihuacán y el segundo en toda Mesoamérica, sólo detrás de la Gran Pirámide de Cholula. Por sus considerables dimensiones se puede observar a varios kilómetros de distancia. Tiene una altura de 63 metros, con una planta casi cuadrada de aproximadamente 225 ms por lado, y suele compararse con la Pirámide de Keops (Egipto).
El edificio consta de cinco cuerpos troncocónicos superpuestos y una estructura adosada de tres cuerpos que no alcanzan la altura de la primera plataforma. La pirámide del sol se ubica en la banda oriental de la calzada de los Muertos, prácticamente alineada en forma perpendicular con esta vía.

En los inicios de Teotihuacán, el sitio donde se encuentra la pirámide del Sol correspondía a una especie de muro con base de talud y desplante vertical sin asociación a otras estructuras. El uso que tuvo esta estructura se desconoce, aunque Sugiyama plantea que pudo servir para delimitar un espacio sagrado. La pirámide del Sol tuvo dos etapas constructivas, durante la primera prácticamente alcanzó las dimensiones que tiene actualmente. 
El uso de la pirámide del Sol y el significado que tuvo para los habitantes de Teotihuacán permanece como una incógnita. En 1971 Jorge Ruffier Acosta encontró un túnel bajo la pirámide, cuyo acceso se encuentra frente a la plataforma adosada. Los primeros investigadores del túnel ―al que se llama también “cueva sagrada”― supusieron que se trataba de una caverna natural que fue empleada con propósitos rituales, lo que explicaría la construcción del monumento sobre ella. Sugiyama y su equipo han demostrado que la cueva fue cavada completamente por humanos. La estructura del túnel recuerda a las tumbas subterráneas de Occidente pues el acceso se lleva a cabo a través de un tiro de 6.5 metros. La cavidad se prolonga hacia el este por aproximadamente 97 metros, al final del túnel―que prácticamente coincide con el centro del edificio― se encuentra una cámara de cuatro lóbulos que, de acuerdo con la hipótesis de Sugiyama, pudo contener una tumba real.
La pirámide de la Luna es uno de los edificios más antiguos de Teotihuacán. Durante el siglo XIX también se conoció como Meztli Iztácual, nombre que Manuel Orozco y Berra recoge en su obra, donde sostiene la hipótesis decimonónica de que Teotihuacán fue una ciudad tolteca. Su forma final la adquirió después de siete etapas constructivas. Tiene una planta aproximadamente cuadrada de 45 metros por lado. Es de tamaño menor que la Pirámide del Sol, pero se encuentra a la misma altura por estar edificada sobre un terreno más elevado. Su altura es de 45 m. Junto a esta pirámide se encontró una estatua llamada Diosa de la Agricultura que los arqueólogos sitúan en época tolteca primitiva. Esta pirámide se encuentra situada muy cerca de la del Sol, cerrando por el norte el recinto de la ciudad. Desde su explanada se inicia el recorrido del eje principal conocido como Vía o Calzada de los Muertos.
La Ciudadela es un conjunto arquitectónico localizado en la banda poniente de la calzada de los muertos, al sur del curso del río San Juan. El conjunto forma una gran plaza cuadrangular de aproximadamente 400 metros por lado y fue construido durante la fase Miccaotli, entre los años 150 y 250 d. C.
El conjunto de La Ciudadela comprende también la pirámide de la Serpiente Emplumada, a la que rodean trece templos secundarios construidos sobre una plataforma. Detrás del templo de las Serpientes Emplumadas se encuentran dos conjuntos habitacionales que pudieron estar reservados para la élite teotihuacana. En el centro de la plaza se encuentra un adoratorio con cuatro escalinatas que daban acceso a la plataforma. La Ciudadela se convirtió en el centro político, cultural y económico de la ciudad de Teotihuacán, sitio que había correspondido al conjunto de la pirámide del Sol hasta entonces. Las causas de ese desplazamiento del centro de la ciudad son desconocidas, pero podría haberse debido a factores políticos.
La pirámide de la Serpiente Emplumada se halla a una cierta distancia de las dos grandes pirámides, en la Calzada de los muertos. Fue un descubrimiento arqueológico de 1920. Estaba soterrado por una pirámide de paredes lisas, sin ningún tipo de ornamentación.
En un principio se pensó que las esculturas que acompañan a las cabezas de serpiente emplumada, se trataban de representaciones de Tlalóc, sin embargo se tratan de Cipactli, que quiere decir cocodrilo, este personaje fue muy importante ya que con él se representaba el primer día con el que se iniciaba el calendario lunar de 260 días. Es por eso que el templo de quetzalcoatl, pudo haber sido un templo edificado al tiempo.
En noviembre de 2010, investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia enviaron un carro robot, llamado Tlaloque I y diseñado por el Instituto Politécnico Nacional, para explorar un túnel estrecho, a 8 metros de profundidad y de aproximadamente 100 metros lineales de fondo, ubicado justo debajo del templo. 
Al hacer uso de un georradar, se llegó a la conclusión de que dicho túnel lleva a 3 cámaras donde los investigadores suponen se hallan los restos de algunos personajes importantes de Teotihuacán. De acuerdo con la arqueóloga Verónica Ortega: «Lo primero que hubo para hacer adoración en Teotihuacán fue este túnel y posteriormente pusieron un lugar ya sagrado, ahí se construyó la Pirámide del Sol [...] El recubrimiento es totalmente de lodo, [los teotihuacanos] tratan de dar una apariencia lisa a estos muros, probablemente para que las personas que se introdujeran aquí no se dieran cuenta que seguía el túnel». 


El palacio de Quetzalpapálotl: (‘Mariposa-quetzal, mariposa de plumas, mariposa preciosa’) es una edificación que fue vivienda de la élite teotihuacana. Se ha propuesto que fue la residencia de los principales sacerdotes de Teotihuacán. 

Imagen relacionada
El palacio de Quetzalpapálotl se localiza en el ángulo suroeste de la plaza de la Luna, detrás de la estructura 5 de este conjunto. Para acceder a su interior hay que subir una escalinata custodiada por unos jaguares. Desde la plataforma sobre la que se encuentra el edificio es posible descender al patio central del palacio. Este espacio está rodeado por pórticos que enmarcan los accesos a las cámaras interiores del palacio. Las columnas de piedra están talladas profusamente con representaciones de mariposas y plumas de quetzal, de ahí el nombre del palacio. En el tiempo que estuvo en funciones esta edificación, los relieves en las columnas fueron policromados. 
Los muros interiores estuvieron decorados con motivos relacionados con el culto a la divinidad del agua. Una de las subestructuras de este edificio es el patio de los Jaguares. Los muros de esta sección están decorados con escenas que representan a jaguares que portan penachos de plumas de quetzal y, frente a ellos, representaciones de caracoles marinos y corazones humanos.
Teotihuacán es una de las ciudades prehispánicas que más pintura mural conservan, importantes ejemplos se pueden encontrar en Tepantitla, Tetitla, Atetelco, la Ventilla o en el Museo de murales prehispánicos Beatriz de la Fuente, nombre de la fundadora del proyecto La pintura mural prehispánica en México de la UNAM, que desde 1990 registra en fotografías los murales de este sitio. 
En los estudios sobre la pintura mural prehispánica dirigidos por De la Fuente se explica que la interdependencia entre pintura artesanal, por la disposición que estos tiene en los espacios arquitectónicos y las escenas las describe básicamente como mitológicas. La pintura teotihuacana se localiza en el exterior de los edificios en los taludes y los tableros de los basamentos piramidales y en el interior, en los pórticos y en los cuartos y corredores. Según Sonia Lombardo, investigadora de dicho proyecto, las primeras obras pictóricas datan de la fase Micaotli (150-200 d. C.).

viernes, 24 de marzo de 2017

- La Marquesa, Parque Forestal

El Parque Nacional Insurgentes Miguel Hidalgo y Costilla, conocido popularmente como La Marquesa se encuentra en la delegación Cuajimalpa de Morelos en el Distrito Federal y los municipios de Ocoyoacac, Huixquilucan y Lerma en el Estado de México, con una extensión de 1,760 hectáreas, 1602 de ellas en el Estado de México. Y una altura entre 2800 y 3000 ms.
 Administrado bajo Probosque y el SINAP (Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas). Este parque sirve como refugió y lugar de esparcimiento de fin de semana de los habitantes de las ciudades de Toluca y la de México. Cuenta con varios rincones muy apropiados para acampar, realizar caminatas, días de campo, montañismo. 
En el área comercial del parque encontrarás; renta de caballos, cuatrimotos, gotcha, pesca, go cart, etc. 
Hay un sinfín de actividades que se pueden realizar si visitas La Marquesa.
Ideal para realizar diversas actividades como caminatas, andar en bicicleta, renta de caballos, cuatrimotos y pesca de trucha. 


Cuenta con varios atractivos culturales tales como: la Estación Piscícola "El Zarco", cuyo edificio data de la época colonial y formó parte de la hacienda de las Cruces o La Marquesa construida en 1532 por la marquesa Doña María de Zúñiga, esposa de Hernán Cortés, título nobiliario que dio origen al nombre del parque. 
Aquí podrá organizar una comida de campo o bien comer en alguno de los restaurantes de comida típica: quesadillas, sopa de hongos, trucha, conejo y los famosos chorizos de Toluca, rojo y verde. Se localiza a 34 kms de la Ciudad de México.
-Clima: su clima es semifrío-subhumedo por lo que es común que se presenten nevadas los meses de diciembre, enero y febrero. Con lluvias en verano y temperaturas extremas de 25 °C a -2 C, durante todo el año y una media de 12 C.
-Fauna: La fauna del parque está constituida por especies de mamíferos como el conejo castellano (Sylvilagus cunicularis), la ardilla (Sciurus nelsoni), el oposum o tlacuache (Didelphis sp), el ratón ocotero (Peromyscus hylocetes) y el murciélago narigudo (Corynorhynus mexicanus).
-Flora: La vegetación del lugar está constituida por bosques de coníferas y pastizales de alta montaña, oyameles, cedros y encinos sobre otros.
HISTORIA 
Hacia el año 1450 los Tepanecas se refugian en la zona y en la cercana Cuajimalpa luego de su derrota frente a las fuerzas unidas de Texcoco y México-Tenochtitlan, pero en 1476 bajo el Huey Tlatoani mexica Axayácatl sobre la base de la Triple Alianza inicia la conquista de la zona, tomando los pueblos matlatzingas y los otomíes como Atlapulco, Xalatlaco, Tepexoyuca y Ocoyoacac, la zona queda como vasalla de Tlacopan (Tacuba).
Durante la conquista grupos otomíes se unen a los españoles y como aliados de los hispanos asedian y toman México-Tenochtitlan. Luego el cacique de Ocoyoacac alienta a Hernán Cortés para conquistar el Valle del Matlatzinga, en la cual intervienen como aliados y por lo cual es nombrado gobernador de la zona el cacique de Chimaltécatl de Ocoyoacac .
Pasada la conquista la zona es otorgada a Hernán Cortés como parte del Marquesado del Valle de Oaxaca hasta que desaparece el Marquesado con la independencia de México. Mientras en 1532 en los llanos de Salazar, Cortés otorga a Juana de Zúñiga la dispensa para fundar una hacienda a la que se nombra de dos maneras en los textos antiguos, La Marquesa o Las Cruces, por la importancia del camino entre la ciudad de México y Toluca se manda abrir el camino real hacia 1573.
Este mismo camino fue reparado entre 1793 y 1795 por el ingeniero militar Manuel Agustín Mascaró, el escultor Manuel Tolsá y Sarrión diseña para estas obras el obelisco del monte de Las Cruces que serviría para marcar el límite entre la las demarcaciones de Coyoacán y Lerma.
El 30 de octubre de 1810 en los llanos La Marquesa y frente a una fábrica de aguardiente se llevó a cabo la Batalla del Monte de las Cruces entre las huestes insurgentes del sacerdote Miguel Hidalgo y las fuerzas novohispanas del general Torcuato Trujillo de las cuales salen victoriosos los insurgentes y avanza el grueso hasta el pueblo de San Pedro Cuajimalpa donde duran casi un mes para luego retirarse sin tomar la Ciudad de México.
Problemática ecológica
Al ser una zona ubicada entre Ciudad de México y Toluca, dos de las urbes con mayor crecimiento en el país, recientemente las intenciones de urbanización por parte de lugareños e inversionistas foráneos han amenazado la preservación de este Parque Nacional de la Marquesa. Dichos inversionistas han presionado para logar ubicar zonas residenciales en las inmediaciones del Parque, buscando así ofrecer espacios habitacionales en una zona que se caracteriza por tener baja contaminación atmosférica, numerosas fuentes de agua, así como buenas vías de comunicación con centros de trabajo importantes, tales como el Paseo Tollocan y Santa Fe