lunes, 8 de junio de 2015

Terror, violencia y elecciones

Aqui tienen dos escritos de los Obispos de Mèxico a raiz de la violencia, el terror y frente a las elecciones;(estan en el boletín " Mensajero" n° 179 (Provincia Eclesiástica de Tlanepantla)

Terror que paraliza
El viernes 1 de mayo se dieron a conocer diversas informaciones de disturbios realizados por la delincuencia organizada en los estados de Jalisco, Colima y Guanajuato. Fueron momentos de terror para los habitantes de Guadalajara, Puerto Vallarta y varios municipios de la entidad jalisciense y estados aledaños: se incendiaron edificios bancarios, estaciones de gasolina, hoteles, camiones de transporte y otros automóviles. Un hecho significativo fue el derribamiento de un helicóptero de la Fuerza Aérea Mexicana, aeronave de combate, que no es de ninguna manera algo sencillo de realizar, ya que como lo indicó el Comisionado Nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido, fue derribado por un cohete RPG que es impulsado por granadas, y “esto habla de un entrenamiento o suerte de los delincuentes a la hora de disparar”. El saldo es de 15 personas muertas: seis militares, ocho miembros de la delincuencia y uno de la Fiscalía de Jalisco. 
Estas acciones hacen recordar cómo la violencia crece, ya no solo es el estado de Tamaulipas, Michoacán, Guerrero, sino que por desgracia se va expandiendo cada vez más. Esto muestra cómo hay quienes apuestan por el terror. La raíz de la palabra “terror”, proviene del verbo terreo, que significa “hacer temblar”. El terror provoca miedo, paraliza a las personas y provoca que se resguarden, ocasionando el sometimiento. Hay ejemplos a lo largo de la historia donde el terror es el instrumento parta someter voluntades y poder gobernar con autoritarismo; ya que se busca asustar lo suficiente a la población, para que acepte cualquier cosa pensando en proteger su seguridad. 
Estos acontecimientos debilitan las libertades y derechos con los que debe contar todo ser humano y todas las que como ciudadanos están garantizados en nuestra Constitución, como es: el derecho a la vida, a la integración personal , al libre tránsito, etc., también se debilita la democracia, sobre todo cuando estamos a poco de los comicios electorales. Por desgracia, se generan noticias negativas a nivel internacional que traen repercusiones en nuestro país, y en nuestro entorno, vienen las preguntas: ¿Quiénes están coludidos con el crimen organizado? ¿Está resultando positiva la estrategia contra el crimen organizado?
 La respuesta a estas acciones de violencia, no tiene que ser ajena a nuestra participación, ya que aunque son hechos que se dieron en otras entidades, estos problemas nos aquejan a todos. Las acciones que emprendan las autoridades federales y estatales deben dar mejores resultados, sin embargo; nosotros debemos poner nuestro granito de arena en la construcción de un México en Paz, como lo ha convocado el Episcopado Mexicano. Empecemos desde nuestras familias, desde nuestro entorno: no cometer actos de corrupción, no comprar cosas de dudosa procedencia o piratería, trabajar más intensamente en la prevención y el tratamiento de la drogadicción. Hay que fortalecer la pastoral familiar y la pastoral juvenil en nuestras comunidades, como una respuesta muy concreta a estos lamentables acontecimientos. 
El terror paraliza, pero la fe mueve montañas. 


Avanzar en el camino de la democracia, es oportunidad de construir un mundo mejor
El 7 de junio se llevan a cabo las elecciones en nuestro país; en el caso del estado de México se elegirán diputados federales, diputados locales y presidentes municipales.
 Como ciudadanos tenemos la oportunidad de participar, y como miembros de la Iglesia, que es la comunidad de fieles, estamos llamados a manifestar la fe en los ámbitos social y político dentro del marco legal. Nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, en Evangelii Gaudium nos dice: “Nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social y nacional, sin preocuparnos por la salud de las instituciones de la sociedad civil, sin opinar sobre los acontecimientos que afectan a los ciudadanos… Una auténtica fe —que nunca es cómoda e individualista— siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra”. (EG 183)
 Cada uno desde su propia condición, pastores y fieles laicos; debemos contribuir a que la ciudadanía esté más informada y sea más participativa, apoyando la realización de un proceso electoral confiable. El camino de la democratización en nuestro país, ha sido difícil y lento, por desgracia en varios ciudadanos se percibe la apatía y el rechazo a participar activamente. Ante esto, hago eco del Mensaje de los obispos de México en ocasión del proceso electoral 2015: “…los mexicanos podemos construir el país que queremos, donde haya paz y progreso para todos. El futuro lo escribimos cada uno de nosotros ¡Seamos protagonistas!... ¡Votemos! Participemos, unámonos y organicémonos para exigir como ciudadanos el cumplimiento de las promesas de campaña de quienes resulten ganadores. Abstenernos no conduce a nada”. 
En el mensaje de los Obispos de la Provincia de Tlalnepantla, expusimos: “La sociedad es un todo complejo, estructurado a partir de relaciones necesarias… de modo que votar o no votar no es solo un acto individual, sino que tiene repercusiones en toda la estructura social. Por eso alentamos la participación de cada uno en este ejercicio”. Avanzar en el camino de la democracia, es oportunidad de construir un mundo mejor, de poder edificar el Reino de Dios en una sociedad más justa y solidaria, sobre todo, con los más pobres y necesitados. 
Las autoridades electorales, los partidos políticos y todos los actores sociales; deben contribuir a unas elecciones limpias, propositivas y austeras, donde se superen los obstáculos de la democracia, como la propaganda maliciosa o de descalificaciones y la falta de transparencia. Se deben poner los elementos para que el crimen organizado, la corrupción, las injusticias y la ilegalidad, no desgasten nuestra vida democrática. 
Encomiendo a Dios el caminar de nuestra sociedad y pido a la Virgen de Guadalupe, su intercesión para que sea realidad el México que deseamos, el país donde todos tengamos la oportunidad contribuir al bien común y a la paz social. En Cristo Misionero les reitero mi amistad, oración y bendición.