jueves, 8 de agosto de 2019

- Reparando iglesias afectadas por el sismo

Avanza la reconstrucción de iglesias dañadas por el sismo del 2017
En nuestra Zona Pastoral la iglesia que resultó más dañada por el sismo fue el templo parroquial de San Antonio de Padua de Huixquilucan, construida en 1775. Con el apoyo de la población, la ayuda del Municipio y del Arzobispado, se ha procedido a completar las reparaciones del interior con una nueva iluminación, interior y exterior, en cuya inauguración estuvieron presentes el Arzobispo de la Diócesis, el Obispo Auxiliar, los sacerdotes del Decanato y el Presidente Municipal de Huixquilucan.
Toluca. La Secretaria de Cultura recordó que en total fueron 271 iglesias dañadas por el sismo y reiteró que se llevan 32 o 33 ya recuperadas, mientras que las de daño menor esperan tenerlas terminadas todas antes del mes de octubre próximo, en tanto que las de daño medio y las de daño mayor en alrededor de año y medio.
Tan sólo para la primera etapa de reconstrucción de iglesias y edificios históricos dañados por el sismo del 19 de septiembre 2017 se requieren 800 millones de pesos, pero a la fecha se ha concluido la restauración de 32 de ellas que sufrieron daños menores, aseguró Marcela González Salas, secretaria de Cultura y Deporte.
También indicó que entre las ya recuperadas está una considerada de gran importancia, la iglesia del Sacromonte, que se ubica en Amecameca y es considerada por la feligresía como santuario, aunque la capilla que se ubica más arriba en el monte, la cual “sufrió daños muy severos y tardarán al menos cinco años en recuperarla, pero las menos afectadas y las de daños medios ya van”..
Indicó que muchas de las edificaciones más afectadas estaban protegidas con un seguro contratado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y eso ha contribuido a avanzar en la reconstrucción o reparación, pero la cuantificación de los daños podría llegar a ser mayor, pues se está trabajando con las mismas técnicas y materiales utilizados en la construcción original.
“Puede llegar a ser más la cuantificación, pues uno calcula sobre reconstrucción y aquí no es reconstrucción, es restauración, utilizando los métodos como fue construida, entonces eso hace que sea mucho más de lo que tú tenías calculado; sin embargo, reiteró, tenemos la ventaja del seguro que ya está operando en casi todos los inmuebles del Estado de Mexico, lo que se está haciendo es terminar los proyectos para que sean dictaminados por el INAH y seguir adelante”, abundó Marcela González Salas.
El templo parroquial de San Antonio de Padua en Huixquilucan, Estado de México, cuyo valor radica en su portada. Fue construida en el año de 1775 y el material que se utilizó fue traído del río por la población. Cinco años después albergó a un grupo de jesuitas interesados en aprender otomí, mismos que más tarde trasladaron su escuela de lenguas al estado de Morelos.
Según el Códice Techialoyan, el primer virrey de la Nueva España, Antonio de Mendoza, y Hernán Cortés nombraron a San Antonio de Padua como el patrón de Huixquilucan. El documento se refiere al sitio como San Antonio Huitzquilucan Atlyxamacayan Tecpan, así, con este nombre, al lugar de cardos comestibles se agrega otra característica: lugar donde se encajonan las aguas. El principal centro religioso huixquiluquense, fue también escenario histórico en la Guerra de Reforma. y en su atrio fue sepultado el general Santos Degollados en 1861.
En el templo de San Antonio de Padua, de Huixquilucan, se instalaron más de 6 mil 800 metros lineales de cable, 750 metros de tubería conduit y sensores de presencia para ahorro de energía, empleando materiales de primera calidad, pues la parroquia está catalogada como patrimonio cultural.
Durante el encendido de la nueva iluminación de la Parroquia de San Antonio de Padua, trabajos en los que el Gobierno municipal que encabeza el alcalde Enrique Vargas del Villar, se aportó 670 mil pesos, el Padre Isaías García aseguró que " cuando se unen esfuerzos, se pueden lograr cosas grandes".
Al respecto el Presidente Municipal Enrique Vargas del Villar, señaló que se revisará cada una de las iglesias, “vamos a seguir trabajando fuerte para tener iglesias de primer nivel”. Agregó que en ésta se comenzaron los trabajos debido a que existían cableados en mal estado, conexiones sin aislamiento y centros de carga inadecuados. 
El Padre Isaías García García, párroco de San Antonio de Padua, reiteró que existe una constate conexión y comunicación con las autoridades civiles, y explicó que previo a esos trabajos el templo tenía escasa iluminación por lo que se unieron esfuerzos entre comunidad, iglesia y el municipio para realizar este proyecto.
 Ante el cuarto arzobispo de Tlalnepantla, José Antonio Fernández Hurtado; Efraín Mendoza, Obispo auxiliar de Tlalnepantla; la sexta regidora, María Eugenia Torres Pérez Tejada, encargada de asuntos religiosos; Gustavo Rodríguez Santos, director general de la Agencia Municipal de Energía y distintos clérigos, señaló que el Presidente Municipal contribuyó a que la energía estuviera disponible y la comunidad participó en la pintura de todo el templo. “Este proyecto es una realidad, y va a servir para que los feligreses se sientan en un ambiente confortable y de paz”.
Cuando se unen fuerzas se pueden lograr cosas grandes, aseguró el párroco de San Antonio de Padua, Isaías García García, durante el encendido de nuevas luces del este templo, en el que el gobierno municipal, encabezado por Enrique Vargas del Villar, aportó más de 670 mil pesos. Al respecto, el edil de Huixquilucan señaló que revisará cada una de las iglesias. Vamos a seguir trabajando fuerte para tener iglesias de primer nivel.
Huixquilucan de Degollado es una ciudad del Estado de México, perteneciente a la Zona Metropolitana de la Ciudad de México y es cabecera del municipio de Huixquilucan
Antes, el territorio estaba dominado sucesivamente por otomíes, tepanecas, mexicas y acolhuas. En 2005, el 2,5% de la población de Huixquilucan habla una lengua indígena.
El patrimonio cultural arquitectónico está constituido por algunos templos, destacándose el templo parroquial de San Antonio de Padua, cuyo valor radica en su portada y debido a que en su atrio fue sepultado el general Santos Degollados en 1861.
Fue construida en el año de 1775 y el material que se utilizó fue traído del río por la población. Cinco años después albergó a un grupo de jesuitas interesados en aprender otomí, mismos que más tarde trasladaron su escuela de lenguas al estado de Morelos.
Según el Códice Techialoyan, el primer virrey de la Nueva España, Antonio de Mendoza, y Hernán Cortés nombraron a San Antonio de Padua como el patrón de Huixquilucan. El documento se refiere al sitio como San Antonio Huitzquilucan Atlyxamacayan Tecpan, así, con este nombre, al lugar de cardos comestibles se agrega otra característica: lugar donde se encajonan las aguas. 
El principal centro religioso huixquiluquense, fue también escenario histórico en la Guerra de Reforma. Otros edificios son la estación de ferrocarril y la casa de Los Venados construidos a principios de este siglo.
La sierra de Las Cruces forma parte del eje Neovolcánico o sierra Volcánica Transversal. Los bosques, las montañas, valles y lomas son componentes topográficos del municipio. Por su altura se destaca el cerro de San Francisco con 3,009 m y el de Santa Cruz con 3251 metros.
Durante la época prehispánica, el territorio conocido como la región de la Cuautlalpan o sierra de Las Cruces fue habitada por los otomíes. Inicialmente vivieron en las crestas de los cerros, aprovechando la abundante vegetación, se alimentaron de la caza de conejos, liebres, armadillos, ciervos y mapaches, saciaron su sed con el agua que brotaba por doquier y hallaron entre las rocas moradas para sus noches y templos para sus deidades rudimentarias: Makata y Makame; el primero representaba a las montañas, a la lluvia y al poder fecundante. La segunda al poder fecundado, al principio pasivo, a los flores. También adoraban a Otontecutli a la parte más alta de los cerros, en las cuevas y en los enormes monolitos o piedras sagradas.
Los otomíes, una de las razas más persistentes, misteriosas y antiguas del suelo mexicano fue conquistada primero por las civilizaciones olmecas y luego por los nahuatlacos. Los de esta región fueron sometidos por Tlacopan, cuyo dominio abarcaba desde la orilla del lago hasta la cima de las sierras de Las Cruces. Los tecpanecas a su vez fueron derrotados por los mexicas y los acolhuaques y su principal asentamiento paso a ser Tlacopan, reconocida como uno de los miembros de la Triple Alianza.
Naturalmente que los vecinos inmediatos a los mexicas sean los primeros que estaban destinados a sufrir las consecuencias de instituciones religiosas. Según el Códice Mendocino, en tiempo de Ixcoatl, al invadir Azcapotzalco es conquistado todo el territorio aledaño a Coaximalpan, Ocoyoacac y Uzquillocan.
Los mexicas no destruían las organizaciones políticas y sociales de los pueblos conquistados, sino que dejaban en el poder a los caciques locales siempre y cuando aceptaran pagar los tributos y plegarse a su dominio. En ocasiones imponían sus conceptos religiosos e introducían sus ritos y su lengua, por esta razón los pueblos ostentan nombres en náhuatl como Tecpan, Atliyacac, Xaxalpan, Yetepec, Mexicapan, Texcelucan, Ayotusco y Tecamachalco.
Cuenta la tradición que en esta época Huizquilloca, lugar de bosques rumorantes bañado de arroyuelos y abundante vegetación, gustó al último emperador Moctezuma Xocoyotzin quien mandó construir un palacio en el barrio de Tecpan.
En este tiempo los indígenas solían danzar en honor a sus dioses, especialmente a la Makame, formando grupos que recorrían montañas, valles y pueblos a los que más tarde se les llamó huehuenches.
En el siglo XVI se produce la conquista, y con ello se inicia la etapa denominada Colonial. El primero abarca de 1519 hasta más o menos mediados del siglo y se caracteriza por el triunfo de los intereses particulares de los conquistadores sobre el mundo indígena. Al aliarse los tlaxcaltecas con los españoles enfrentaron a los mexicas con apoyo de otros grupos indígenas ya que Cortés había enviado a varios de sus capitanes a establecer alianzas o dominar militarmente algunos sitios. Muchos pueblos concertaron alianzas inmediatas y en prueba de su apoyo enviaron hombres para luchar contra los mexicas, entre ellos los otomíes de la región de la Cuatlalpan o sierra de Las Cruces.
La historia de Huixquilucan, está ligada a Hernán Cortés e Isabel Moctezuma. Cortés ejerció su influencia, aunque de modo indirecto, sobre la catequización de los indígenas y en otorgar en Encomienda Tacuba, a la que pertenecía Huixquilucan.
El Códice Techialoyan de Huixquilucan establece también una relación entre Cortés y el Primer Virrey Antonio de Mendoza, en virtud de sucesos como la llegada de la fe y la confirmación de títulos sobre la tierra, la demarcación de distritos y la asignación de santos patronos como reflejo directo de la congregación; señala además que en 1532 Totoquiahuatzin, gobernador de Tlacopan, acompañado de Chimalpopocatzin, nobles de Huixquilucan, visitó a los tributarios para trasmitirles la fe y repartirles tierras de contribución a las que les asignaron nombres de santos.
Por otra parte en 1580, la orden religiosa de los padres jesuitas creó un colegio de lenguas indígenas que inicialmente se pretendió fundar en Jesús del Monte, donde la orden tenía edificada una casa de descanso, pero el padre Hernán Gómez influyó para que el proyecto se realizara en el pueblo de San Antonio Huixquilucan, aprovechando que la parroquia había quedado vacante por la muerte del cura. Se instaló el colegio de lenguas y en tres meses de establecida la corporación en esta localidad, los padres salían a predicar en otomí, mazahua y matlazinca. Lamentablemente, la orden decidió trasladarse al pueblo de Tepotzotlán.