jueves, 24 de enero de 2019

- Los alebrijes de Arrazola, Oaxaca

Los alebrijes de Oaxaca son extrañas figuras curiosas, que nacen de la imaginación de los artesanos de Arrazola, y su forma corporal. Han sido tallados en madera de copal. Estas tallas de madera oaxaqueñas se tallan primero y luego se van cubriendo con una capa de base antes de ser decorada con otros colores. 
Algunos Alebrijes están decorados con pequeños puntos para los que los artesanos utilizan agujas hipodérmicas para aplicar la pintura. 
Aunque Arrazola es famoso por crear alebrijes que están a la venta en todas partes en el centro de Oaxaca y algunos también están disponibles para comprar en los pueblos de la costa, por lo que un viaje a la aldea no es esencial si usted quiere comprar algo de este extraño arte sin tener medio de un día de su viaje para visitar el pueblo. Muchas de las personas que venden en el centro son los revendedores sin embargo por lo que podría ser capaz de obtener un mejor precio en sí mismo Arrazola, también, si usted toma un viaje a la aldea usted será capaz de ver a los artesanos en el trabajo de hacer los alebrijes.
En la región de Oaxaca son populares los alebrijes tallados en madera de copal. La elaboración de estas artesanías es tradicional en San Martín Tilcajete y San Antonio Arrazola, donde numerosas familias trabajan en la talla de figuras que luego colorean con pintura vinílica y comercializan en las plazas, mercados y talleres de la región.
Oaxaca ya producía pequeñas esculturas de animales a nivel local. En esta región el labrado de la madera se conocía y estaba presente desde la época antigua: el arte zapoteca del período prehispánico y la cultura mesoamericana usaban este material para producir máscaras, tótems, instrumentos musicales y pequeños objetos. Muchos de esos productos se utilizaban para apoyar a las poblaciones; por ejemplo, se los usaba para atraer a los animales y así poder capturarlos, y también para espantarlos y de ese modo poder defenderse. Después, en el período colonial, a causa de la necesidad de los misioneros cristianos de utilizar todas las formas útiles de entablar conversación con los indígenas, el tallado tomó otras vías: se empezaron a construir grandes estatuas de ángeles y santos e importantes cruces y altares para adornar y embellecer las nuevas iglesias católicas, para procesiones y para representaciones religiosas.
El alebrije de Oaxaca es una combinación de la tradición de talla de madera de la región y la técnica creada por Linares. Esta artesanía se introdujo en la zona de Oaxaca en la década de 1980 gracias a la realización de un taller de demostración. Dicho taller fue organizado por Judith Bronowski y contó con la participación de Manuel Jiménez Ramírez y la artesana textil María Sabina, ambos originarios de Oaxaca. La adaptación del alebrije fue perfeccionada por Manuel Jiménez Ramírez, oriundo de San Antonio Arrazola. 
Los diseños de Linares se adaptaron a la técnica de tallado de madera de copal, pues esta técnica era la dominada por los artesanos de la región oaxaqueña.
Después de la adaptación de Jiménez el alebrije se adoptó como artesanía tanto en San Antonio Arrazola como en San Martín Tilcajete y La Unión Tejalapan. 
La producción de alebrijes favoreció con desarrollo económico a la región pero también generó problemas como la deforestación de los árboles de copal. El problema de la deforestación se ha tratado de compensar mediante planes de reforestación. Entre los artistas destacables de la región de Oaxaca se encuentran Zeny Fuentes, Efrain Fuentes, Manuel Jiménez, Julia Fuentes, Jacobo Angeles y Miguel Sandiego.
Es importante mencionar que el alebrije es un artículo artesanal porque es único y no se puede repetir en un molde puesto que si así fuera dejaría de considerarse una artesanía como tal dentro del grupo denominado de los alebrijes. El artesano moldea su trabajo y lo que le va añadiendo paso a paso determina su valor.
Oaxaca ya producía pequeñas esculturas de animales a nivel local pero con el impulso dado por estas manifestaciones la fabricación aumentó de manera importante. En esta región el labrado de la madera se conocía y estaba presente desde la época antigua: el arte zapoteca del período prehispánico y la cultura mesoamericana usaban este material para producir máscaras, tótems, instrumentos musicales y pequeños objetos. Muchos de esos productos se utilizaban para apoyar a las poblaciones; por ejemplo, se los usaba para atraer a los animales y así poder capturarlos, y también para espantarlos y de ese modo poder defenderse. 
Después de la Guerra de Independencia (1810-1821) el labrado de la madera pasó a segundo plano y se realizó exclusivamente con fines prácticos, como la fabricación de objetos de uso común del tipo de platos, bandejas, muebles, instrumentos musicales y juegos; empezaron a escasear los escultores especializados, profesión solo difundida como trabajo de ayuda económica para campesinos y otras categorías. Por ese motivo la nueva forma de arte, ligada al tallado de la madera de un modo inédito y singular inspirado en el cartón piedra de Linares, hizo suyos los antiguos modelos y a partir de ellos creó otros originales nunca usados antes.
El labrado de la madera de copal (Bursera cuneata) siempre estuvo presente en estas zonas geográficas. Originaria de América del Sur esta planta, utilizada también como incienso por las sustancias aromáticas que contiene, es parte de la tradición autóctona. Como se trata de un material muy tierno, recién cortado y todavía verde es muy fácil de esculpir, y de hecho se lo trabaja con machete y con simples cuchillos de cocina, siguiendo siempre la forma original, sugerida por la misma madera; además de ese material en la actualidad se utiliza madera de pino, ocote y cedro, aparte de máquinas para la elaboración. Para dejar la superficie lisa y uniforme se trabaja pasando por encima simple arena y así la pieza está lista para ser decorada. En el pasado se utilizaban colores con base de anilina pero con el tiempo los artistas se dieron cuenta de que no duraban demasiado e irremediablemente iban perdiendo su brillo hasta quedar desteñidos, por eso hoy han sido sustituidos por colores acrílicos. Además de la pintura, que se aplica con pinceles de varias medidas fabricados expresamente por los propios artesanos para satisfacer sus exigencias decorativas, los alebrijes están adornados con aguijones, pelos de animales y espinas de cactus, materiales usados también para fines pictóricos puesto que gracias a ellos es posible dejar trazos muy finos y regulares.
Es importante reiterar que el alebrije es un artículo único, y no se puede repetir en un molde; pues si así fuera, dejaría de ser considerado una artesanía dentro del grupo de los alebrijes. Como ya se dijo, el artesano moldea su trabajo y lo que le va añadiendo paso a paso determina su valor. Los alebrijes constituyen una de las tantas maravillas del arte mexicano y un orgullo, es el sello distintivo de Oaxaca. Tener en casa un alebrije o una colección de ellos, es considerado de buena suerte, y se dice que la felicidad acompañará a todo aquel que posea una de estas obras de arte. Además, poseer un alebrije es poseer lo mejor del arte mexicano, tan vasto, tan colorido, tan lleno de vida y de una belleza reconocida a nivel internacional.
Alebrijes en el cine. En la película animada “Coco” de Disney Pixar aparecen alebrijes en el mundo de los muertos al que Miguel accede, los cuales son criaturas que guían y protegen a cada difunto en dicho mundo. Incluso el perrito "Dante" quien va también junto a Miguel se convierte en un alebrije al ser su cuidador y salvador durante su travesía.
Arrazola, un paseo por la cuna de los alebrijes 
Hay un pueblo en Oaxaca en donde los alebrijes son más que una artesanía, son una forma de vida. Conoce más sobre este fantástico lugar, ubicado a solo 15 km de la capital oaxaqueña.
Alebrijes, la tradición de la imaginación: Estas hermosas figuras talladas en madera, principalmente en copal, representan imaginativas fusiones de distintos animales, dando por resultado una quimera única, decorada con estridentes colores que le dan un toque ideal. Estos animales parecen salidos de un sueño. De hecho, su creación tradicionalmente se atribuye a un sueño que tuvo Pedro Linares, artista mexicano, mientras lo estaban velando, así como lo lees, ¡pensaban que había muerto!

De esta forma, nacen de las hábiles manos, cientos de figuras diferentes, desde gallos con cuernos de toros, perros con cabeza de gato y alas, hasta ajolotes gigantescos con cola de dragón. Siempre con colores alegres, diseños de flores o geométricos, todo dependiendo del grupo de artistas que lo dio a luz. 
Fue en Arrazola, en donde se originó la tradición de crearlos en madera y se les dio una impronta zapoteca, lo que aumentó el valor cultural y artístico de las piezas.
Son tan importantes los alebrijes aquí, que tienen su propia feria: la Expo Venta Artesanal. Esta se realiza a principios de abril, como celebración de la “cuna y capital mundial de los alebrijes”, en donde todos los artesanos locales tienen la oportunidad de mostrar sus mejores trabajos.
Ubicado a unos 30 minutos de Oaxaca, el pueblo es de fácil acceso para llegar.
No te pierdas el museo dedicado a Manuel Jiménez, quien fuera el creador de las primeras piezas artesanales de este tipo en la ciudad, además del maestro de toda la nueva generación de artesanos que hoy continúa su legado.

Visita San Antonio Arrazola y sorpréndete con la habilidad de los oaxaqueños, y no dejes de comprar algún alebrije, hay para todos los bolsillos. 

*Festival de alebrijes en la Ciudad de México:
 En el Paseo de la Reforma pueden contemplarse, cuando es la Feria-Exposición, curiosos ejemplares, a gran tamaño de los típicos alebrijes: