lunes, 14 de marzo de 2016

- El Ambar de Chiapas

El AMBAR en Chiapas: Minas de Ambar

el ámbar es una resina fósil, no un mineral,La resina es una sustancia producida por ciertos árboles de confieras y leguminosas, la cual le sirve para sellar daños en su corteza o ramas contra ataque de parásitos. En Chiapas, hace 25 millones de años, durante el comienzo del mioceno, árboles de la leguminosa Hymenaea coubaril (conocido localmente con el nombre de guapinol), exudaron esta resina en forma de gotas, las cuales en su recorrido hasta el suelo atraparon animales y restos de plantas. El Ámbar ha sido utilizado por el ser humano a través de la historia en ofrendas ceremoniales, como protección o con fines medicinales y como joyería y objetos de artes, además de aportar información importante sobre la vida extinta, a través del estudio de sus inclusiones animales y vegetales.

Este tipo de resina proveniente de los árboles Hymenaea y los pinos Agathis australis, El ámbar es una piedra semipreciosa compuesta de resina vegetal fosilizada


En el mundo únicamente se han contabilizado alrededor de 20 depósitos importantes; el más grande está en el mar Báltico. Y no todos tienen la misma antigüedad; por ejemplo, el de Francia tiene una historia de 100 millones de años. 
En América, se han identificado yacimientos de ámbar en Colorado y Arkansas (USA), en República Dominicana, en Colombia y en México.

En México, el ámbar se localiza en Chiapas, en los municipios chiapanecos de El Bosque, Huitiupán, Totolapa, Pantelhó, Ocosingo y San Andrés Duraznal. El ámbar localizado en El Bosque, proviene de la era Terciaria, con una antigüedad aproximada de 25 a 30 millones de años.

Simojovel, un poblado de Chiapas, en México, es conocido por su riqueza de estas piedras semipreciosas de origen vegetal. La extracción de estas ‘joyas’ se da en el interior de un cerro. 
Cerro y entrada a la mina de donde se casa el ámbar

En Simojovel, las minas de ámbar son comunitarias. Se asegura que entre 600 y 700 personas, de 10 comunidades, se dedican a la minería de ámbar y que existen alrededor de 100 minas, cuyos túneles pueden medir de 2 a 200 metros de profundidad y entre 1 y 1.60 metros de alto. 
Los mineros deben trabajar durante horas excavando dentro del cerro hasta encontrar líneas cafés, que son la primera señal de que ahí se encuentra el ámbar. 
Las minas son túneles de tiro, abiertas en los cerros. El descubierto de yacimientos ambarinos empieza con la localización de capaz de carbón de piedra en las laderas de las montañas de Simojovel. Apartir de ello comienza la excavación del túnel, el desecho se arroja hacia fuera del túnel, la altura de los túneles se varía entre un metro y dos, según sea la veta. Muchas veces el minero trabaja en cuclillas, hincado o acostado, al no tener apuntalamientos los túneles ser peligrosos pues el terreno es suelto y movible. Los mineros trabajan sin ninguna protección y los derrumbes provocan graves tragedias.
El hallazgo de una pieza de ámbar puede tardar días de labor, con jornadas de más de 10 horas, en ocasiones se encuentran solo unos gramos, entre cascajos y conchas fósiles. El Ámbar rojo generalmente hace presencia al principio de las excavaciones, en la actualidad el precio del ámbar se establece según la calidad, color, tamaño y fisuras, entre otras características.
Deben ser cuidadosos, si llegan a golpear demasiado fuerte pueden romper la resina y si encuentran un insecto fosilizado dentro, el valor puede ascender muchísimo dependiendo de la rareza del bicho.
El periodista Javier Brandoli narra en la edición de hoy de El Mundo: “El trabajo en la mina en Simojovel es junto a los escondidos y protegidos por los narcos cultivos de amapola y marihuana la fuente de riqueza de la comarca. ‘Pedro y Manuel trabajan en la peor parte de la cadena, son los mineros de segunda. Picamos las rocas de los terrones que tiran de la mina’, cuentan mientras no detienen sus brazos y martillos bajo un duro sol con sus pies sujetos en una colina de escombros. Ellos ganan 200 pesos al día por currar [trabajar] de lunes a viernes”.
Brandoli dice que lo que hacen es buscar entre los restos de “basura” de la piedra ya desechada por los mineros de primera, que en los casos muy afortunados pueden cobrar hasta 500 pesos diarios. “‘Hay todo tipo de arreglos económicos. Las minas en ocasiones las explota el dueño, otras la renta por meses y otras contrata a trabajadores a los que pueden pagar 150 pesos al día’, explica Claudia”.
“En las minas hay también trabajo infantil –agrega el periodista–, como el que le costó la vida al primo de Elías, de 14 años y estudiante de secundaria: ‘Había encontrado una pieza de 900 gramos que llevaba en las manos y salía sonriente cuando una piedra le aplastó’, nos relata su familiar. ‘Hay niños que con siete años ya trabajan en la mina en sus vacaciones. Yo empecé con nueve años’, dice. ‘Los niños hacen trabajos menos duros generalmente y son de familias muy desestructuradas.

Para los científicos, todo aquel rastro de vida que se encuentre atrapado en el ámbar es algo así como un tesoro, es la posibilidad de poder identificar una especie ya extinta y nueva para la ciencia, es la oportunidad de saber sobre la historia de la vida en la Tierra.

En muchas ocasiones la resina al escurrir sobre la corteza de troncos y ramas llegó a atrapar burbujas de aire, gotas de agua, partículas de polvo o pequeños seres vivos como plantas (orquídeas, hongos, musgos, líquenes, semillas y un sinfín de flores diminutas), insectos, gusanos y otro tipo de animales que van desde diminutas hormigas, arañas, mosquitos, abejas, termitas, mariposas y libélulas, hasta lagartijas, ranas y escorpiones, quedando guardados y preservados como inclusiones fósiles deshidratadas pero sin el encogimiento que normalmente causan las deshidrataciones, conservándose de tal forma que su estructura celular y hasta fragmentos de su ADN pueden encontrarse todavía hoy. 
Las cavernas de Simojovel, en el sureño estado mexicano de Chiapas, acogen cada día a cientos de mineros indígenas dedicados a una extracción rudimentaria de ámbar en la que arriesgan sus vidas

Estas inclusiones agregan no sólo belleza a una pieza de ámbar sino una gran cantidad de información de suma importancia para científicos, pues de esta manera se tiene conocimiento de la vida de hace millones de años, disponiendo, incluso, de especies ya desaparecidas. Existen muestras de ámbar de gran valor desde el punto de vista paleoambiental, lo que permite que científicos reconstruyan un modelo de un ecosistema de milenios pasados, desaparecido hace ya mucho tiempo.
 El tamaño, el tipo de espécimen, su visibilidad, la cantidad y hasta la posición son factores importantes que intervienen en la valuación de una inclusión.
Hace tiempo, los científicos mexicanos no tenían muchos problemas para adquirir piezas de ámbar con inclusiones (restos de organismos). Eso cambió, sobre todo cuando muchos extranjeros comenzaron a interesarse en comprar ámbar.

Los colores del ámbar son muy variados: amarillo (el más común), naranja (coñac), rojo (cherry), blanco, café (cajeta), verde azulado y "negro" o musgo (tonos oscuros de otros colores), que son menos frecuentes que el amarillo. De estos colores se desprende una amplia gama de tonalidades. El ámbar rojo de Chiapas es uno de los más hermosos.
Nadie sabe con certeza cuánto ámbar existe aún en las entrañas de los cerros de Chiapas ni cuántas generaciones más de chiapanecos seguirán encontrando el sustento en la extracción y tallado del ámbar.
Los científicos desconocen por qué hace más de 20 millones de años, los árboles de Hymenaea que dominaban lo que hoy es Chiapas emanaron tanta resina y mucho menos por qué se extinguieron esos árboles.
La gran belleza del ámbar es la responsable de que haya sido considerado una sustancia preciosa, y por su origen misterioso era estimado como protección divina contra diversos daños para el portador de joyas ambarinas. Como tal, llegó también a usarse como un ingrediente en las medicinas y para propósitos religiosos. El ámbar es la única "piedra" semipreciosa de origen vegetal. La creatividad de los artesanos logra utilizar plenamente las propiedades de esta "gema", con sus características físicas y sus colores.

En Simojovel, las minas de ámbar son comunitarias, en este municipio se extraen alrededor de 292 kilos mensuales, equivalentes a 90% de la extracción del producto en el país. Una de las mayores exudaciones de ámbar del mundo se encontró en México, con un peso de 11,7 kilogramos.
 La dureza del ámbar mexicano es de 2,5 en la escala de Mohs, cualidad que le da un alto prestigio internacional como material para la talla y la escultura.
 Con fecha del 15 de noviembre de 2000, se publica en el Diario Oficial de la Federación (México) la declaración general de protección de la denominación de origen "ÁMBAR DE CHIAPAS".
Las diferentes etapas del trabajo artesanal son tradicionalmente:

-Selección de las piedras brutas.
-Talla y corte para esbozar los modelos.

-Pulido con papel de lija y pasta para brillo.
-Limpieza final hecha con el cuidado más exigente.

-Engarce para montar las piedras en metal precioso.