jueves, 31 de octubre de 2024

- Michoacán: los niños reciben a los angelitos danzando

         

El 31 de octubre los niños reciben a los “angelitos”. Danzas en Charapan

En Chaparan, Michoacán, México, cada 31 de octubre los niños y niñas reciben a los “angelitos”, niños fallecidos que vuelven de la muerte para visitar a sus familiares.

Provistos de máscaras o de atuendos que infunden temor y de bastones, los niños libran, mientras danzan, una batalla épica contra los espíritus malignos que asedian a los ángeles cada 31 de octubre en su camino al altar que cada familia ha preparado.

Participan niños de 5 a 14 años y hacen un recorrido para visitar cada uno de los altares de los angelitos difuntos durante el año.


La leyenda que nos han contado nuestros antepasados es que los niños bailan para asustar a los malos espíritus, para que no se lleven el alma de los niños que vienen en estas fechas a visitar a la familia…entonces ellos hacen disfraces de terror, máscaras de cartón o de hule y las pintan…

Reina un ánimo festivo entre esta niñez que danza de altar en altar, durante horas, desde las 18 h a las 22 h del 31 de octubre. Mientras los cirios alumbran el camino de los ángeles difuntos que son agasajados en los altares que cada familia de los niños difuntos ha realizado en su memoria.

Altares, caminos de flores y velas anuncian la llegada de los difuntos, una celebración que distingue a Michoacán.  Desde la puerta de cada casa hasta el altar hay un camino de pétalos de flor de cempasúchil que conduce a las ánimas.

Prácticamente estas actividades se realizan en los pueblos michoacanos con algunas variantes en fechas; hay comunidades que inician con las velaciones y altares para ángeles y adultos desde el 31 de octubre. Es fiesta, aroma, alegría… es Patrimonio de la Humanidad.

Los adultos lo celebran en estas fechas y formas:

El 1 de noviembre se visita el altar a los angelitos, esto es a los bebés, niños difuntos y personas que murieron sin casarse. Si es la primera ofrenda, el padrino de bautizo lleva un arco con flores de cempasúchil y flor de ánima (orquídea propia de esta época), dulces de azúcar, juguetes y hasta ropa. En el trayecto a la casa de los padres se cantan alabanzas y rezan. Ya en casa del pequeño difunto se coloca la ofrenda con lo traído por el padrino y con platillos de comida: pozole, nacatamales y atole.

Terminados los rezos salen de la casa hacia el cementerio donde permanecen todo el día. Durante la velación, la gente intercambia las ofrendas pues el fin es no regresar las mismas cosas a sus hogares.

Por la noche inician los preparativos para la ofrenda de los adultos y se adornan las tumbas con arcos de flores amarillas, a los que se cuelgan plátanos, naranjas, limas, jícamas, panes cubiertos de azúcar. Las tumbas se cubren de servilletas bordadas y se ponen cazuelas, jarros y canastas con la comida preferida del difunto; alrededor de las tumbas se colocan velas que guiarán su camino.

El 2 de noviembre, los familiares y amigos se reúnen en las casas para rezar rosarios y pedir por el eterno descanso del alma de los difuntos. Los altares constan de imágenes religiosas, fotografías de los familiares muertos –a veces ponen ropa y objetos personales; alimentos que van desde fruta y vegetales hasta panes, dulces de azúcar y agua. Alrededor de la ofrenda se colocan adornos florales y al pie del altar se hace una cruz de pétalos de flor amarilla, se coloca el sahumerio de barro negro con copal y velas prendidas.

Es una celebración milenaria y religiosa que mantiene vivos aquellos rituales funerarios de la época precolombina, mezclados con las tradiciones españolas. La velación, la organización de los altares, las ofrendas y las flores que en esta época protagonizan los hogares y panteones del país denotan el respeto por aquellos seres que ya no están aquí, pero cuyas almas llegarán a reencontrarse con los vivos. 

Esa continuidad de la vida después de la muerte es la que sustenta la fiesta de Todos los Santos.


miércoles, 21 de agosto de 2024

- Guadalupe, la Basílica en 2024

                                         

Guadalupe, siempre es impresionante

Había pasado ya 5 años sin haber visitado de nuevo la Basílica de Guadalupe en México, por mi estancia en Quito. Tenía yo que ir a agradecerle a la Virgen, por lo menos tres gracias: salir sano del covid-19, haber podido cumplir 80 años de vida y 50 años de sacerdocio.

Desde Querétaro (México) hay una distancia de 215 km y tres horas de autobús hasta la Terminal del Norte, luego hay 5 km hasta la Basílica de Guadalupe.  Hice solo el viaje desde Querétaro en Bus.

Impresionante la cantidad de personas que acuden a diario a la Basílica de Guadalupe, a todas las horas hay misa y se llena la gran iglesia, de tipo circular, de fieles y visitantes.

Es el recinto mariano más visitado del mundo, con entre 17 y 20 millones de visitantes al año. Además de los edificios históricos, el gran edificio circular de la nueva basílica resulta impactante por su grandiosidad.

Proyectado por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, su construcción comenzó en 1974 y terminó en 1976. La cubierta del templo circular está cargada de simbología estética ya que es una alusión al «manto de la Virgen», elemento protector de los fieles.

En apenas dos años, desde 1974 hasta 1976, la nueva basílica culminó las obras. El 12 de octubre de 1976, día de la Hispanidad, la imagen guadalupana fue llevada en procesión de un templo a otro.

La Guadalupana

El 12 de diciembre se celebra Santa María de Guadalupe, con una peregrinación que, de todos los rincones de México y Latinoamérica, lleva a 11 millones de visitantes al templo. La peregrinación y la devoción son espectaculares a ojos de quién no concibe cómo es posible movilizar a tanta gente por una creencia. 


Más de 11 millones de peregrinos que, hasta la mañana del 12 de diciembre de 2022, habían visitado la Basílica de Santa María de Guadalupe, indican en la Alcaldía Gustavo A. Madero, responsable de la asistencia al lugar.

El Atrio de las Américas, la explanada en la que están la antigua y la nueva basílica, se llena a rebosar en esas fechas, y todos los alrededores quedan colapsados.

La forma inconfundible de la nueva Basílica con su planta circular y su techo turquesa hacen que la vista se dirija hacia ella nada más acceder al Atrio de las Américas. La fragilidad del terreno sobre el que se asienta la antigua basílica, y el creciente aumento de peregrinos, llevó a que se buscase una solución más amplia y práctica, para dar aforo a los visitantes. El aforo de la basílica es de diez mil personas.

En su diseño intervinieron varios arquitectos: José Luis Benlliure, Pedro Ramírez Vázquez, Alejandro Schoenhofer, fray Gabriel Chávez de la Mora y Javier García Lascuráin. El robusto caparazón de cemento, resistente ante los continuos terremotos de Ciudad de México, sirvió como cuerpo de la basílica. El refuerzo de 344 pilotes de control fue obra del ingeniero Manuel González Flores. Como corona, se empleó cobre para recubrir el techo. La oxidación del mineral proporciona ese color verdoso característico.

Para facilitar el acceso y la salida se abrieron siete amplios accesos en el perímetro circular de la basílica. En el centro del templo el atrio con una cruz monumental. La amplitud y ausencia de columnas internas permite una visión panorámica de los asistentes a las misas. Las vidrieras de colores permiten la entrada de luz al templo.


El Papa Francisco nos habla de la Virgen de Guadalupe

“En esta festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, hacemos en primer lugar memoria agradecida de su visitación y cercanía materna; cantamos con Ella su “magnificat”; y le confiamos la vida de nuestros pueblos y la misión continental de la Iglesia.

Cuando la Virgen de Guadalupe se apareció a San Juan Diego en el Tepeyac, se presentó como “la perfecta siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios” (y dio lugar a una nueva Visitación). Corrió presurosa a abrazar también a los nuevos pueblos americanos, en dramática gestación. Fue como una «gran señal aparecida en el cielo … mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies» (Ap 12,1), que asume en sí la simbología cultural y religiosa de los pueblos originarios, anuncia y dona a su Hijo a todos esos otros nuevos pueblos de mestizaje desgarrado.

Tantos saltaron de gozo y esperanza ante su visita y ante el don de su Hijo y la más perfecta discípula del Señor se convirtió en la «gran misionera que trajo el Evangelio a nuestra América». El Hijo de María Santísima, Inmaculada encinta, se revela así desde los orígenes de la historia de los nuevos pueblos como “el verdadero Dios por quien se vive”, buena nueva de la dignidad filial de todos sus habitantes.

La Santa Madre de Dios visitó a estos pueblos y quiso quedarse con ellos. Dejó estampada misteriosamente su imagen en la “tilma” de su mensajero para que la tuviéramos bien presente, convirtiéndose en símbolo de la alianza de María con estas gentes, a quienes confiere alma y ternura.

Por su intercesión, la fe cristiana fue convirtiéndose en el más rico tesoro del alma de los pueblos americanos, cuya perla preciosa es Jesucristo: un patrimonio que se transmite y manifiesta hasta hoy en el bautismo de multitudes de personas, en la fe, esperanza y caridad de muchos, en la preciosidad de la piedad popular y también en ese ethos americano que se muestra en la conciencia de dignidad de la persona humana, en la pasión por la justicia, en la solidaridad con los más pobres y sufrientes, en la esperanza a veces contra toda esperanza.

De ahí que nosotros, hoy aquí, podemos continuar alabando a Dios por las maravillas que ha obrado en la vida de los pueblos latinoamericanos. Dios, según su estilo, “ha ocultado estas cosas a sabios y entendidos, dándolas a conocer a los pequeños, a los humildes, a los sencillos de corazón” (Mt 11,21).

En las maravillas que ha realizado el Señor en María, Ella reconoce el estilo y modo de actuar de su Hijo en la historia de salvación.

            20 agosto 2024, visitando la Basílica de Guadalupe con los esposos Carlos y Cristy Arellano

Suplicamos a la Santísima Virgen María, en su advocación guadalupana –a la Madre de Dios, a la Reina y Señora mía, a mi jovencita, a mi pequeña, como la llamó san Juan Diego, y con todos los apelativos cariñosos con que se dirigen a Ella en la piedad popular, le suplicamos que continúe acompañando, auxiliando y protegiendo a nuestros pueblos. 

Y que conduzca de la mano a todos los hijos que peregrinan en estas tierras al encuentro de su Hijo, Jesucristo, Nuestro Señor, presente en la Iglesia, en sus sacramentos, especialmente en la Eucaristía, presente en el tesoro de su Palabra y enseñanzas, presente en el santo pueblo fiel de Dios, presente en los que sufren y en los humildes de corazón. Y si este programa tan audaz nos asusta o la pusilanimidad mundana nos amenaza que Ella nos vuelva a hablar al corazón y nos haga sentir su voz de madre, de madrecita, de madraza, “¿por qué tienes miedo, acaso no estoy yo aquí que soy tu madre?”.

En un momento en que América renacía. Y es la Madre que nos trae la Buena Noticia a México. Es una Madre que está esperando un hijo. Y en ese momento trágico de la conquista, porque que ahí hubo de todo, Ella trae la Salvación. Muestra que trae un hijo. Pero ¿cómo lo muestra? ¿Cómo se muestra, además de embarazada?.

Se muestra mestiza. Eso es toda una profecía, nuestro mestizaje americano. Una profecía de nuestra cultura. Por eso Ella traspasa los límites de México, y va mucho más allá y es la unidad del pueblo americano. Es la Madre. América no es huérfana. Tiene una Madre. Una Madre que nos trae a Jesús. O sea, la Salvación que es Cristo viene por una mujer y quiso Ella demostrarlo a través de su mestizaje que lo traía a México de una manera especial. Y elige un hijo de esa cultura para manifestarse.

(de una entrevista al Papa Francisco)…”México pasó momentos de persecución religiosa, donde engendró mártires. Yo pienso que a México el diablo lo castiga con mucha bronca. Por esto. Creo que el diablo no le perdona a México, que Ella haya mostrado ahí a su Hijo. Interpretación mía. O sea, México es privilegiado en el martirio, por haber reconocido, defendido, su Madre. Y esto lo sabe Usted muy bien. Usted va a encontrar a mexicanos católicos, no católicos, ateos, pero todos guadalupanos. 

Es decir, todos se sienten hijos. Hijos de la que trajo al Salvador, al que destruyó al demonio. O sea lo de la santidad también está unido ahí. Yo creo que el diablo le pasó la boleta histórica a México ¿no? Y por eso todas estas cosas, usted ve que en la historia siempre ha aparecido focos de conflicto grave ¿no?...”

Comentarios de visitantes:

1-Se siente una energía diferente. Es uno de los lugares que piden una visita al DF y quizás México es sin duda la Basílica de la Virgen de Guadalupe-a la que no es difícil acceder mediante el metro-, uno de los santuarios religiosos más importantes de América.

Y se nota desde la calzada de acceso, ancha, impoluta y repleta no solo de organizados comercios que venden toda suerte de objetos y recuerdos asociados a la Virgen, sino que se consigue comida y muchos más servicios aquí. Se puede madrugar -es uno de los pocos sitios del DF que inicia actividades mucho antes que el resto de la ciudad-, asistir al servicio religioso en la gigantesca y moderna basílica presidido no por uno sino por más de 15 sacerdotes reunidos bajo todas las banderas del continente.

El tono moderno se acentúa al recorrer las dependencias, ver el famoso lienzo de la Virgen desde los pasillos mecánicos, visitar su gran tienda de recuerdos o el oratorio; fuera de la moderna basílica se puede visitar la antigua basílica donde se puede ver como el blando suelo cedió ante el peso de la construcción, lo que la muestra no solo inclinada, sino que al caminar se siente.

Y conservar energías para recorrer el resto del lugar, ascendiendo al Tepeyac, el lugar del milagro, por ejemplo. Una visita completa con el servicio religioso, el tiempo para la bendición de los objetos y el recorrido por el resto del complejo puede tomar de dos a tres horas. No se lo pierdan, hasta los no tan creyentes sienten una energía diferente en este lugar.

2-Mucha vibra. A pesar que la iglesia original está cerrada por hundimiento o algo así el edificio moderno que alberga el cuadro de la virgen es majestuoso y exhorta a la oración, los fieles muy respetuosos del silencio y oración de los demás . Puedes pasar por un corredor por debajo de la imagen y casi tocarla y sentir que es en realidad la madre de todos los mexicanos, así que si eres católico esta visita es obligada si nunca has estado (o incluso si has estado, regresar).

3-Visita obligada. Es un lugar mágico seas o no devoto de La Guadalupana, es majestuoso, es reverencial, es moderno y antiguo pues se mezcla la historia, la antigua basílica, la nueva con su modernismo, el Cerro del Tepeyac, las apariciones. Ver la devoción de la gente te mueve los sentimientos.

  Fui hace tres semanas y me encantó ver que están haciendo rampas para sillas de rueda en las escaleras que suben al cerro, antes no podían subir. Hay recuerdos para todos los presupuestos pues hay muchas tiendas, desde la que está dentro de la Basílica y todas las que están en los alrededores. Es una visita que te tomará un tiempo si quieres recorrerlo todo. Hay misas cada hora. Puedes llegar perfectamente en el metro y solo caminas dos cuadras. También hay estacionamiento abajo de la Basílica. mas no es barato. Los domingos va mucha gente.

4-Interesante visita- Si no eres católico es de todos modos una visita atractiva. Al recorrer la basílica uno se acerca a la espiritualidad de los mexicanos y al fervor de tantos peregrinos que esperan afuera de la basílica para agradecer o hacer sus peticiones a la virgen. Desde la perspectiva histórica también es muy atractivo ver cómo al lado de una iglesia antigua se construyó una moderna y gigante y como desde lejos se ve que el templo antiguo se está hundiendo. Un atractivo también para quienes gustan de la arquitectura.

* Pueden visitar el primer articulo, en este mismo Blog, que hice en 2015:  https://unvisitantenuevo.blogspot.com/p/las-virgen-de-guadalupe.html