Guadalupe, siempre
es impresionante
Había pasado ya 5 años sin haber
visitado de nuevo la Basílica de Guadalupe en México, por mi estancia en Quito.
Tenía yo que ir a agradecerle a la Virgen, por lo menos tres gracias: salir
sano del covid-19, haber podido cumplir 80 años de vida y 50 años de
sacerdocio.
Desde Querétaro (México) hay una
distancia de 215 km y tres horas de autobús hasta la Terminal del Norte, luego hay
5 km hasta la Basílica de Guadalupe.
Hice solo el viaje desde Querétaro en Bus.
Impresionante la cantidad de personas
que acuden a diario a la Basílica de Guadalupe, a todas las horas hay misa y se
llena la gran iglesia, de tipo circular, de fieles y visitantes.
Es
el recinto mariano más visitado del mundo, con entre 17 y 20 millones de
visitantes al año. Además de los edificios históricos, el gran edificio
circular de la nueva basílica resulta impactante por su grandiosidad.
Proyectado
por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, su construcción comenzó en 1974 y
terminó en 1976. La cubierta del templo circular está cargada de
simbología estética ya que es una alusión al «manto de la Virgen», elemento
protector de los fieles.
En
apenas dos años, desde 1974 hasta 1976, la nueva basílica culminó las obras. El
12 de octubre de 1976, día de la Hispanidad, la imagen guadalupana fue
llevada en procesión de un templo a otro.
La
Guadalupana
El
12 de diciembre se celebra Santa María de Guadalupe, con una peregrinación que,
de todos los rincones de México y Latinoamérica, lleva a 11 millones de
visitantes al templo. La peregrinación y la devoción son espectaculares a ojos
de quién no concibe cómo es posible movilizar a tanta gente por una
creencia.
Más
de 11 millones de peregrinos que, hasta la mañana del 12 de diciembre de 2022,
habían visitado la Basílica de Santa María de Guadalupe, indican en la Alcaldía
Gustavo A. Madero, responsable de la asistencia al lugar.
El
Atrio de las Américas, la explanada en la que están la antigua y la nueva
basílica, se llena a rebosar en esas fechas, y todos los alrededores quedan
colapsados.
La
forma inconfundible de la nueva Basílica con su planta circular y su techo
turquesa hacen que la vista se dirija hacia ella nada más acceder al Atrio
de las Américas. La fragilidad del terreno sobre el que se asienta la antigua
basílica, y el creciente aumento de peregrinos, llevó a que se buscase una
solución más amplia y práctica, para dar aforo a los visitantes. El aforo de la
basílica es de diez mil personas.
En
su diseño intervinieron varios arquitectos: José Luis Benlliure, Pedro
Ramírez Vázquez, Alejandro Schoenhofer, fray Gabriel Chávez de la Mora y Javier
García Lascuráin. El robusto caparazón de cemento, resistente ante los
continuos terremotos de Ciudad de México, sirvió como cuerpo de la basílica. El
refuerzo de 344 pilotes de control fue obra del ingeniero Manuel González
Flores. Como corona, se empleó cobre para recubrir el techo. La oxidación
del mineral proporciona ese color verdoso característico.
Para
facilitar el acceso y la salida se abrieron siete amplios accesos en el
perímetro circular de la basílica. En el centro del templo el atrio con una
cruz monumental. La amplitud y ausencia de columnas internas permite una visión
panorámica de los asistentes a las misas. Las vidrieras de colores permiten la
entrada de luz al templo.
El Papa Francisco nos
habla de la Virgen de Guadalupe
“En
esta festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, hacemos en primer lugar memoria
agradecida de su visitación y cercanía materna; cantamos con Ella su “magnificat”;
y le confiamos la vida de nuestros pueblos y la misión continental de la
Iglesia.
Cuando
la Virgen de Guadalupe se apareció a San Juan Diego en el Tepeyac, se presentó
como “la perfecta siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios”
(y dio lugar a una nueva Visitación). Corrió presurosa a abrazar también a los
nuevos pueblos americanos, en dramática gestación. Fue como una «gran señal
aparecida en el cielo … mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies» (Ap 12,1),
que asume en sí la simbología cultural y religiosa de los pueblos originarios,
anuncia y dona a su Hijo a todos esos otros nuevos pueblos de mestizaje
desgarrado.
Tantos
saltaron de gozo y esperanza ante su visita y ante el don de su Hijo y la más
perfecta discípula del Señor se convirtió en la «gran misionera que trajo el
Evangelio a nuestra América». El Hijo de María Santísima, Inmaculada
encinta, se revela así desde los orígenes de la historia de los nuevos pueblos
como “el verdadero Dios por quien se vive”, buena nueva de la dignidad
filial de todos sus habitantes.
La
Santa Madre de Dios visitó a estos pueblos y quiso quedarse con ellos.
Dejó estampada misteriosamente su imagen en la “tilma” de su mensajero para que
la tuviéramos bien presente, convirtiéndose en símbolo de la alianza de María
con estas gentes, a quienes confiere alma y ternura.
Por
su intercesión, la fe cristiana fue convirtiéndose en el más rico tesoro del
alma de los pueblos americanos, cuya perla preciosa es Jesucristo: un
patrimonio que se transmite y manifiesta hasta hoy en el bautismo de multitudes
de personas, en la fe, esperanza y caridad de muchos, en la preciosidad de la
piedad popular y también en ese ethos americano que se muestra
en la conciencia de dignidad de la persona humana, en la pasión por la
justicia, en la solidaridad con los más pobres y sufrientes, en la esperanza a
veces contra toda esperanza.
De
ahí que nosotros, hoy aquí, podemos continuar alabando a Dios por las
maravillas que ha obrado en la vida de los pueblos latinoamericanos. Dios,
según su estilo, “ha ocultado estas cosas a sabios y entendidos, dándolas a
conocer a los pequeños, a los humildes, a los sencillos de corazón” (Mt 11,21).
En
las maravillas que ha realizado el Señor en María, Ella reconoce el estilo y
modo de actuar de su Hijo en la historia de salvación.
20 agosto 2024, visitando la Basílica de Guadalupe con los esposos Carlos y Cristy Arellano
Suplicamos
a la Santísima Virgen María, en su advocación guadalupana –a la
Madre de Dios, a la Reina y Señora mía, a mi jovencita, a mi
pequeña, como la llamó san Juan Diego, y con todos los apelativos cariñosos con
que se dirigen a Ella en la piedad popular, le suplicamos que continúe
acompañando, auxiliando y protegiendo a nuestros pueblos.
Y que conduzca de la
mano a todos los hijos que peregrinan en estas tierras al encuentro de su Hijo,
Jesucristo, Nuestro Señor, presente en la Iglesia, en sus sacramentos,
especialmente en la Eucaristía, presente en el tesoro de su Palabra y
enseñanzas, presente en el santo pueblo fiel de Dios, presente en los que
sufren y en los humildes de corazón. Y si este programa tan audaz nos asusta o
la pusilanimidad mundana nos amenaza que Ella nos vuelva a hablar al corazón y
nos haga sentir su voz de madre, de madrecita, de madraza, “¿por qué
tienes miedo, acaso no estoy yo aquí que soy tu madre?”.
En
un momento en que América renacía. Y es la Madre que nos trae la Buena Noticia
a México. Es una Madre que está esperando un hijo. Y en ese momento trágico de
la conquista, porque que ahí hubo de todo, Ella trae la Salvación. Muestra que
trae un hijo. Pero ¿cómo lo muestra? ¿Cómo se muestra, además de embarazada?.
Se
muestra mestiza. Eso es toda una profecía, nuestro mestizaje americano. Una
profecía de nuestra cultura. Por eso Ella traspasa los límites de México, y va
mucho más allá y es la unidad del pueblo americano. Es la Madre. América no es
huérfana. Tiene una Madre. Una Madre que nos trae a Jesús. O sea, la Salvación
que es Cristo viene por una mujer y quiso Ella demostrarlo a través de su
mestizaje que lo traía a México de una manera especial. Y elige un hijo de esa
cultura para manifestarse.
(de
una entrevista al Papa Francisco)…”México pasó momentos de persecución
religiosa, donde engendró mártires. Yo pienso que a México el diablo lo castiga
con mucha bronca. Por esto. Creo que el diablo no le perdona a México, que Ella
haya mostrado ahí a su Hijo. Interpretación mía. O sea, México es privilegiado
en el martirio, por haber reconocido, defendido, su Madre. Y esto lo sabe Usted
muy bien. Usted va a encontrar a mexicanos católicos, no católicos, ateos, pero
todos guadalupanos.
Es decir, todos se sienten hijos. Hijos de la que trajo al
Salvador, al que destruyó al demonio. O sea lo de la santidad también está
unido ahí. Yo creo que el diablo le pasó la boleta histórica a México ¿no? Y
por eso todas estas cosas, usted ve que en la historia siempre ha aparecido
focos de conflicto grave ¿no?...”
Comentarios
de visitantes:
1-Se siente una energía diferente. Es
uno de los lugares que piden una visita al DF y quizás México es sin duda la
Basílica de la Virgen de Guadalupe-a la que no es difícil acceder mediante el
metro-, uno de los santuarios religiosos más importantes de América.
Y se nota desde la calzada de acceso,
ancha, impoluta y repleta no solo de organizados comercios que venden toda
suerte de objetos y recuerdos asociados a la Virgen, sino que se consigue
comida y muchos más servicios aquí. Se puede madrugar -es uno de los pocos
sitios del DF que inicia actividades mucho antes que el resto de la ciudad-,
asistir al servicio religioso en la gigantesca y moderna basílica presidido no
por uno sino por más de 15 sacerdotes reunidos bajo todas las banderas del
continente.
El tono moderno se acentúa al recorrer
las dependencias, ver el famoso lienzo de la Virgen desde los pasillos
mecánicos, visitar su gran tienda de recuerdos o el oratorio; fuera de la
moderna basílica se puede visitar la antigua basílica donde se puede ver como
el blando suelo cedió ante el peso de la construcción, lo que la muestra no
solo inclinada, sino que al caminar se siente.
Y conservar energías para recorrer el
resto del lugar, ascendiendo al Tepeyac, el lugar del milagro, por ejemplo. Una
visita completa con el servicio religioso, el tiempo para la bendición de los
objetos y el recorrido por el resto del complejo puede tomar de dos a tres
horas. No se lo pierdan, hasta los no tan creyentes sienten una energía
diferente en este lugar.
2-Mucha
vibra. A pesar que la iglesia original está cerrada por hundimiento o algo
así el edificio moderno que alberga el cuadro de la virgen es majestuoso y exhorta
a la oración, los fieles muy respetuosos del silencio y oración de los demás .
Puedes pasar por un corredor por debajo de la imagen y casi tocarla y sentir
que es en realidad la madre de todos los mexicanos, así que si eres católico
esta visita es obligada si nunca has estado (o incluso si has estado, regresar).
3-Visita
obligada. Es un lugar mágico seas o no devoto de La Guadalupana, es
majestuoso, es reverencial, es moderno y antiguo pues se mezcla la historia, la
antigua basílica, la nueva con su modernismo, el Cerro del Tepeyac, las
apariciones. Ver la devoción de la gente te mueve los sentimientos.
Fui
hace tres semanas y me encantó ver que están haciendo rampas para sillas de
rueda en las escaleras que suben al cerro, antes no podían subir. Hay recuerdos
para todos los presupuestos pues hay muchas tiendas, desde la que está dentro
de la Basílica y todas las que están en los alrededores. Es una visita que te
tomará un tiempo si quieres recorrerlo todo. Hay misas cada hora. Puedes llegar
perfectamente en el metro y solo caminas dos cuadras. También hay
estacionamiento abajo de la Basílica. mas no es barato. Los domingos va mucha
gente.
4-Interesante
visita- Si no eres católico es de todos modos una visita atractiva. Al
recorrer la basílica uno se acerca a la espiritualidad de los mexicanos y al
fervor de tantos peregrinos que esperan afuera de la basílica para agradecer o
hacer sus peticiones a la virgen. Desde la perspectiva histórica también es muy
atractivo ver cómo al lado de una iglesia antigua se construyó una moderna y
gigante y como desde lejos se ve que el templo antiguo se está hundiendo. Un
atractivo también para quienes gustan de la arquitectura.
* Pueden visitar el primer articulo, en este mismo Blog, que hice en 2015: https://unvisitantenuevo.blogspot.com/p/las-virgen-de-guadalupe.html