lunes, 5 de junio de 2017

- El lago Texcoco, ayer y hoy

El lago de Texcoco es parte de un sistema de lagos,  localizados al suroeste del Valle de México, actualmente en proceso de desaparición. Situado en el centro del Eje Neo Volcánico que atraviesa el territorio mexicano desde la costa del Pacífico.
El lago de Texcoco pertenece a la subprovincia X de los lagos y volcanes del Anáhuac. Se trata de una zona muy joven en términos de tiempo geológico. 
A su vez, Lagos y Volcanes de Anáhuac pertenece a la provincia geológica del Eje Neo Volcánico, correspondiente a la zona de alta actividad volcánica que atraviesa el territorio de México de la costa del Pacífico a la costa del Golfo, más o menos siguiendo el paralelo 19 N.
La superficie del vaso se formó durante el período cuaternario de la era cenozoica. Se trata de un suelo con un alto grado de salinidad, misma que a su vez se comunicaba con el agua que lo cubrió. Estaba rodeado por cadenas montañosas, compuestas en su mayor parte por rocas ígneas extrusivas, resultado del vulcanismo de la provincia del Eje Neo Volcánico.
La sierra de Guadalupe y el cerro Chimalhuache emergieron durante el período cuaternario, como el vaso mismo del lago. La península de Iztapalapa, la sierra de las Cruces y el valle de Teotihuacan son regiones geológicas más antiguas. 
Emergieron durante el período terciario. Las dos primeras están formadas por volcanes inactivos, por lo que, como la sierra de Guadalupe, están compuestas por rocas ígneas. Por su lado, la superficie del valle de Teotihuacan está formada por rocas sedimentarias.
La historia que ha llevado a la desecación de buena parte de la superficie de las masas acuosas que formaban parte del sistema dio comienzo en la época prehispánica. Por aquella etapa de la historia, los indígenas construyeron islas artificiales en los bajos de la laguna, con el propósito de ganar tierras para el cultivo o, en el caso de México-Tenochtitlan, para construir poblados.
En el siglo XVII, cuando los españoles ya habían sometido los territorios que llamaron Nueva España, la capital del virreinato fue objeto de incontables inundaciones. Ello motivó la construcción de obras de drenaje que, continuadas por los sucesivos gobiernos en la época del México independiente, han llevado a la desaparición casi total de los cinco lagos que componen el sistema. La cuenca lacustre del valle de México estaba formada por los lagos de Zumpango, Xaltocan, Texcoco, Xochimilco y Chalco. Ocasionalmente se habla de la laguna de México, pero ello sólo cuando se hace mención al período histórico en que los indígenas construyeron un dique entre la sierra de Guadalupe, al norte del lago de Texcoco, y el cerro de la Estrella, en el sur del mismo.
Una característica singular de este sistema de lagos era el carácter distinto de sus aguas. Mientras que los lagos de Xochimilco y Chalco estaban formados con aguas dulces, las aguas de Texcoco, Zumpango y Xaltocan eran salobres. De hecho, los antiguos pobladores de las riberas y los islotes de estos tres últimos lagos se dedicaban a la explotación de sal, que obtenían mediante la evaporación del agua del lago. De cualquier modo, el agua de los lagos del valle de México no era provechosa para la vida humana. Las aguas de los lagos de Texcoco, Zumpango y Xaltocan no eran potables por su alta salinidad y las aguas dulces de Xochimilco y Chalco no eran provechosas más que para la agricultura, pues los residuos de las plantas y animales que poblaban los ecosistemas asociados les daban mal sabor. Por ello, los pobladores de México-Tenochtitlan debieron introducir un sistema de abasto de agua potable para importar el líquido de los manantiales aledaños.
El lago de Texcoco formaba parte del sistema de lagos que cubría una buena superficie del valle de México. En temporada de lluvia, el lago se unía con los otros cuatro, que se localizaban entre las cadenas montañosas que rodean el valle. 
Al norte del lago de Texcoco se localizaban dos pequeñas lagunas de agua salada. Estas han sido llamadas de Xaltocan y Zumpango. Son nombres nahuas se impusieron luego de la llegada de los pueblos hablantes de esta lengua al centro de México. El límite entre el lago de Texcoco y el lago de Xaltocan lo señalaba un canal que pasaba entre el norte de la sierra de Guadalupe y los cerros que marcan la división entre el corazón del Valle de México y el valle deTeotihuacan. Hacia el sur, el lago de Texcoco se extendía hasta la península de Iztapalapa y se comunicaba con el lago de Xochimilco a través de un paso entre el cerro de la Estrella y la llanura aluvial de Coyoacán.
El lago de Texcoco se alimentaba de las aguas provenientes de dos cadenas montañosas que lo circundaban. Al poniente, se localiza la sierra de las Cruces, de donde actualmente escurren todavía los ríos Magdalena, Becerra, Barranca del Muerto, Eslava, Mixcoac y San Ángel. Por el oriente, numerosos arroyos bajaban de las nieves de la sierra Nevada por el rumbo de Texcoco, Chimalhuacán y Atenco. Entre estos ríos estaban el Coatepec y el Chapingo. Sus límites sur y norte estaban señalados por la sierra de Guadalupe y la de Santa Catarina, cuyas aguas sólo contribuían al lago en temporada de lluvia, puesto que no alojaban el nacimiento de ninguna corriente permanente.
En el interior del lago existían numerosos islotes. Salvo los del Peñón de los Baños y el Peñón Viejo, el resto de los islotes era planos. Se localizaban especialmente en la región occidental del lago. Algunos de estos islotes son célebres en la historia prehispánica de México, puesto que fueron el hogar de pueblos como los mexicas. Quizá el más grande fue el islote de Tenochtitlan, lugar que comprende el área del Centro Histórico de la Ciudad de México, capital del Estado mexica. Al norte de éste, se encontraba el islote de Tlatelolco, que alojaba el mercado más grande del posclásico mesoamericano. Al sureste, un rosario de islotes se ubicaban entre el de México y la ribera de Iztapalapa. Entre ellos se cuentan los de Iztacalco y Pantitlán.

Forma parte de la cuenca lacustre del Valle de México un sistema de lagos que comprendía los de Xochimilco, Chalco, Xaltocan y Zumpango. Se trataba de un lago de agua salada, del que en la antigüedad prehispánica se obtenía sal, pero no agua para cultivo. Tras la destrucción de los diques indígenas que contenían sus crecidas, las aguas del lago de Texcoco inundaban periódicamente la ciudad de México, desde el siglo XVI hasta el siglo XIX. Esta fue la razón que llevó a las autoridades del virreinato y la república independiente a idear un sistema de desagüe que terminó por reducir el área de los lagos. Al final del siglo XX, el gobierno de México puso en marcha un programa de rescate del cuerpo de agua, aunque por cuestiones económicas ha sido suspendido.
La desecación de los lagos puso fin a la presencia de la mayor parte de las diferentes especies. Las aves migratorias se alejaron de los lagos del centro de México, o fueron exterminadas, como los mamíferos, por la cacería indiscriminada. Al reducirse la extensión del lago, la fauna acuática y la vegetación también padecieron una reducción o desaparición en amplias zonas de la ribera, al grado de que en la actualidad los árboles de la familia Salix han dado paso a otros como el eucalipto, el pirul y los pinos, introducidos posteriormente. De cualquier manera, la diversidad de la flora ribereña del lago de Texcoco ha sido históricamente reducida, debido a la gran salinidad del suelo.

Habida cuenta de la supuesta inutilidad y peligrosidad del lago, el gobierno colonial español dio inicio a las obras de drenaje que finalmente llevaron a la desaparición de casi todo el lago de Texcoco y sus cuatro hermanos del norte y sur. 
Esta tarea fue concluida en el siglo XX, con los trabajos del Gran Canal del Desagüe iniciados por el gobierno de Porfirio Díaz; así como el Drenaje Profundo de la Ciudad de México, cuya primera etapa concluyó en 1975.
Se suponía que con las obras porfirianas, el problema de las inundaciones estaba resuelto de una vez por todas. Sin embargo, hacia la mitad de la década de 1920, el sistema ya presentaba ciertas fallas. Como demostraría en 1947 el ingeniero Nabor Carrillo, la extracción de agua de los acuíferos del valle de México propiciaron una pérdida de la pendiente del sistema de colectores del drenaje. En 1950 dio inicio una nueva ampliación de los colectores, y se intentó aumentar la velocidad de salida del agua, por medio de la construcción de un nuevo túnel en Tequisquiac, que fue concluido en 1954.
En 1938, el último canal que surcaba la zona urbana, el de la Viga, había sido cegado definitivamente. Sobre él se construyó una avenida del mismo nombre. Igual suerte corrieron entre 1954 y 1957 los ríos Churubusco, Remedios, del Consulado y de la Piedad. En 1967 dio inicio la construcción del Sistema de Drenaje Profundo de la Ciudad de México. Según el proyecto original, el sistema comprendía dos interceptores de cinco metros de diámetro y dieciocho kilómetros de longitud. Ambos descargan al Emisor Profundo, que a su vez descarga en el sistema de drenaje del lago de Texcoco. 
De esta suerte, el lago de Texcoco quedó reducido a una ínfima parte de su superficie inicial. Si algo hiciera falta, el Sistema de Drenaje Profundo mezcla las aguas de los ríos que bajan del poniente del valle con las aguas negras de desecho de la ciudad, sin aprovecharlas; mientras que buena parte del agua potable que se consume en la ciudad de México debe ser importada de las cuencas del Balsas y el Lerma.
Al recate del Lago de Texcoco
A la segunda mitad del siglo XX, la situación ambiental en el valle de México. Por otra parte, las obras del Drenaje Profundo también mostraban sus debilidades, puesto que en tanto que continuara el crecimiento demográfico y territorial de la ciudad, la cuestión del desagüe de la cuenca podría complicarse cada vez más. Por esta época, extensas áreas del viejo lago de Texcoco habían sido incorporadas a la zona urbana. Ya lo habían hecho los actuales territorios de Iztacalco, Benito Juárez y Venustiano Carranza. Comenzaba la colonización del oriente, especialmente en el enorme fraccionamiento llamado Ciudad Nezahualcóyotl, que en aquel tiempo pertenecía al municipio de Texcoco.
En 1965 se instauró el Plan Texcoco, encabezado por los ingenieros Nabor Carrillo y Gerardo Cruickshank. El planteamiento central del mismo consistía en la rehidratación de las áreas aun baldías del viejo lago. De esta suerte, la ciudad se vería libre de inundaciones, el equilibrio ecológico sería restaurado y la necesidad de importar agua de otras cuencas sería sustituida por la exportación de excedentes hídricos hacia el río Pánuco. En 1971 fue creada la Comisión del Lago de Texcoco, dependiente de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH), actualmente desaparecida. Fueron declaradas como área de propiedad federal 10 mil hectáreas de terrenos salitrosos ubicados entre el oriente de la Ciudad de México y Texcoco de Mora.
Una parte de las aguas tratadas de la Ciudad de México, así como aquellas que son expulsadas desde la sierra de las Cruces a través de los ríos entubados que atraviesan la ciudad, ha servido para la creación de pequeñas lagunas artificiales en la zona. La mayor de ellas lleva el nombre de Nabor Carrillo, y tiene una superficie de mil hectáreas. Sin embargo, el proyecto no ha sido completado debido a la falta de recursos económicos y a la prioridad concedida a las obras del sistema de drenaje profundo.