lunes, 23 de noviembre de 2015

- Llegan a México miles de Mariposas Monarca

¡ YA LLEGARON ¡

Tras un viaje de más de 4 mil kilómetros desde Estados Unidos y Canadá, estos increíbles lepidópteros llegan a los bosques del país y regalan postales diferentes, dependiendo del mes en el que se les visite.

Ayer abrieron los santuarios de Mariposas Monarca en el Estado de México y Michoacán. Los interesados podrán acudir a contemplarlas hasta el 31 de marzo de 2016.


Reinas del invierno Ya llegó la temporada para admirar mariposas Monarca, que anualmente emprenden un viaje de miles de kilómetros, desde EU y Canadá, para llegar a los bosques mexicanos.



LOS 5 SANTUARIOS DE LA MARIPOSA MONARCA EN MÉXICO:


Te presentamos los cinco parques naturales, en Michoacán y el Edomex, donde podrás admirar a este pequeño pero increíble volador durante su breve estadía en nuestro país (de noviembre a marzo).


En Michoacán, los paradores turísticos abiertos al público son El Rosario y El Asoleadero, en el municipio de Ocampo; Senguio, en el municipio de Senguio y Sierra Chincua, en el municipio de Angangueo, informó hoy la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP).
 En el Estado de México son Capulín y Macheros, en el municipio de Donato Guerra; La Mesa, en el municipio de San José del Rincón y Piedra Herrada, en el municipio de San Mateo Almomoloa.
El costo promedio de acceso a los santuarios es de 35 pesos por persona.

NOVIEMBRE Generalmente es el mes en el que llegan a los sitios de hibernación y se pasan varios días volando antes de elegir el mejor. Durante este periodo es mejor no visitarlas para no interferir con su selección.
DICIEMBRE A ENERO Se establecen las colonias para la hibernación y se agrupan en racimos en las ramas de los árboles para protegerse del frío durante el invierno.
FEBRERO A MARZO Se inicia la actividad reproductiva, también conocida como vuelo nupcial: se observan en vuelo, apareándose, tomando agua y néctar en preparación para su regreso.


IR A VER LAS MARIPOSAS CON RESPETO:

En tu recorrido por el santuario, sigue el código del turista responsable de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas:
Atiende las indicaciones e instrucciones de los guías locales.
 Durante el recorrido, sigue los senderos establecidos.
 Respeta los límites de acceso para la observación de las colonias de mariposas.

 Permanece en silencio.
Limita tu estancia en el santuario máximo 18 minutos, para dar oportunidad a otros viajeros de vivir la experiencia sin alterar el estado de hibernación.
Al tomar fotos evita el flash.
 No molestes, toques, o te lleves ninguna mariposa.

 No lleves alimentos, bebidas alcohólicas, objetos punzocortantes, armas de fuego ni mascotas.
No te llevas plantas, animales, hongos o cualquier elemento que forme parte del bosque.
 No fumes ni enciendas fogatas.

http://www.reforma.com/edicionimpresa/aplicacionei/VisorPDF.html?file=http://hemeroteca.reforma.com/20151122/pdfs/RVIA20151122-005.pdf

jueves, 19 de noviembre de 2015

- Hallan resto del rey del pulque (Mexico 1500)

La osamenta encontrada podría corresponder a un sacerdote o gobernante acolhua del periodo posclásico

 La veneración al pulque (*) entre las antiguas culturas prehispánicas mesoamericanas también salió de los centros ceremoniales.
   *pulque: Bebida alcohólica de alta graduación, espesa y de color blanco, que se obtiene de la fermentación del jugo del maguey; se usa principalmente en México y otros países de América.
Arqueólogos mexicanos localizaron el entierro de un alto jerarca o sacerdote, asociado con el dios del pulque Ometochtli, dentro de un aljibe que se ubicó en el área habitacional de la zona arqueológica de Zultépec-Tecoaque, en Tlaxcala, antiguo bastión pulquero que se localiza a 63 kilómetros del DF.

Los restos óseos del personaje acolhua, de entre 25 y 28 años de edad, fueron ubicados a 5.8 metros de profundidad junto con jarras, cajetes y copas; una piedra verdusca grabada con el glifo “dos conejo” de Ometochtli; un trono de tezontle con respaldo que tiene el mismo glifo calendárico y tinta azul, así como los restos óseos, desmembrados del tórax y la pelvis, de tres niños de entre cinco y ocho años —uno de ellos con rastros de cocción— y del esqueleto de los pies de una mujer, que los especialistas han asociado a Quetzalcóatl.

Los arqueólogos localizaron el entierro de un alto jerarca o sacerdote, asociado con el dios del Pulque Ometochtli dentro de un aljibe

“El hallazgo es diferente a los que hemos venido localizando. Ya habíamos encontrado el centro ceremonial dedicado a Mayahuel, que se expone en el museo de sitio, lo que nos faltaba era la deidad, el sacerdote”, informó el arqueólogo Enrique Martínez, director de la excavación.
Según la “Matrícula de tributos”, Tecoaque (que era parte de la Triple Alianza) fue el lugar donde se concentraba el pulque y aguamiel que, vía Acolman, entraba a la antigua Tenochtitlán. La veneración a los dioses asociados a la bebida era cotidiana. En la mitología prehispánica, Mayahuel era la diosa del maguey y Ometochtli uno de sus hijos o de los 400 dioses menores del pulque. “Es el representante de los 400 conejos, del dios de la embriaguez”, dijo Martínez. Los arqueólogos no tienen duda de que el personaje está asociado con la deidad, así lo confirma el glifo que le acompaña.
También se ubicaron tres momoztlis o pequeños adoratorios que servían para “realizar rituales en la parte superior”. ¿Pero qué hay de los cuerpos de pequeños desmembrados y de los rastros de cocción de uno de ellos?
Los especialistas saben que en Tecoaque el sacrifico y la antropofagia eran práctica común. De hecho, explicó el arqueólogo, el nombre original del lugar sólo fue Zultépec (cerro de codornices) y a la llegada de los españoles se agregó el nombre de Tecoaque que significa “donde se los comieron vivos”. La historia, documentada, cuenta que ahí cayó cautiva una caravana de 500 españoles que huyó junto con Hernán Cortés de Tenochtitlán tras la llamada Noche triste.
Los cautivos fueron sacrificados en los próximos seis meses. Algunos fueron cocidos y comidos por los jerarcas de la ciudad que llegó a comprender 32 hectáreas y una población de cinco mil habitantes. Cuando Cortés regresó fortalecido a conquistar la capital mexica, encargó a Gonzalo de Sandoval traer madera para construir unos bergantines, de paso le pidió liberar a los cautivos, pero cuando el español llegó ya no había rastro de ellos y decidió acabar con Tecoaque en febrero de 1521, cuando la ciudad dejó de existir.
Los arqueólogos han fechado los restos del sacerdote pulquero en el 1500, lo que significa que su origen es netamente prehispánico y que se conservó gracias a que el aljibe fue clausurado y conservado con carácter ritual. Los trabajos arqueológicos en la zona comenzaron hace 20 años, desde entonces se han localizados 16 pozos que eran utilizados para captar agua de lluvia. La última temporada de trabajo arqueológico inició en agosto pasado y reveló cuatro aljibes más.
Aún es pronto para que los arqueólogos concluyan que los restos de los pequeños depositados junto con el sacerdote fueron utilizados como alimento, pero en la zona han identificado rastros de descarnación o desollamiento.

EL JERARCA DEL PULQUE
Tecoaque, Tlaxcala.- La tumba de un gobernante que representa al dios del pulque y la embriaguez, descubierta en Tecoaque la semana pasada, resulta extraordinaria en el México prehispánico por su trascendencia popular: se halló en una zona de viviendas, no en el centro ceremonial donde suelen enterrarse los individuos de alto rango, destacó el arqueólogo Enrique Martínez Vargas.

"Es una apropiación popular sin precedente para un jerarca, pues la gente lo visita y le coloca ofrendas: es el dios que les da la felicidad, la embriaguez", detalló durante un recorrido por la zona arqueológica.

El gobernante acolhua, llamado Ometochtli, se localizó a cinco metros de profundidad al interior de un aljibe o almacén de agua; el esqueleto del varón de entre 25 y 28 años, con una alimentación privilegiada y sin rastros óseos de esfuerzo físico, fue desmembrado para acomodarlo en la cavidad, hacia el año 1500.

Zultépec-Tecoaque sumó hasta 5 mil habitantes antes de ser destruida por los españoles en venganza por el sacrificio de 550 aliados de Hernán Cortés 

El entierro fue hallado a más de 6 metros de profundidad y la exploración continuará. 


Los restos óseos fueron encontrados en un aljibe de la Zona Arqueológica de Zultépec-Tecoaque. 



En la ofrenda, sobresalen una pieza cilíndrica y un trono de piedra que tienen grabado el numeral 'dos conejo'.


Junto a los restos óseos, se encontró una ofrenda de piezas de cerámica, fragmentos de huesos de niños y figurillas.




Tecoaque, voz náhuatl que significa "lugar donde se comieron a los señores", fue el nombre que los españoles dieron al sitio -originalmente denominado Zultépec- porque aquí fueron sacrificados 550 aliados de Hernán Cortés, parte de una caravana que trasladaba ganado y propiedades del conquistador en 1520.

Objetos de aquel episodio, por ejemplo espuelas de caballo, espadas, monedas y pertenencias de los extranjeros, se recuperan desde 1991 de los aljibes repartidos en este enclave prehispánico, parte del reino de Texcoco y proveedor del pulque a Tenochtitlan.

Una selección de esas piezas se mostraron el invierno pasado en Madrid, en la muestra Itinerarios de Hernán Cortés, la primera dedicada al militar.

Pero el aljibe recién hallado no contenía vestigios de aquel suceso -que atizó la ira de los españoles, hasta destruir Tecoaque-, sino de Ometochtli, de quien se encontró también su trono de tezontle, su glifo (2 conejo), su respaldo y una ofrenda con restos óseos de niños (principalmente las costillas y pelvis de tres infantes, uno de ellos con huellas de cocción) y los pies de una joven, además de jarras, copas y cajetes para beber el pulque.

Los huesos de los menores pudieron haber sido desenterrados para colocarlos como ofrenda en la tumba de Ometochtli.

Los aljibes suministraban agua a los sitios donde residían los pobladores, pero el que alojó los restos del gobernante nunca almacenó líquido, incluso lo rodean tres adoratorios para venerarlo.

Este es un primer asomo de la ofrenda, anticipa Martínez Vargas, porque la cavidad continúa metros más abajo. "Habrá más", adelanta.

Emerge historia:
16 aljibes se han encontrado en 20 años

32 hectáreas abarcó la antigua Zultépec

3 hectáreas exploradas arqueológicamente

5 000 habitantes sumó el asentamiento



http://www.reforma.com/aplicaciones/articulo/default.aspx?Id=698289&v=5

viernes, 13 de noviembre de 2015

- La casa de la Marquesa en Querétaro

La Casa de la Marquesa es una mansión ubicada en el centro de la Ciudad de Querétaro, perteneciente a la época del barroco mexicano. Fue construida para doña Paula Guerrero y Dávila, Marquesa de la Villa del Villar del Águila, pero realmente para Don Antonio Alday. Está en la esquina de las calles de Madero y Allende.


Edificada en el siglo XVII, se concluyó en 1756. Se construyó para que la marquesa viviera ahí separada de su marido el marqués, don Juan Antonio de Urrutia y Arana, que vivía a dos cuadras de distancia hacia el norte, por razones que han quedado en el misterio. Como todas las casas de los nobles, tenía el escudo del marqués.

Es una construcción típica del barroco, la casa contiene arcos en que se mezclan elementos moriscos en sus tallados, cuyos arcos son prolongados y de bello conjunto. La obra es notable por su cantera labrada, sus enrejados, los detalles moriscos, su estancia y capilla, siendo todo de una delicada y original belleza. La casa se ha restaurado varias veces cuidadosamente, descubriendo las pinturas originales decorativas de sus muros.
Esta casa alojó al jefe del ejercito realista que luchaba por la independencia don Agustín de Iturbide en septiembre de 1821, cuando se dirigía a la Ciudad de México. Casi un siglo después, el primer Jefe del Ejército Constitucionalista, don Venustiano Carranza, dispuso en 1916 que fuese instalada ahí la Secretaría de Relaciones Exteriores, cuando Querétaro fue capital provisional de la República durante los trabajos del Congreso Constituyente. Funcionó hasta febrero de 1917, en que el gobierno federal regresó a la Ciudad de México. Desde fines del siglo XX, ésta histórica joya barroca es uno de los más exclusivos hoteles de México y alberga en uno de sus anexos sobre Allende, a una hermosa tienda de productos gourmet de la Ruta del Queso y el Vino.
Su construcción se encomendó al Gran Alarife Queretano Cornelio, hombre experto en el estilo barroco civil del siglo XVIII. Sucedió en el año 1756 por órdenes de Don Francisco Antonio Alday Albacea y del Marqués de la Villa el Villar del Águila Don Juan Antonio de Urrutia y Arana

Dentro de su gran historia está el haber albergado a grandes personalidades de la época como fueron Don Eulalio Gutiérrez, entonces presidente de la República, el Emperador Maximiliano de Habsburgo, y el Emperador Don Agustín de Iturbide. 
Ahora es un lujoso hotel con 14 elegantes suites particularmente decoradas con objetos de diferentes partes del mundo, creando así una relajante y distinguida atmosfera con todos y cada uno de sus exquisitos detalles.
Cuenta la leyenda que el Marqués se enamoró de una monja clarisa, la cual, por lealtad a su vocación, no aceptó relación alguna con el; pidiéndole solamente que construyera el ahora majestuoso acueducto para conducir el agua a la ciudad y que hiciera también la casa mas hermosa de Querétaro.
Dicha casa se ha restaurado cuidadosamente descubriendo las pinturas originales decorativas de sus muros. En aquel entonces se llego a pensar de que manera se dignificaría esta histórica joya barroca y la conclusión fue hacer uno de los hoteles mas exclusivos de México, el mismo que se les ofrece ahora, siendo digno de los mexicanos e incluso del turismo nacional e internacional.

En Casa de la Marquesa se respira un ambiente de exclusividad
reflejado significativamente en sus habitaciones, rodeadas de una atmósfera llena de detalles, producto de un refinado gusto por lo original y exclusivo
La fascinante arquitectura de La Casa de la Marquesa es el marco adecuado para la realización de memorables eventos que le aseguramos serán un éxito Ceremonias civiles, aniversarios, peticiones de mano, reuniones de trabajo privadas.
La Casa de la Marquesa (s. XVIII), se encuentra en el corazón del Centro Histórico de la ciudad de Santiago de Querétaro (fundada en 1531). Ciudad declarada patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO al igual que el hotel.

http://hotelcasadelamarquesa.com/


sábado, 7 de noviembre de 2015

- Una histórica sinagoga en México DF

La Sinagoga Histórica Justo Sierra 71 tiene como nombre oficial Nidje Israel, como la institución dentro de la cual nació. Esta institución es la que agrupa, desde 1922,  a los judíos ashkenazitas, es decir, originarios de Rusia, Polonia, Alemania, Lituania, Hungría y otros países europeos que hablaban idish a su llegada a México.



Después de una restauración que culminó en 2009, la Sinagoga abre sus puertas para compartir con el público su belleza, su historia y otras manifestaciones de la cultura judía en México.

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En la calle de Justo Sierra, la propiedad que abarca los números 71 y 73 tiene una fachada neocolonial típica, excepto porque las puertas de madera tienen labrada una estrella de David, uno de los símbolos principales del judaísmo.
Ya en el edificio, se cruza un pasillo y un patio, y aparece otro edificio completamente diferente, blanco y con ventanas enmarcadas por arcos románicos.
Se trata de la sinagoga Nidjei Israel, la primera edificación realizada exprofeso por y para la comunidad ashkenakí (o ashkenazita) de México. Data de 1941 y luego de haber estado cerrada desde hace más de tres décadas, a partir del 15 de agosto albergará actividades culturales y de difusión sobre la historia de la comunidad judeo-mexicana, que dio sus primeros pasos en el Centro Histórico.

Espaciosa y llena de luz, decorada con elementos cuya belleza resulta poco familiar, la sinagoga sorprende desde su planta baja. Allí, en el vestíbulo, el arranque de unas escaleras provoca curiosidad, y un salón de usos múltiples se extiende hacia el fondo.


El primer piso es más asombroso. Es un recinto vasto y elevado, con espacios para bancas a los costados y una galería en forma de herradura. En el techo, una pintura mural representa símbolos judíos a la manera de las “sinagogas rusas de madera del siglo XVIII”, de acuerdo con el libro Sinagogas de México (Fundación Activa, 2002), de Mónica Unikel-Fasja.
“Impresiona la monumentalidad de la bimá (especie de púlpito), sin duda la más elaborada de las existentes en México, colocada al centro a la usanza ashkenazí.


 Es de madera ricamente trabajada con vidrios tallados que describen instrumentos musicales: tamboril, arpa, cítara y laúd, así como símbolos recurrentes del judaísmo: el talit (chal de uso religioso), la hoja de palma, la cidra y la estrella de David entre rezos sagrados”, añade el texto.
Uno de los elementos más llamativos, el arón hakodesh, área equivalente al ábside de los templos católicos, fue hecho a semejanza de una sinagoga en Chavel, Lituania, con base en una fotografía. Allí se guardaba el libro sagrado, llamado Tora, que usualmente se lee desde la bimá durante las ceremonias religiosas judías.
Desde el siglo XVI ha habido judíos en México, se trataba de conversos o criptojudíos en busca de libertad. Sin embargo en la Nueva España sufrieron la persecución de la Inquisición, lo que los obligó a  practicar el judaísmo en secreto.
En el Porfiriato, tras una invitación extendida por el régimen a los europeos, llegó una cierta cantidad de judíos europeos. Pero los contingentes que formaron la base de las comunidades actuales llegaron en la primera mitad del siglo XX, huyendo de las guerras y el antisemitismo, e invitados también oficialmente.
Primero llegaron judíos del Imperio Otomano, de Siria principalmente, y más adelante, en los años veinte, arribaron una gran cantidad de judíos ashkenazí es decir, provenientes de Europa oriental —Alemania, Polonia, Rusia, Ucrania, Lituania y Hungría.


Otros judíos llegaron de países como Turquía y Grecia (vertiente sefardí, de ascendencia española).
El barrio judío del Centro se formó alrededor de la calle de Jesús María. “Había tiendas de abarrotes judíos, carnicerías, panaderías tradicionales, (lo que) hacía menos dramática la distancia, porque era su comida, sus tradiciones, el recuerdo de su casa, y todo esto se pudo recrear en el barrio cercano al mercado de La Merced, en calles como Jesús María, Academia, Moneda, Soledad, Justo Sierra, Loreto, Corregidora”, cuenta Unikel-Fasja.
La necesidad de lugares para rezar aumentó conforme creció la comunidad.
“En un inicio, se habilitaron cuartos de vecindades donde vivían los inmigrantes para llevar a cabo los rezos. Esto era sencillo pues para llevar a cabo los servicios judíos lo más importante es contar con un mínimo de 10 judíos adultos y libros de rezos, así que cualquier cuarto podía servir; hubo lugares de estos en el Jardín de la Santísima numero 11 o el Palacio de Mármol de Tacuba 15. Más tarde fue necesario construir sitios exprofeso y fue así como surgieron las primeras sinagogas”.


La primera sinagoga de México, llamada Monte Sinaí, se levantó en 1923 también en Justo Sierra —a unos pasos de la Nidjei Israel— y albergó a toda la comunidad. Agrupaba a todos los judíos de México, pero pronto hubo necesidad de crear diversas agrupaciones dependiendo el lugar de origen.
“Empezó a haber divisiones, porque la manera de rezar en los países árabes y en Europa es diferente, y había diferencias culturales, y en el idioma”, relata Unikel-Fasja.
En 1931, los judíos sirios crearon la segunda sinagoga, en la colonia Roma.
La sinagoga Nidjei Israel —tercera en la Ciudad, y la primera fundada por los ashkenazí — abrió sus puertas en 1941.
La sinagoga funcionó como centro ceremonial, de estudio, de celebraciones y de trabajo comunitario hasta mediados de los años sesenta, informa Unikel-Fasja, quien lleva 15 años conduciendo paseos temáticos por los enclaves judíos del Centro.
Asimismo, fue escenario del drama de los ashkenazí —los más golpeados por Hitler—, quienes perdieron a “la gran mayoría de sus parientes en las cámaras de gas”.
“Inaugurada en plena Segunda Guerra Mundial, muchos ashkenazí rezaron (allí) con la esperanza de paz y de volver a ver a sus familiares que se encontraban en Europa. En este lugar se celebró con júbilo el inicio del Estado de Israel en 1948 y se creó la organización juvenil Bnei Akiva, de tendencia sionista religiosa”, recuerda Unikel-Fasja en su libro.


Entre la segunda mitad de los años sesenta y los ochenta, la migración judía hacia las colonias Roma, Condesa, Polanco y otras, contribuyó al paulatino abandono de las sinagogas del Centro, dado que los judíos devotos necesitan que su sinagoga les quede a pie.
En 1912 se creó la Sociedad de Beneficencia Alianza Monte Sinaí, que agrupó en un templo a todos los judíos que vivían en México, porque su objetivo primordial era contar con un panteón propio, que lograron establecer en 1914.
Cuatro años más tarde, la Alianza obtuvo el reconocimiento oficial del gobierno mexicano y ese mismo año compraron una casa ubicada en la calle Justo Sierra, para construir la primera sinagoga de México, llamada Monte Sinaí. La segunda sinagoga de los judíos de Alepo Siria, fue construida en la Colonia Roma en 1931, mientras que la tercera es precisamente la Sinagoga Nidje Israel, imitación de la de Shavel, Lituania, actualmente conocida como Sinagoga Histórica Justo Sierra, y que se inauguró en 1941.

http://www.elciudadano.org.mx/component/k2/sinagoga-historica-justo-sierra-recinto-que-une-a-dos-naciones

miércoles, 4 de noviembre de 2015

- Mixquic, su panteón el Dia de Muertos

San Andrés Míxquic es uno de los siete pueblos originarios de la delegación Tláhuac, en el Distrito Federal. Se encuentra en el extremo sudoriental de esa demarcación, en una zona que antiguamente fue una isla rodeada por el lago de Chalco, actualmente desecado y del que quedan únicamente algunos canales. Míxquic es un pueblo que forma parte del polígono de la zona chinampera declarada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Cada año, durante las festividades del Día de Muertos, Míxquic recibe a miles de turistas mexicanos y extranjeros.

Mixquic fue un pueblo fundado en un islote dentro del antiguo lago de Chalco en el siglo XI d.C. Tuvo una intensa actividad religiosa y agrícola previa al dominio mexica en la cuenca de México. Debido a su ubicación en el corazón de la región chinampera, fue sometido sucesivamente por lo señoríos de Xochimilco, Azcapotzalco, Chalco yTenochtitlan.

En cuanto a los centros ceremoniales que existieron en este pueblo en el periodo prehispánico, han llegado hasta nuestros días vestigios arqueológicos relacionados con deidades de la lluvia, la guerra, la muerte; así como el chacmol, cráneos del o los tzompantli y aros del Juego de Pelota.

Una Tradición de generaciones
La tradición de recibir a los muertos pasa por la limpieza de los panteones desde el amanecer, la espera nocturna al lado de las tumbas adornadas con flores y cirios y la preparación de alimentos para las ofrendas que visitarán las almas que retornan a la memoria de los vivos.

Año tras año se dan cita en el camposanto de San Andrés en Mixquic, miles de personas para decorar las tumbas de sus difuntos, las cuales, durante el 1 y 2 de noviembre se visten con flores de cempasúchil, calaveras de azúcar y algunos platillos en honor a los fieles difuntos.

 En las casas de los habitantes y en los edificios públicos del lugar se montan ofrendas dedicadas a la memoria de los difuntos, que están compuestos de diversas frutas, alimentos, papel picadocempasúchil y otras flores, pan de muerto,calaveritas de azúcar, velas y otros elementos que son tradicionales de estas devociones.

   * Vean las tres fotos de un altar de muertos que la familia nos mostró, explicó cada detalle y nos permitió fotografiar; viven en la calle que lleva al Panteón de Mixquic. El altar lleva las fotos de un niño que se les murió ahogado en el patio de la casa:





La celebración del Día de Muertos es la atracción principal de Mixquic. Doña Juanita Suárez nos cuenta qué hacía ese día: “Cuando yo crecí poníamos el altar para nuestros difuntitos, teníamos un lugar especial para ellos. Era una mesa de un metro o metro y medio de largo, y se le colocaban las frutas que les gustaban en vida; también la cera, y se compraba el sahumador para el incienso. Cuando llegaban los niños difuntos se tendía una tira de flores de color para que entraran, y si eran los difuntos grandes se tendía una tira de flores amarillas (cempasúchil). 


Y salía uno a encontrarles, a darles el paso para que entraran. Ese día se les ponía un farol de colores en forma de estrella, de barril, para que supieran dónde llegar, porque antes no había luz.”.

Durante el primer día del mes de noviembre, cuando llega la noche, el júbilo permea el ambiente con la música de grupos tropicales y mariachis que amenizan los concursos de calaveras de cartón con leyendas satíricas, mientras, otras personas acompañan a un cortejo fúnebre escenificado, en donde la viuda lanza frases picarescas a la gente por la pérdida de su esposo quien se halla dentro de un ataúd simulando su muerte; algunas de esas frases picarescas…

Durante su trayecto hacia el panteón estos personajes van solicitando apoyo económico para la sepultura, haciendo bromas a los concurrentes y, una vez que arriban y que están a punto de enterrar al supuesto "cadáver", éste salta del ataúd y corre despavorido entre la multitud ocasionando la risa de los asistentes.

Así, con un aire de burla muy mexicano, el culto a los muertos comienza para después tomar un aire más solemne: las ofrendas siguen realizándose y las veladoras y cirios le dan ya al panteón de Mixquic un toque mágico, 

mientras que en las casas las puertas se abren para que las ánimas de los muertos saluden a sus deudos, y los visitantes puedan disfrutar de las coloridas ofrendas del lugar.
Al día siguiente continúa la danza de las almas de los muertos en la tierra, pero ahora toca lugar a las de los adultos: el panteón sigue dominado por ofrendas y comienzan a llegar hombres, mujeres y niños con cubetas, escobas y ramos de flores con la intención de barrer y arreglar las tumbas correspondientes esperando a que el párroco del pueblo llegue para dar la bendición a los asistentes y a las tumbas de los "difuntitos".

De esta manera, en medio de una gran solemnidad y alegría, los días de celebración a los muertos transcurren en Mixquic para recordarle al mundo que entre los mexicanos, la convivencia con la muerte, es algo común...