sábado, 23 de marzo de 2019

- El atrio y la 'cruz atrial' en México


El Atrio en las iglesias es un patio porticado situado a sus pies y que sirve de acceso.
Tras la conquista española de México, a principios del siglo XVI, llegaron a México diversos frailes (franciscanos, dominicos y agustinos) enviados por los Reyes Católicos para que evangelizaran a los indígenas.
Estos frailes se establecieron en el altiplano central y edificaron numerosas estructuras conventuales, compuestas por un templo, un convento y un atrio. En el atrio se congregaba a los indígenas, mientras se construía el templo y el convento; según las necesidades de la evangelización, fue adquiriendo una fisonomía específica al integrarlo al conjunto conventual por medio de una barda que lo delimita, y al incorporarle cuatro capillas posas en sus esquinas y una capilla abierta adosada al convento, y así el atrio cumple la función de un templo al aire libre.
En México el atrio fue una simple solución arquitectónica singular por las necesidades de la evangelización a partir de 1521. Dadas las altas cantidades de indígenas a evangelizar, los frailes  utilizaron el espacio del atrio como extensión de la nave de la iglesia, utilizando capillas abiertas en el atrio. Además, en los pueblos de indios fue el sitio central de la vida espiritual, siendo espacios donde también se impartieron clases sobre oficios diversos.
En las iglesias el atrio solía tener una fuente y unos soportales. El acceso era libre a cualquiera hasta el atrio, quedando el interior del templo reservado para los fieles.
El atrio de la iglesia da una atmósfera de paz, fe, tranquilidad, y es interesante estar ahí entre la vegetación de su jardín.
En los templos antiguos existían varios tipos de delimitación de los recintos sagrados externos a la propia edificación del templo, pero en torno a él. De hecho, en casos extremos, el templo podía reducirse a un mero altar en este atrio sin ninguna cubierta.
Muchas iglesias presentan un atrio a su entrada, aunque su forma y funciones son muy diferentes. Muy frecuentemente se usaba como cementerio. En general, suele estar señalizado con columnas y a veces con cadenas, marcando los límites del recinto sagrado. Las universidades, nacidas como instituciones eclesiásticas, también tenían tales recintos.
Los atrios de las iglesias, además de hermosos, son puntos de encuentro con la fe y la historia. Anteriormente tenían varias funciones, entre ellas delimitar el espacio sagrado o como cementerios. En el caso de la Nueva España, sirvieron como extensiones de las iglesias debido a la gran cantidad de personas que había por evangelizar.
Las cruces atriales son características en los territorios que fueron colonias españolas, en donde los habitantes estaban acostumbrados al culto en el exterior del templo y los misioneros destinaban un área amplia frente a la iglesia, en construcción, para el culto, en donde después de ya habilitada la iglesia se realizaban procesiones y otras actividades; denota la influencia del arte religioso prehispánico.

El atrio de la Parroquia de San Jacinto en San Ángel, al sur de la Ciudad de México, su cruz atrial es una de las primeras labradas en México, la cual sigue casi intacta desde que fue colocada en el siglo XVI. En ella se mezclan elementos cristianos y paganos interpretados desde el arte prehispánico.
Como esta cruz atrial hay muy pocas en México, es del Siglo XVI, por lo general son de cantera y el trabajo de las figuras en ella es totalmente indígena, lo que es denominado de estilo “Tequitqui”.
Las figuras de la cruz están relacionadas con la Pasión de Cristo. La cruz se encuentra en medio de una fuente circular y junto con la decoración florida que tiene se le relaciona con el “árbol de la vida” que estaba en el Paraíso. La fuente está dividida en 12 partes lo cual recuerda a los apóstoles. El hecho de que esté en medio de la fuente también puede tener un significado, pues puede ser una relación por medio del agua a la purificación y al bautismo.
En la parte inferior de la cruz se encuentran 4 figuras: las figuras son, un ángel alado con referencia a San Mateo, un águila, San Juan, un toro, San Lucas y un león, San Marcos.
En todo lo ancho y largo de la cruz se encuentran las llamadas: armas de Cristo, se pueden apreciar en la cruz: una bolsa con un número 30 en medio, que son las monedas de plata que se pagaron a Judas, el gallo que es la negación de Cristo y que también se usa como emblema de Cristo, unos azotes en forma de cruz, un haz de varas, por que se rifaron la túnica, y un látigo; representan la flagelación de Cristo. 
Una esponja y una caña que recuerdan al momento anterior a la crucifixión y representándola se pueden ver los clavos y el martillo. Un cáliz representa: el agua y sangre que sale de un costado de Cristo al ser éste lastimado por la lanza de un soldado. También se ven unas tenazas y una escalera que son símbolos del descendimiento de la cruz.
En cuanto a la iconografía Dominica se ven unas palmas, símbolos de la orden, así como de victoria, Ascensión e inmortalidad.
A los costados de la cruz se encuentran dos corazones, que son el símbolo más completo de revelación de Dios. Como metáfora al amor de Dios sobre los hombres generalmente los corazones están heridos o tienen fuego.
Se ven estrellas y una flor que son emblemas de la orden, aunque también la estrella puede ser el amor del santo a Cristo y la flor la devoción a la Santísima Virgen.
Al frente de la cruz se encuentra el rostro de Cristo crucificado de un claro estilo tequitqui. Hay que recordar que en ninguna cruz se va a ver el cuerpo de Cristo crucificado pues hubiera sido una contradicción al trabajo de evangelización y lucha contra el sacrificio humano.

Plaza e Iglesia de la Inmaculada Concepción o La conchita/ Coyoacán.
Esta iglesia en Coyoacán destaca por su gran jardín acompañado de una cruz atrial. Se cree que ésta fue la primera iglesia de la nueva España y que Hernán Cortés la mandó construir para su pareja y traductora, la Malinche. Como la propiedad tenía un gran jardín, Cortés pidió construir una Capilla sobre un altar tolteca que se encontraba en el sitio.

Cruz atrial se denomina, en las construcciones conventuales mexicanas, a las esculturas de cruces creadas por los frailes mendicantes en los atrios de las iglesias, señalando simbólicamente el centro de las poblaciones dada su disposición entre el eje longitudinal y transversal del atrio.
Al desarrollarse todas las actividades primordiales de la evangelización dentro del atrio, hubo la necesidad de crear un elemento central, un punto de referencia que por su contenido cristiano le diera sentido y unidad, tanto al espacio arquitectónico, como a las actividades religiosas desempeñadas en él, y que mejor que el emblema universal del cristianismo para encarnar esta función; así, desde los primeros tiempos de la colonia, la cruz se levantó majestuosa en el centro de los atrios.
Las cruces atriales eran esculpidas en diversos tipos de piedra, presentan la forma de cruz latina, miden de uno a tres metros de altura, sus cuerpos pueden ser cuadrangulares, octogonales, ovoides o tubulares, y la mayoría se encuentran levantadas sobre una gran base octogonal o cuadrada.
Las cruces atriales por lo general están colocadas sobre una peana o zócalo; poseen únicamente el rostro de Cristo, una cartela con la leyenda INRI en su parte superior, el señalamiento de los tres clavos en manos y pies de Cristo y la talla de los símbolos de la Pasión, como los clavos, el martillo con el que clavaron a Jesús, un gallo cantando sobre la columna de la Pasión, el cilicio del azote, la corona de espinas y los dados con los que jugaron a sortearse las ropas de Cristo sus ejecutores, entre otros. La decoración por lo general es de tipo fitomorfo, con enormes flores de lis y otros detalles florales en los que es perceptible la mano del escultor indígena, por la talla inspirada en elementos indígena y por ser muchas de ellas hechas de una sola piedra núcleo y denotar haber sido talladas con técnica mesoamericana, es decir, piedra con piedra. Actualmente se conservan un buen número de cruces atriales en las iglesias mexicanas originales y réplicas.
En ocasiones eran usadas como puntos de referencia para medir distancias entre las poblaciones
La originalidad y el valor que poseen estas cruces atriales, se debe a tres características:
1-La primera es su ubicación espacial. Al estar la cruz en el centro del atrio, como eje del espacio sagrado, como ordenadora y organizadora de la realidad cristiana, era el testimonio material de la voluntad de los misioneros de fundar en estas tierras un cristianismo primitivo que giraría alrededor de la figura de Cristo y de sus enseñanzas.
2-La segunda es su peculiar decoración, que va de acuerdo con su finalidad didáctica. La presencia de Cristo a través de la cruz fue enriquecida al plasmar en ella no Su imagen sino los símbolos de Su pasión, muerte y resurrección. Es importante destacar que ninguna cruz atrial es igual a otra, ya que en ellas varía la cantidad de símbolos y su disposición y en algunos casos pueden presentar remates esféricos, vegetales o florales.
3-Finalmente, la tercera y más relevante característica es que las cruces atriales son una muestra viva del sincretismo cultural que se gestó a raíz de la conquista. Aunque a cargo de los frailes, las cruces atriales fueron elaboradas en la mayoría por los indígenas y esto les posibilitó imprimir en ellas su propia sensibilidad y resguardar parte de su tradición escultórica. El encanto que poseen las cruces atriales del siglo XVI se debe en gran medida a las cualidades plásticas que les otorga la mano indígena.
Como señala el padre Arturo Schroeder Cordero en su artículo "Las funciones del atrio conventual en el sesquicento mexicano", las cruces fueron hechas en un principio de madera y después en piedra, dado que estos fungían como pararrayos, como fue el caso de la enorme cruz atrial del convento de San José de los Naturales en la Ciudad de México, que fue partida en dos por un rayo a principios del siglo XVI.