Jerez de García Salinas es la cabecera municipal del municipio de Jerez en el estado mexicano de Zacatecas. Se
encuentra ubicado en el centro del Estado, a 56 km al
sudoeste de la ciudad de Zacatecas. Es un pueblo del estado con importancia
turística y cultural.
Jerez siempre se ha
caracterizado por la hermosura de sus fincas y recientemente ha sido incluida
en el programa Pueblos mágicos, por parte de la Secretaría
de Turismo, por sus tradiciones, costumbres, leyendas y arquitectura.
Antes de la
primera incursión en 1531 a cargo de los españoles, éstas tierras zacatecanas
ya estaban habitadas por los chichimecas, huachichiles y zacatecos, esta área
comprendía lugares y asentamientos como lo son Susticacán y otros no menores al sur principalmente, mismos que fueron
encontrados por los españoles al mando de Cristóbal de Oñate,
quien buscaba metales preciosos en las laderas de los cerros del valle, en la
primera incursión por ésta región zacatecana en 1531.
La ciudad cuenta con centros de interés turístico, un marco colonial,
Jardín Principal, Presidencia Municipal, Santuario de Nuestra Señora de la
Soledad. Edificio de la Torre, erigido para que fuera escuela de niñas.
Parroquia de la Inmaculada Concepción.
El Teatro
Hinojosa es una joya arquitectónica, pues cuenta con una estructura única,
bella madera oscura tallada en su interior y una acústica excepcional, que
fueron creadas tras más de dos décadas de edificación.
Su historia
comenzó a finales del siglo XIX, cuando Don José María Hinojosa promovió su
edificación, la cual se llevó a cabo con la participación directa de la
población, que aportó no sólo dinero, sino mano de obra, para hacer realidad lo
que hoy es uno de los teatros más bellos de Zacatecas.
En 1871
comenzó su construcción, la cual se concluyó totalmente en 1890, aunque se
inauguró antes de estar terminado, porque la gente ya quería utilizarlo, y eso
es natural en un lugar como Jerez, considerado una cuna cultural y que aún en
la actualidad es el segundo municipio que más libros produce en el estado,
luego de la capital zacatecana, explica.
El insigne
inmueble, ubicado en el centro de este municipio, tierra del escritor Ramón
López Velarde, tardó más de 20 años en ser construido, hasta que se inauguró el
1 de noviembre de 1878, informa el cronista adjunto de esta ciudad, Héctor
Rodríguez.
Entre las
características que hacen al Teatro Hinojosa único están su acústica, eufonía y
resonancia; así como su estructura mozárabe.
Tan valioso
es este centro de cultura para la población jerezana, que en 1913, cuando
entraron a la ciudad las fuerzas del movimiento revolucionario incendiaron el
teatro y la alcaldía.
Al destacar
el valor arquitectónico e histórico del recinto, el cronista destaca su diseño
único, que tiene una caja acústica para que los actores se escucharan
perfectamente sin necesidad de utilizar altavoces ni micrófonos.
Aunque no se
sabe quién es el autor de la perfecta acústica del edificio, todavía existe
debajo del escenario, aunque tapada con madera, una fosa hidroacústica, que
permitía con el llenado o vaciado de agua, aumentar o bajar el volumen de la
voz de actores.
Además, la
sala central y el escenario tienen pequeñas inclinaciones, que permitían a la
asistencia observar a los histriones de la cabeza a los pies.
Con 137 años
de existencia, este edificio es realmente un monumento de esta población, que
muestra a las y los visitantes un interior rústico, con madera tallada y
cientos de sillas con respaldo alto.
Tiene
capacidad para recibir a 469 espectadores en las localidades de luneta,
plateas, palcos y galerías. No cuenta con butacas, sólo sillas, que en sus
inicios no había y el público tenía que traer y llevarse de sus casas. Sostiene
en su techumbre arcos torales, entre los que destacan el de proyección, el de
la boca del escenario y el de retención de fondo. Su forma es la de una
herradura y su escenario está bajo un arco de medio punto, elaborado en cantera
rosada, típica de esta tierra colorada.
En su arquitectura
se observa la mano de obra de los albañiles de aquella época que donaron un día
de su trabajo, el que no cobraron, para la construcción; mientras que los
presos realizaron el labrado de la piedra y la población dio dinero y mano de
obra para acarrear los materiales.
-El Panteón de Dolores:
la Casa Museo Ramón López Velarde: