La ciudad de Teotihuacán creció en torno a un plan urbano
estructurado en torno a dos ejes axiales. La calzada de los Muertos es el eje norte-sur, mientras que hay otra avenida que inicia
en La Ciudadela y es considerada el eje este-oeste.
El río San Juan fue desviado de su curso natural para que atravesara perpendicularmente la calzada de los Muertos. Los ejes principales de Teotihuacán se cruzaban perpendicularmente, y en torno a ellos se trazó una retícula que sirvió de base para la construcción de los edificios.
La planificación urbana de Teotihuacán debió adquirir la forma definitiva alrededor del siglo III de la era cristiana, cuando ya se habían construido la cuarta etapa de la pirámide de la Luna, La Ciudadela y la pirámide del Sol. Los ejes de la calzada de los Muertos y la avenida Este-Oeste habían sido definidos durante la fase Tzacualli, que va abarca aproximadamente de 1 a 150 d.C.
La calzada de los Muertos es una amplia vía que atravesaba la ciudad. Comienza en la plaza frente a la pirámide de la Luna y se prolonga dos kilómetros hacia el sur, cerca de Teopancaxco. La avenida está orientada 15° 30' hacia el este con respecto al norte astronómico. Esta desviación es la misma que, con algunas variaciones, se observa en todas las construcciones teotihuacanas.
El río San Juan fue desviado de su curso natural para que atravesara perpendicularmente la calzada de los Muertos. Los ejes principales de Teotihuacán se cruzaban perpendicularmente, y en torno a ellos se trazó una retícula que sirvió de base para la construcción de los edificios.
La planificación urbana de Teotihuacán debió adquirir la forma definitiva alrededor del siglo III de la era cristiana, cuando ya se habían construido la cuarta etapa de la pirámide de la Luna, La Ciudadela y la pirámide del Sol. Los ejes de la calzada de los Muertos y la avenida Este-Oeste habían sido definidos durante la fase Tzacualli, que va abarca aproximadamente de 1 a 150 d.C.
La calzada de los Muertos es una amplia vía que atravesaba la ciudad. Comienza en la plaza frente a la pirámide de la Luna y se prolonga dos kilómetros hacia el sur, cerca de Teopancaxco. La avenida está orientada 15° 30' hacia el este con respecto al norte astronómico. Esta desviación es la misma que, con algunas variaciones, se observa en todas las construcciones teotihuacanas.
En torno a esa gran avenida se encuentran los más
importantes conjuntos monumentales de la ciudad, dedicados principalmente a las
actividades religiosas. Entre otros, se encuentran sobre la calzada de los
Muertos la pirámide del Sol, el templo de los
Animales Mitológicos y el templo de Quetzalcóatl.
El corazón de Teotihuacán estaba constituido por estas y otras edificaciones dedicadas al culto. Asociados a ellos se encuentran en las inmediaciones los complejos residenciales destinados a la élite. Entre estos se encuentra el palacio de Quetzalpapálotl y los conjuntos habitacionales de Yayahuala, Tetitla, Xala y Zacuala.
En torno a la zona central se organizaban los barrios donde vivían los estratos bajos de la sociedad, los trabajadores agrícolas y artesanos, comerciantes y extranjeros. De acuerdo con las investigaciones arqueológicas, la ciudad llegó a tener alrededor de dos mil conjuntos habitacionales en su momento de mayor apogeo, que ocurrió entre los siglos II y V. Estas edificaciones fueron constantemente ampliadas y remodeladas para satisfacer las necesidades de la creciente población.
La superficie urbana creció rápidamente durante la fase Tzacualli, cuando llegó a alcanzar aproximadamente 20 km cuadrados de superficie y una población de 30 mil habitantes.
Teotihuacán contaba con un sistema de servicios urbanos muy adelantado. Destaca el sistema de manejo del agua, tanto de aquélla destinada al consumo cotidiano como de las aguas residuales. La ciudad contó con una gran red de alcantarillas que contribuyó a sanear el ambiente de la urbe y sus decenas de miles de habitantes.
La integración arquitectónica del plan urbano de Teotihuacán está relacionada con la cosmovisión de la sociedad que lo creó y con el entorno. Es evidente la relación que existe entre las construcciones más importantes y las formas de la sierra de Patlachique que rodean el valle de Teotihuacán Las construcciones de Teotihuacán están organizadas de tal manera que ofrecen puntos de observación astronómica, que convierten a la ciudad en un gran observatorio relacionado con el culto de las fechas notables en el calendario teotihuacano.
La gran vía es de 40 metros y su eje está desviado ligeramente hacia el noreste, 15º 30’ respecto al norte geográfico. A lo largo de la calle se encuentran los edificios más importantes destinados a templos, palacios y casas de personajes de altura. Allí están, además de las dos grandes pirámides, la Casa del Sacerdote, el palacio de Quetzalpapalotl (Quetzalmariposa), el palacio de los Jaguares, la estructura de las caracolas emplumadas, el templo de Quetzalcóatl, la ciudadela y muchas edificaciones más que en su día fueron de gran belleza. En uno de los aposentos se descubrieron pisos construidos con dos capas de láminas de mica de 6 cm de espesor, que fueron cubiertas más tarde con tezontle.
La pirámide del Sol es el mayor edificio de Teotihuacán y el segundo en toda Mesoamérica, sólo detrás de la Gran Pirámide de Cholula. Por sus considerables dimensiones se puede observar a varios kilómetros de distancia. Tiene una altura de 63 metros, con una planta casi cuadrada de aproximadamente 225 ms por lado, y suele compararse con la Pirámide de Keops (Egipto).
El edificio consta de cinco cuerpos troncocónicos superpuestos y una estructura adosada de tres cuerpos que no alcanzan la altura de la primera plataforma. La pirámide del sol se ubica en la banda oriental de la calzada de los Muertos, prácticamente alineada en forma perpendicular con esta vía.
El corazón de Teotihuacán estaba constituido por estas y otras edificaciones dedicadas al culto. Asociados a ellos se encuentran en las inmediaciones los complejos residenciales destinados a la élite. Entre estos se encuentra el palacio de Quetzalpapálotl y los conjuntos habitacionales de Yayahuala, Tetitla, Xala y Zacuala.
En torno a la zona central se organizaban los barrios donde vivían los estratos bajos de la sociedad, los trabajadores agrícolas y artesanos, comerciantes y extranjeros. De acuerdo con las investigaciones arqueológicas, la ciudad llegó a tener alrededor de dos mil conjuntos habitacionales en su momento de mayor apogeo, que ocurrió entre los siglos II y V. Estas edificaciones fueron constantemente ampliadas y remodeladas para satisfacer las necesidades de la creciente población.
La superficie urbana creció rápidamente durante la fase Tzacualli, cuando llegó a alcanzar aproximadamente 20 km cuadrados de superficie y una población de 30 mil habitantes.
Teotihuacán contaba con un sistema de servicios urbanos muy adelantado. Destaca el sistema de manejo del agua, tanto de aquélla destinada al consumo cotidiano como de las aguas residuales. La ciudad contó con una gran red de alcantarillas que contribuyó a sanear el ambiente de la urbe y sus decenas de miles de habitantes.
La integración arquitectónica del plan urbano de Teotihuacán está relacionada con la cosmovisión de la sociedad que lo creó y con el entorno. Es evidente la relación que existe entre las construcciones más importantes y las formas de la sierra de Patlachique que rodean el valle de Teotihuacán Las construcciones de Teotihuacán están organizadas de tal manera que ofrecen puntos de observación astronómica, que convierten a la ciudad en un gran observatorio relacionado con el culto de las fechas notables en el calendario teotihuacano.
La gran vía es de 40 metros y su eje está desviado ligeramente hacia el noreste, 15º 30’ respecto al norte geográfico. A lo largo de la calle se encuentran los edificios más importantes destinados a templos, palacios y casas de personajes de altura. Allí están, además de las dos grandes pirámides, la Casa del Sacerdote, el palacio de Quetzalpapalotl (Quetzalmariposa), el palacio de los Jaguares, la estructura de las caracolas emplumadas, el templo de Quetzalcóatl, la ciudadela y muchas edificaciones más que en su día fueron de gran belleza. En uno de los aposentos se descubrieron pisos construidos con dos capas de láminas de mica de 6 cm de espesor, que fueron cubiertas más tarde con tezontle.
La pirámide del Sol es el mayor edificio de Teotihuacán y el segundo en toda Mesoamérica, sólo detrás de la Gran Pirámide de Cholula. Por sus considerables dimensiones se puede observar a varios kilómetros de distancia. Tiene una altura de 63 metros, con una planta casi cuadrada de aproximadamente 225 ms por lado, y suele compararse con la Pirámide de Keops (Egipto).
El edificio consta de cinco cuerpos troncocónicos superpuestos y una estructura adosada de tres cuerpos que no alcanzan la altura de la primera plataforma. La pirámide del sol se ubica en la banda oriental de la calzada de los Muertos, prácticamente alineada en forma perpendicular con esta vía.
En los inicios de Teotihuacán, el sitio donde se encuentra la
pirámide del Sol correspondía a una especie de muro con base de talud y
desplante vertical sin asociación a otras estructuras. El uso que tuvo esta
estructura se desconoce, aunque Sugiyama plantea que pudo servir para delimitar
un espacio sagrado. La pirámide del Sol tuvo dos etapas constructivas, durante
la primera prácticamente alcanzó las dimensiones que tiene actualmente.
El uso de la pirámide del Sol y el significado que tuvo para los habitantes de Teotihuacán permanece como una incógnita. En 1971 Jorge Ruffier Acosta encontró un túnel bajo la pirámide, cuyo acceso se encuentra frente a la plataforma adosada. Los primeros investigadores del túnel ―al que se llama también “cueva sagrada”― supusieron que se trataba de una caverna natural que fue empleada con propósitos rituales, lo que explicaría la construcción del monumento sobre ella. Sugiyama y su equipo han demostrado que la cueva fue cavada completamente por humanos. La estructura del túnel recuerda a las tumbas subterráneas de Occidente pues el acceso se lleva a cabo a través de un tiro de 6.5 metros. La cavidad se prolonga hacia el este por aproximadamente 97 metros, al final del túnel―que prácticamente coincide con el centro del edificio― se encuentra una cámara de cuatro lóbulos que, de acuerdo con la hipótesis de Sugiyama, pudo contener una tumba real.
El uso de la pirámide del Sol y el significado que tuvo para los habitantes de Teotihuacán permanece como una incógnita. En 1971 Jorge Ruffier Acosta encontró un túnel bajo la pirámide, cuyo acceso se encuentra frente a la plataforma adosada. Los primeros investigadores del túnel ―al que se llama también “cueva sagrada”― supusieron que se trataba de una caverna natural que fue empleada con propósitos rituales, lo que explicaría la construcción del monumento sobre ella. Sugiyama y su equipo han demostrado que la cueva fue cavada completamente por humanos. La estructura del túnel recuerda a las tumbas subterráneas de Occidente pues el acceso se lleva a cabo a través de un tiro de 6.5 metros. La cavidad se prolonga hacia el este por aproximadamente 97 metros, al final del túnel―que prácticamente coincide con el centro del edificio― se encuentra una cámara de cuatro lóbulos que, de acuerdo con la hipótesis de Sugiyama, pudo contener una tumba real.
La
pirámide de la Luna es uno de los edificios más antiguos de Teotihuacán. Durante el
siglo XIX también se conoció como Meztli Iztácual, nombre que Manuel Orozco y Berra recoge en su obra, donde sostiene la hipótesis
decimonónica de que Teotihuacán fue una ciudad tolteca. Su forma final la adquirió después de siete etapas
constructivas. Tiene una planta aproximadamente cuadrada de 45 metros por lado.
Es de tamaño menor que la Pirámide del Sol, pero se encuentra a la misma altura
por estar edificada sobre un terreno más elevado. Su altura es de 45 m. Junto a
esta pirámide se encontró una estatua llamada Diosa de la Agricultura que los
arqueólogos sitúan en época tolteca primitiva. Esta pirámide se encuentra situada muy cerca de la del Sol,
cerrando por el norte el recinto de la ciudad. Desde su explanada se inicia el
recorrido del eje principal conocido como Vía o Calzada de los Muertos.
En un principio se pensó que las esculturas que acompañan a las cabezas de serpiente emplumada, se trataban de representaciones de Tlalóc, sin embargo se tratan de Cipactli, que quiere decir cocodrilo, este personaje fue muy importante ya que con él se representaba el primer día con el que se iniciaba el calendario lunar de 260 días. Es por eso que el templo de quetzalcoatl, pudo haber sido un templo edificado al tiempo.
En noviembre de 2010, investigadores del Instituto Nacional de Antropología e
Historia enviaron un carro robot, llamado Tlaloque I y diseñado por el Instituto Politécnico Nacional, para explorar un túnel estrecho, a 8 metros de
profundidad y de aproximadamente 100 metros lineales de fondo, ubicado justo
debajo del templo.
Al hacer uso de un georradar, se llegó a la conclusión de
que dicho túnel lleva a 3 cámaras donde los investigadores suponen se hallan
los restos de algunos personajes importantes de Teotihuacán. De acuerdo con la
arqueóloga Verónica Ortega: «Lo primero que hubo para hacer adoración en
Teotihuacán fue este túnel y posteriormente pusieron un lugar ya sagrado, ahí
se construyó la Pirámide del Sol [...] El recubrimiento es totalmente de lodo, [los
teotihuacanos] tratan de dar una apariencia lisa a estos muros, probablemente
para que las personas que se introdujeran aquí no se dieran cuenta que seguía
el túnel».
El
palacio de Quetzalpapálotl: (‘Mariposa-quetzal,
mariposa de plumas, mariposa preciosa’) es una edificación que fue vivienda de
la élite teotihuacana. Se ha propuesto que fue la
residencia de los principales sacerdotes de Teotihuacán.
El palacio de Quetzalpapálotl se
localiza en el ángulo suroeste de la plaza de la Luna, detrás de la estructura
5 de este conjunto. Para acceder a su interior hay que subir una escalinata
custodiada por unos jaguares. Desde la plataforma sobre la que se encuentra el
edificio es posible descender al patio central del palacio. Este espacio está
rodeado por pórticos que enmarcan los accesos a las cámaras interiores del
palacio. Las columnas de piedra están talladas profusamente con
representaciones de mariposas y plumas de quetzal, de ahí el nombre del palacio. En el
tiempo que estuvo en funciones esta edificación, los relieves en las columnas
fueron policromados.
Los muros interiores estuvieron decorados con motivos
relacionados con el culto a la divinidad del agua. Una de las subestructuras de
este edificio es el patio de los Jaguares. Los muros de esta sección están
decorados con escenas que representan a jaguares que portan penachos de plumas de quetzal y, frente a ellos,
representaciones de caracoles marinos y corazones humanos.
Teotihuacán es una de las ciudades prehispánicas que más pintura mural conservan, importantes
ejemplos se pueden encontrar en Tepantitla, Tetitla, Atetelco, la Ventilla o en
el Museo de murales prehispánicos Beatriz
de la Fuente, nombre de
la fundadora del proyecto La pintura mural prehispánica en México de la UNAM,
que desde 1990 registra en fotografías los murales de este sitio.
En los
estudios sobre la pintura
mural prehispánica dirigidos por De la Fuente se explica
que la interdependencia entre pintura artesanal, por la disposición que estos
tiene en los espacios arquitectónicos y las escenas las describe básicamente
como mitológicas. La pintura teotihuacana se localiza en el exterior de los
edificios en los taludes y los tableros de los basamentos piramidales y en el
interior, en los pórticos y en los cuartos y corredores. Según Sonia Lombardo,
investigadora de dicho proyecto, las primeras obras pictóricas datan de la fase
Micaotli (150-200 d. C.).