Tepoztlán es una localidad del norte del estado de Morelos,
en el centro-sur de México. El pueblo es un destino turístico popular, debido a su
cercanía con la Ciudad de México y su muy agradable clima. Es famoso
por los restos de la pirámide construida en la cima de la montaña el Tepozteco,
La pirámide que se empezaría a construir cerca del año 1150 por los xochimilcas tepoztecos, está dedicada a Ometochtli-Tepuztécatl, uno de los dioses del pulque y del viento así como de la fertilidad vegetal y que mide cerca de diez metros.
En 1895 el ingeniero Francisco Rodríguez junto con la comunidad, liberaron a la pirámide de la vegetación que la cubría quedando como uno de los mayores símbolos sagrados (y turísticos) de Tepoztlán. El cerro y la pirámide del Tepozteco se convierten así en el “emblema” más representativo de Tepoztlán, que recibe inclusive miles de visitantes en un sólo día, y en donde se lleva a cabo el inicio del Reto al Tepozteco que es la representación teatral de la evangelización del último tlatoani tepozteco. La zona arqueológica consiste básicamente en una pirámide de dos cuerpos con una gran escalera con alfardas en su lado oeste. Sobre sus dos cuerpos, una tercera construcción corona la cima; consta de dos salas, una a continuación de la otra y frente a la pirámide principal se halla una plataforma cuadrada menor que tiene cuatro escaleras decoradas también con alfardas.
y también por los exóticos helados preparados por la gente del pueblo, así como
sus artesanías.
Tepoztlán es considerado como
un lugar místico por sus leyendas y sus tradiciones que aún se respetan por los
mismos habitantes, mucha gente lo visita ya que todo el año está lleno de
festejos que la gente hace dependiendo el barrio en el que viva. Una de las
festividades más esperadas es el Día de Muertos en la que la gente sale con sus hijos
a "pedir calaverita" llevando un tradicional chilacayote en forma de calavera. Tepoztlán fue
nombrado "Pueblo Mágico" en 2002,
Exconvento de la Natividad
Uno de los principales atractivos
turísticos del pueblo es el Exconvento de la Natividad, una hermosa e imponente
construcción del siglo XVI, que fue administrada por frailes dominicos. El
exconvento, restaurado en 1993 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La construcción del convento,
realizada entre 1555 y 1580, es de piedras
talladas unidas con mortero de cal, arena y aglutinantes vegetales. Al día de
hoy se conservan muchos bellos murales originales al interior de sus muros.
La fachada del templo está dedicada a
la Vírgen del Rosario, que aparece acompañada por santos, ángeles y querubines,
así como por los símbolos de la orden dominicana.
En la parte superior del exconvento
opera un museo dedicado a la historia y la cultura de los habitantes del actual
Tepoztlán.
El Reto al Tepozteco (y la leyenda)
Es una fiesta
tradicional donde los pobladores de Tepoztlán realizan los festejos de la
ceremonia de velación y bautizo del Tepozteco, con el motivo de recordar el
cambio de religión politeísta a católica. Trata de la representación, en náhuatl y con traducción al español, donde los aliados del señor Cuauhnáhuac retan al Tepozteco. Este festejo data aproximadamente del año
1850 y se realiza con danzas que representan a los señores de Yautepec, Oaxtepec, Tlayacapan y Tepoztlán, y parten después hacia la plaza cívica. El
festejo está acompañado de varios eventos festejando también a Nuestra Señora
de la Natividad de María, que inician en los últimos días de agosto y terminan
el 16 de septiembre.
Hay varias leyendas o
versiones: una versión es la que se refiere al Tepozteco como un personaje que
fue bautizado e iniciado a la religión católica el 8 de septiembre de 1532 en
las aguas del Axitla, al pie del cerro en que se
encontraba la estatua de Ometochtli.
Un
joven misionero de 22 años llamado Fray Domingo de
la Anunciación bautiza
al Tepozteco después de haber despeñado al ídolo que se encontraba en lo alto
de la montaña y que era famoso y venerado por peregrinos que venían desde el
reino de Chiapas y Guatemala.
Cuatro
señores principales de los lugares vecinos: Yautepec,
Huaxtepec, Tlayacapan y Cuauhnahuac acusan al Tepozteco de haber
traicionado a sus dioses y lo vienen a retar al pueblo. Este los vence de nuevo
evocando lo sucedido en el banquete y con la fuerza de su discurso los convence
de las bondades de la nueva religión.
De ésta
leyenda resaltemos que hablan de una de los cuatro elementos de la naturaleza:
El aire, al que se le atribuye el pensamiento o la razón y vemos como aquí se
resalta ésta característica cuando el Tepoztécatl,
gracias a su inteligencia, sale avante de toda situación difícil a la cual se
enfrenta; bien se presume que es hijo de Quetzalcóatl,
“Dios del viento”, lo cual permite ser protegido por Él en todo momento.
Como
podemos apreciar en la lectura, los habitantes de la región son agradecidos con
la naturaleza, por ello al aire, le atribuyen poderes tales como procrear un
hijo poderoso y del sol dicen que cuando se va situando en diferentes
posiciones, en realidad son las diferentes miradas del Tepoztécatl que regala a la población.
El Carnaval de Tepoztlán
El Carnaval de Tepoztlán se
celebra cada año y es uno de los carnavales más famosos de Morelos. Éste
comienza cuatro días antes del miércoles de ceniza, tiempo de ayuno y de
abstinencia para las personas con tradiciones católicas. Es una fiesta donde
los habitantes de la región ofrecen la mejor de las hospitalidades y atenciones
para todos los visitantes del carnaval.
Una versión explica que los tlahuicas
gustaban de comer y beber exageradamente y cuando se alcoholizaban, trataban de
vestirse como los españoles, por lo que usaban una especie de túnica larga, se
ponían una máscara con una barba que terminaba en pico y se ponían a brincar,
burlándose de los españoles. Es así como tomó forma el personaje de los
“huehuetzin”, palabra náhuatl que significa “persona que se viste de ropas
viejas” (todavía algunos Chinelos usan esta palabra para llamarse entre ellos).
Los Chinelos nacieron en Tlayacapan y después se fueron a Tepoztlán.y es
una de las fiestas más importantes de Morelos. Al paso del tiempo esto se
convierte en una tradición y así surge el famoso brinco del Chinelo.
El sábado es el día del brinco del Chinelo para los niños, los pequeños portan
los trajes de Chinelo y al son de la música bailan por horas en el centro de
Tepoztlán.
El domingo de Carnaval por la mañana, ya que todo se
encuentra listo para la fiesta, puede observarse una gran cantidad de puestos
multicolores en las calles que ofrecen todo lo necesario para divertirse, es
decir, se venden recuerdos, vestimentas y accesorios.
Las calles son aromatizadas con las
leñas de fogones que calientan una gran variedad de platillos tradicionales de
México como barbacoa, quesadillas, gorditas, chalupas, tlacoyos, cecina, y un
platillo típico de Tepoztlán llamado itacate (gorditas de maíz con
manteca) bañado con crema y salsa y espolvoreado con queso rallado, tlacoyos de
frijol chino o colorado que se pueden acompañar con pulque, tequila, cerveza,
atole o champurrado.
Lo tradicional es comprar helados en
las famosas “Tepoznieves” con sabores exóticos, como coco con ginebra, tequila
con limón, arroz con leche, mango, elote y cajeta (dulce de leche de cabra).
Para dar comienzo a la celebración se
cantan las mañanitas en los distintos barrios y cuando son casi las cuatro de
la tarde, las comparsas están listas y la energía inunda el ambiente; dos
Chinelos elevan la bandera, lo que significa la señal para dar inicio a la
célebre procesión.
Los músicos comienzan a tocar sus
instrumentos de aire y de percusión al ritmo del baile para levantar el ánimo a
lo largo del trayecto hasta la plaza principal del pueblo, donde los espera una
gran cantidad de personas.
Al llegar a la plaza, las comparsas
que representan a cada barrio, luchan por aparecer en primer lugar frente a un
público que brinca de impaciencia. A pesar de la multitud, al ritmo de la
música y siempre alineados, los Chinelos intentan ejecutar con orden una serie
de pasos. Dan una o dos vueltas a la plaza, en espera de que las últimas
comparsas se unan al círculo. Surge el silencio y los músicos interpretan
piezas más dulces que sirven a los hombres como excusa para invitar a bailar a
las mujeres del pueblo.
El “brinco” consiste en saltar ágilmente
con la punta de los pies, liberándose ligeramente para dar la impresión de ser
títeres manipulados por hilos. Los danzantes saltan con energía y avanzan dando
vueltas con lentitud durante largas horas.
Los Chinelos bailan en grupo, cerca
uno del otro, cada uno tiene un estilo propio y entre ellos se dan energía. Al
principio los únicos que bailan son los que llevan traje, pero poco a poco la
gente va introduciéndose en el brinco, hasta crear un ambiente lleno de energía
y entusiasmo.
El “brinco” comienza desde las cuatro
de la tarde hasta las nueve de la noche, que es cuando la gente descansa al
escuchar la música de viento. Todo el día puede observarse en la plaza
principal a personas con antifaces, máscaras, bigotes y pelucas arrojándose
cascarones con confeti o harina en medio de las calles adornadas con banderas
de papel picado.
(información encontrada en diversas paginas de wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Tepoztl%C3%A1n )