Periódico Reforma
/ Staff / CIUDAD, 29 julio 2015
Recuperan medicina tradicional
Terapias
milenarias como el temazcal, la aplicación de ventosas y los masajes con piedra
caliente pueden recibirse durante estas vacaciones en las 24 Casas de Medicina
Tradicional que buscan recuperar el conocimiento medicinal de los pueblos
prehispánicos.
El Gobierno del DF apoya la apertura de estas
casas procurando su mantenimiento y reconociendo sus servicios.
Medicina tradicional,
fundamental en la salud mexicana
La medicina tradicional forma parte del sistema real de salud de
los mexicanos, junto a la académica (alópata, que se estudia en la Universidad,
y homeópata, en el Instituto Politécnico Nacional), la casera y las llamadas
alternativas, o complementarias, dijo Carlos Zolla, coordinador de
Investigación del Programa Universitario México Nación Multicultural (PUMC), de
la UNAM.
Para
el universitario, aquella constituye un recurso fundamental para la salud de la
población en áreas rurales del país, así como en amplias zonas urbanas y
semi-urbanas.
Es
una de las más importantes del planeta. Por su flora medicinal, es la segunda o
tercera en diversidad de especies en el mundo, y en América Latina, ocupa el
primer lugar, comentó
Se
estima que nuestro territorio tiene entre cinco mil y 10 mil especies
medicinales, o potencialmente curativas. Sin embargo, afirmar que “medicina
tradicional es igual a plantas medicinales”, no es del todo cierto.
Más
que herbolaria medicinal, sostuvo, es un sistema de conceptos, creencias,
prácticas, recursos materiales y simbólicos para la atención y tratamiento de
diversos padecimientos o procesos desequilibrantes.
Todo
eso y más se muestra en la Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional
Mexicana, proyecto de la UNAM coordinado por Zolla y Arturo Argueta (Centro
Regional de Investigaciones Multidisciplinarias). Se basa en la obra impresa
dirigida también por ambos investigadores en el entonces Instituto Nacional
Indigenista (INI, hoy Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos
Indígenas). La enciclopedia digital se puede consultar en
www.medicinatradicionalmexicana.unam.mx
Patrimonio intangible y tangible
Componente
esencial de una nación multicultural, patrimonio intangible y tangible, es
heredera de las culturas prehispánicas. Francisco Hernández, protomédico de la
Corona, por encargo de Felipe II, produjo una obra con más de tres mil plantas,
gran parte de ellas medicinales, con información que le proporcionaron los
médicos indígenas del centro de México, relató.
A
través de los años, se ha nutrido de otras culturas médicas: la europea (la
humoral, la renacentista), la africana, y más tarde, por las llamadas medicinas
modernas. Ha variado también por los cambios en el perfil epidemiológico de las
poblaciones, y por factores económicos, ecológicos, culturales y religiosos.
Hoy
recibe la influencia de las alternativas o complementarias, como la de China y
su acupuntura, la Ayurveda de la India, diversas formas de naturismo, la
digitocumpura, la iridología y la fitoterapia (flores de Bach), entre otras. De
pronto, éstas “se emparentan con prácticas de la medicina ancestral del pueblo
mexicano”.
Los
médicos tradicionales son conocidos popularmente como curanderos, parteras,
hueseros, hierberos, rezanderos, sobadores o graniceros. En algunas lenguas
indígenas se les llama h’men (mayas), mara’akáme (huicholes), e h’ilol
(tzeltales, tzotziles).
Son
un recurso extenso, importante numérica y técnicamente y, sobre todo,
culturalmente. En un estudio del INI en estados del país donde había unidades
médicas rurales del IMSS-Coplamar (hoy IMSS-Oportunidades), Zolla detectó que
la relación de médico tradicional-unidad médico rural, fue de cuatro a uno.
Hace
unos 10 años ejercían 13 mil médicos rurales y tres mil 25 alópatas en
territorio nacional, sin contar Nuevo León, Tamaulipas y Zacatecas. No se
incluyeron porque el INI no tenía entonces infraestructura en esos sitios.
¿Cómo
diagnostican, cómo generan apoyo psicológico, psicosomático en sus pacientes?
Además de compartir claves culturales (misma lengua, creencia en santos y en
lugares peligrosos o benéficos), el médico tradicional usa sus sentidos: palpa,
mira, huele, platica, utiliza el sueño (del paciente o de él) y, naturalmente,
dialoga con el paciente o con un acompañante.
Aunque
las plantas son uno de sus recursos materiales y simbólicos más
conocidos, tiene también animales y minerales medicinales, así como la
hidroterapia (temazcal, toritos, baños de tina, de asiento, termales).
El
campo de demanda de atención de la medicina tradicional es mucho mayor que el
de las enfermedades: no sólo atiende situaciones patológicas, sino también
procesos normales (embarazos, partos, puerperio) y procedimientos
desequilibrantes.
Para
la medicina tradicional, explicó Zolla, nos movemos permanentemente entre el
frío y el calor, de modo que hay estados corporales, enfermedades, plantas,
alimentos, bebidas y medicinas frías y calientes.
El
embarazo es un estado transitorio de calor. Al momento del parto, la mujer
pierde temperatura, y para que este proceso no sea abrupto, se recomienda caldo
de pollo o guajolote, que son calientes; no comida de cerdo, que es fría,
indicó el universitario.
La
hidropesía y los males reumáticos son fríos. Están asociados al mundo de Tláloc
(a la lluvia, la humedad, la parte inferior del mundo). En cambio, el
sarampión, que trajeron los españoles, es considerado caliente.
Lo
caliente o lo frío no necesariamente está relacionado con la temperatura. El
granizo, por la sensación quemante que tiene al tacto, se clasifica dentro del
calor.
Campo ritual
La
medicina tradicional participa también en un campo ritual que va desde
ceremonias en la milpa para obtener buena cosecha para la sobrevivencia, hasta
rituales de limpia de personas y lugares (la casa de los recién casados para una
vida feliz en pareja).
Hay,
asimismo, mitos instalados en relación a un consejo terapéutico. Zolla refiere
un caso: en Chiapas, después de una sudorosa jornada de trabajo, es mejor pasar
por un puente, aunque esté más alejado de la población, y no cruzar el río,
porque “los chaneques te pueden dañar y enfermarte”. El mito juega, propicia
una conducta preventiva.
En
la tradicional, como en la práctica de la alópata, el sistema de creencias no
es irracional. En ambos casos, para el universitario hay mecanismos de eficacia
simbólica. Algunos consultorios médicos tienen toda una escenografía que
incluye diplomas de la UNAM, de Harvard y/o Princeton, cuya eficacia simbólica
(este soy yo, el de los títulos) incita al paciente a tenerle confianza al
médico.
La
primera es “de bajísima tecnología” frente a la que se ejerce en cualquier
hospital, que cuenta con tomografía, resonancia magnética nuclear,
espectrometría de masas y pruebas de ADN.
El
temazcal, ejemplificó, tiene una serie de méritos terapéuticos pero es bastante
sencillo tecnológicamente. “Dentro de una pequeña habitación se calientan
piedras y se les echa agua para producir vapor”.
No
hay “buenas estadísticas” sobre cuántos mexicanos recurren a la medicina
tradicional (utilizan plantas para curarse o consultan al curandero). Sin
embargo, para dar una idea, se refirió a dos encuestas que realizó por encargo
del ISSSTE a fines de la década de los 80 en Magdalena Contreras y Coyoacán.
Más
del 50 por ciento de los derechohabientes que concurrían a la consulta de
medicina familiar, tenía algún tipo de contacto con la tradicional. Además, en
áreas rurales el médico más importante era el curandero o la partera; en zonas
urbanas, el curandero-huesero. Las mujeres se atendían del parto en las
unidades hospitalarias alopáticas.
Finalmente,
apuntó que debido a los fenómenos migratorios que ha tenido México, el sistema
real de salud de los chilangos tiene una fuerte influencia de la medicina
tradicional, que trae la gente del campo a la ciudad.
Dirección General de Comunicación Social UNAM
http://www.saludcronica.com/nota.php?id_nota=2822