La osamenta encontrada podría corresponder a un sacerdote o gobernante acolhua del periodo posclásico
La veneración
al pulque (*) entre las antiguas culturas prehispánicas mesoamericanas también
salió de los centros ceremoniales.
*pulque: Bebida alcohólica de alta graduación, espesa y de color blanco, que se obtiene de la fermentación del jugo del maguey; se usa principalmente en México y otros países de América.
*pulque: Bebida alcohólica de alta graduación, espesa y de color blanco, que se obtiene de la fermentación del jugo del maguey; se usa principalmente en México y otros países de América.
Arqueólogos
mexicanos localizaron el entierro de un alto jerarca o sacerdote, asociado con
el dios del pulque Ometochtli, dentro de un aljibe que se ubicó en el área
habitacional de la zona arqueológica de Zultépec-Tecoaque, en Tlaxcala, antiguo
bastión pulquero que se localiza a 63 kilómetros del DF.
Los restos óseos del personaje acolhua, de entre 25 y 28 años de
edad, fueron ubicados a 5.8 metros de profundidad junto con jarras, cajetes y
copas; una piedra verdusca grabada con el glifo “dos conejo” de Ometochtli; un
trono de tezontle con respaldo que tiene el mismo glifo calendárico y tinta azul,
así como los restos óseos, desmembrados del tórax y la pelvis, de tres niños de
entre cinco y ocho años —uno de ellos con rastros de cocción— y del esqueleto
de los pies de una mujer, que los especialistas han asociado a Quetzalcóatl.
Los
arqueólogos localizaron el entierro de un alto jerarca o sacerdote, asociado
con el dios del Pulque Ometochtli dentro de un aljibe
“El hallazgo
es diferente a los que hemos venido localizando. Ya habíamos encontrado el
centro ceremonial dedicado a Mayahuel, que se expone en el museo de sitio, lo
que nos faltaba era la deidad, el sacerdote”, informó el arqueólogo Enrique
Martínez, director de la excavación.
Según la “Matrícula de tributos”, Tecoaque (que era parte de la
Triple Alianza) fue el lugar donde se concentraba el pulque y aguamiel que, vía
Acolman, entraba a la antigua Tenochtitlán. La veneración a los dioses
asociados a la bebida era cotidiana. En la mitología prehispánica, Mayahuel era
la diosa del maguey y Ometochtli uno de sus hijos o de los 400 dioses menores
del pulque. “Es el representante de los 400 conejos, del dios de la
embriaguez”, dijo Martínez. Los arqueólogos no tienen duda de que el personaje
está asociado con la deidad, así lo confirma el glifo que le acompaña.
También se ubicaron tres momoztlis o pequeños adoratorios que
servían para “realizar rituales en la parte superior”. ¿Pero qué hay de los
cuerpos de pequeños desmembrados y de los rastros de cocción de uno de ellos?
Los especialistas saben que en Tecoaque el sacrifico y la
antropofagia eran práctica común. De hecho, explicó el arqueólogo, el nombre
original del lugar sólo fue Zultépec (cerro de codornices) y a la llegada de
los españoles se agregó el nombre de Tecoaque que significa “donde se los
comieron vivos”. La historia, documentada, cuenta que ahí cayó cautiva una
caravana de 500 españoles que huyó junto con Hernán Cortés de Tenochtitlán tras
la llamada Noche triste.
Los cautivos fueron sacrificados en los próximos seis meses.
Algunos fueron cocidos y comidos por los jerarcas de la ciudad que llegó a
comprender 32 hectáreas y una población de cinco mil habitantes. Cuando Cortés
regresó fortalecido a conquistar la capital mexica, encargó a Gonzalo de
Sandoval traer madera para construir unos bergantines, de paso le pidió liberar
a los cautivos, pero cuando el español llegó ya no había rastro de ellos y
decidió acabar con Tecoaque en febrero de 1521, cuando la ciudad dejó de existir.
Los arqueólogos han fechado los restos del sacerdote pulquero en
el 1500, lo que significa que su origen es netamente prehispánico y que se
conservó gracias a que el aljibe fue clausurado y conservado con carácter
ritual. Los trabajos arqueológicos en la zona comenzaron hace 20 años, desde
entonces se han localizados 16 pozos que eran utilizados para captar agua de
lluvia. La última temporada de trabajo arqueológico inició en agosto pasado y
reveló cuatro aljibes más.
Aún es pronto para que los arqueólogos concluyan que los restos de
los pequeños depositados junto con el sacerdote fueron utilizados como
alimento, pero en la zona han identificado rastros de descarnación o
desollamiento.
EL
JERARCA DEL PULQUE
Tecoaque, Tlaxcala.- La
tumba de un gobernante que representa al dios del pulque y la embriaguez,
descubierta en Tecoaque la semana pasada, resulta extraordinaria en el México
prehispánico por su trascendencia popular: se halló en una zona de viviendas,
no en el centro ceremonial donde suelen enterrarse los individuos de alto
rango, destacó el arqueólogo Enrique Martínez Vargas.
"Es una apropiación popular sin precedente para un jerarca, pues la gente lo visita y le coloca ofrendas: es el dios que les da la felicidad, la embriaguez", detalló durante un recorrido por la zona arqueológica.
El gobernante acolhua, llamado Ometochtli, se localizó a cinco metros de profundidad al interior de un aljibe o almacén de agua; el esqueleto del varón de entre 25 y 28 años, con una alimentación privilegiada y sin rastros óseos de esfuerzo físico, fue desmembrado para acomodarlo en la cavidad, hacia el año 1500.
Zultépec-Tecoaque sumó hasta 5 mil habitantes antes de ser destruida por los españoles en venganza por el sacrificio de 550 aliados de Hernán Cortés
El entierro fue hallado a más de 6 metros de
profundidad y la exploración continuará.
Los restos óseos fueron encontrados en un aljibe de la Zona Arqueológica de Zultépec-Tecoaque.
En la ofrenda, sobresalen una pieza cilíndrica y
un trono de piedra que tienen grabado el numeral 'dos conejo'.
Junto a los restos óseos, se encontró una ofrenda
de piezas de cerámica, fragmentos de huesos de niños y figurillas.
Tecoaque, voz náhuatl que significa "lugar
donde se comieron a los señores", fue el nombre que los españoles dieron
al sitio -originalmente denominado Zultépec- porque aquí fueron sacrificados
550 aliados de Hernán Cortés, parte de una caravana que trasladaba ganado y
propiedades del conquistador en 1520.
Objetos de aquel episodio, por ejemplo espuelas de caballo, espadas, monedas y pertenencias de los extranjeros, se recuperan desde 1991 de los aljibes repartidos en este enclave prehispánico, parte del reino de Texcoco y proveedor del pulque a Tenochtitlan.
Una selección de esas piezas se mostraron el invierno pasado en Madrid, en la muestra Itinerarios de Hernán Cortés, la primera dedicada al militar.
Pero el aljibe recién hallado no contenía vestigios de aquel suceso -que atizó la ira de los españoles, hasta destruir Tecoaque-, sino de Ometochtli, de quien se encontró también su trono de tezontle, su glifo (2 conejo), su respaldo y una ofrenda con restos óseos de niños (principalmente las costillas y pelvis de tres infantes, uno de ellos con huellas de cocción) y los pies de una joven, además de jarras, copas y cajetes para beber el pulque.
Los huesos de los menores pudieron haber sido desenterrados para colocarlos como ofrenda en la tumba de Ometochtli.
Los aljibes suministraban agua a los sitios donde residían los pobladores, pero el que alojó los restos del gobernante nunca almacenó líquido, incluso lo rodean tres adoratorios para venerarlo.
Este es un primer asomo de la ofrenda, anticipa Martínez Vargas, porque la cavidad continúa metros más abajo. "Habrá más", adelanta.
Objetos de aquel episodio, por ejemplo espuelas de caballo, espadas, monedas y pertenencias de los extranjeros, se recuperan desde 1991 de los aljibes repartidos en este enclave prehispánico, parte del reino de Texcoco y proveedor del pulque a Tenochtitlan.
Una selección de esas piezas se mostraron el invierno pasado en Madrid, en la muestra Itinerarios de Hernán Cortés, la primera dedicada al militar.
Pero el aljibe recién hallado no contenía vestigios de aquel suceso -que atizó la ira de los españoles, hasta destruir Tecoaque-, sino de Ometochtli, de quien se encontró también su trono de tezontle, su glifo (2 conejo), su respaldo y una ofrenda con restos óseos de niños (principalmente las costillas y pelvis de tres infantes, uno de ellos con huellas de cocción) y los pies de una joven, además de jarras, copas y cajetes para beber el pulque.
Los huesos de los menores pudieron haber sido desenterrados para colocarlos como ofrenda en la tumba de Ometochtli.
Los aljibes suministraban agua a los sitios donde residían los pobladores, pero el que alojó los restos del gobernante nunca almacenó líquido, incluso lo rodean tres adoratorios para venerarlo.
Este es un primer asomo de la ofrenda, anticipa Martínez Vargas, porque la cavidad continúa metros más abajo. "Habrá más", adelanta.
Emerge historia:
16 aljibes se han encontrado en 20 años
32 hectáreas abarcó la antigua Zultépec
3 hectáreas exploradas arqueológicamente
5 000 habitantes sumó el asentamiento
http://www.reforma.com/aplicaciones/articulo/default.aspx?Id=698289&v=5