Tlamacazapa,
pueblo Nahuatl que
pertenece a Taxco, Guerrero, se encuentra 15 kilómetros al
sureste de esa ciudad. Situado en la montaña, sobre piedra caliza, se erige a
una altura de entre 1.880 y 2.400 metros sobre el nivel del mar.
La escasa
historia que se conoce sobre este poblado dice que en la época de la Conquista
sus habitantes huyeron de la tierra fértil por miedo a las persecuciones de
Hernán Cortés y sus hombres. Abandonaron la abundancia de la ladera y se
instalaron en las áridas montañas rocosas, donde se sintieron más resguardados
del peligro español.
Por dicho origen, Tlamacazapa significa en náhuatl
“hombres del miedo”. Miedo y desconfianza que prevalecen todavía en su
estructura social, como los de las mujeres hacia los hombres -muchos padecen
alcoholismo y, por ende, ejercen violencia intrafamiliar y callejera-, temor a
las autoridades y desconfianza en los visitantes.
Se dice
que las tres primeras familias que llegaron a Tlamacazapa fundaron tres
barrios, que hoy son los que conforman la distribución espacial comunitaria:
San Juan, San Lucas y Santiago.
El primer camino, en el que ya pudieron
circular vehículos, se construyó en 1977, uniendo esta población con Buenavista
de Cuéllar, a 12 kilómetros en dirección a Cuernavaca. A principios de la
década de los 80, se construyó un camino hacia Taxco, por el que ya puede
circular transporte público, cuyo recorrido es de hora y media.
La actividad agrícola es mínima debido a la
infertilidad y aridez de sus tierras, las cuales son pocas y, generalmente,
tienen menos de medio metro de profundidad. En las reducidas zonas agrícolas se
siembra, sobre todo, maíz y frijol destinados, por lo general, para consumo
doméstico.
Su
economía principal -casi única- es la elaboración de canastas de hoja de palma,
planta que forma parte de la flora silvestre del lugar. Sus habitantes son
nahuas que están viendo desaparecer su idioma de la comunidad por falta de
programas educativos que contemplen la conservación de lenguas indígenas.
La población total de Tlamacazapa es de 5458 personas. De ellos: 2590 viven en hogares indígenas. Un
idioma indígeno lo hablan 1247 de los habitantes de más de 5 años de edad. El
número de los que solo hablan un idioma indígena pero no hablan mexicano es 4,
los de cuales hablan también mexicano es 1118.
Estructura económica: En Tlamacazapa hay un total de 1114 hogares. De estos 1057 viviendas,
730 tienen piso de tierra y unos 405 consisten de una sola habitación.
217 de todas las viviendas tienen
instalaciones sanitarias, 233 son conectadas al servicio público, 982 tienen
acceso a la luz eléctrica.
La estructura económica permite a 2 viviendas
tener una computadora, a 12 tener una lavadora y 686 tienen una televisión. Educación
escolar en Tlamacazapa. Aparte de que hay 2030 analfabetos de 15 y más años, 265 de los jóvenes
entre 6 y 14 años no asisten a la escuela.
De la población a partir de los 15
años, 2017 no tienen ninguna escolaridad, 1376 tienen una escolaridad
incompleta. 161 tienen una escolaridad básica y 19 cuentan con una educación
post-básica. Un total de 108 de la generación de jóvenes entre 15 y 24 años de
edad han asistido a la escuela, la mediana de escolaridad es de 2 años.
Problemas
de salud: Tlamacazapa no cuenta con alcantarillado, saneamiento ni agua
potable, esto último debido a que todas sus fuentes de abasto están
contaminadas, tanto por metales pesados como por sólidos y materia fecal. La
mayoría de sus habitantes, así como los animales que transitan libremente por
la comunidad, defecan al aire libre, provocando que los excrementos sean
arrastrados por las lluvias hacia los pozos o transportados en el calzado de la
gente cuando bajan las escaleras de los pozos. Esta contaminación ocasiona,
entre otras enfermedades, diarreas -en particular en los niños- anemia,
úlceras, gastroenteritis, meningitis, cólera y tifoidea.
El cáncer, es una de las terribles
enfermedades entre las afecciones que se padecen en esta población
extremadamente pobre. Los promedios que ofrece la ONU sobre el acceso al agua
potable en el mundo se quedan rebasados en esta comunidad nahua del estado de
Guerrero, donde todas las fuentes están contaminadas por plomo y arsénico.
Mujeres y niños son las principales víctimas
Procedentes
de uno de los pozos del pueblo, mujeres de Tlamacazapa acarrean agua, la forma
más común de llevar el líquido a casa. Según la Organización de Naciones
Unidas, uno de cada seis habitantes en el mundo no tiene acceso a agua potable.
La
exposición crónica a aguas envenenadas por metales tóxicos ha estado
produciendo, a lo largo de los años y de manera silenciosa, graves afecciones
en la salud de los pobladores, como anencefalia (bebés que nacen muertos por
carencia de cerebro), cáncer, parálisis parcial o total, abortos espontáneos,
convulsiones y pérdida de conciencia similares a diagnósticos epilépticos o,
entre otras anomalías, hiperpigmentación cutánea (ennegrecimiento de partes
como abdomen, extremidades, cara, lengua o labios; cuando el caso es extremo, el
labio inferior se gangrena y se cae).
Fuentes de suministro. Existen cuatro pozos abiertos, de casi 10
metros de profundidad, que durante años, suministraron agua a toda la
población. Estos pozos están llenos en temporada de lluvias (de julio a
septiembre) y prácticamente se vacían en época de sequía (a excepción del pozo
Tlamapa, ubicado en una de las zonas más elevadas del pueblo que nunca se
seca).
La otra fuente de abasto es la que bombea agua del subsuelo para
almacenarla y distribuirla a la población por tuberías. Este complejo
hidráulico, compuesto por tres bombas, es conocido como Los Sabinos, y se ubica
a 4.5 kilómetros al noreste del pueblo. Aunque la construcción de algunos
componentes de este complejo comenzó hace 25 años, el sistema no funcionó hasta
1997, y en 2001 se volvió más regular, es decir, bombea agua cada 10 o 15 días
en época de estiaje. Cada vez que el agua llega a un hogar se almacena en
diversos recipientes para su posterior uso; muchos de éstos carecen de
condiciones higiénicas. Este proyecto hidráulico estuvo supervisado por el
Departamento de Agua Potable de Taxco y, este año de manera irregular,
comenzó a bombear en época de lluvia.
No todos en Tlamazacapa tienen en casa un sistema de tuberías de
donde se pueda extraer agua de la llave, pues, al ser una comunidad
extremadamente pobre, pocas familias tienen presupuesto para su instalación.
Dos personas del pueblo, autonombradas Comité del Agua, tienen el monopolio del
manejo y distribución del recurso. Por tanto, ellos deciden cuánto cobran por
la instalación de tuberías (entre 300 y mil 500 pesos), a quiénes se les
instala (cualquier enemistad o antipatía es motivo para no incluir a una
familia en la red de distribución) y, una vez instalada, ellos deciden cuánto
cobran por el suministro. En un principio este servicio fue gratuito, luego la
tarifa fue estimativa y recientemente se colocaron unos medidores que nadie
sabe leer, lo cual ocasiona continuos abusos por el Comité del Agua hacia las
familias más humildes. Respecto del manejo de los fondos recaudados, nadie en
la comunidad conoce su destino ni empleo.
En 1997 llegó a la comunidad una asociación
civil mexicana
denominada Caminemos Juntos para Salud y Desarrollo (CJ). Su trabajo ha sido
básicamente la instalación de baños secos biológicos y la capacitación de
mujeres en partería y educación especial para niños discapacitados. Hasta ahora
han construido 28 de esos baños, que consisten en estructuras de concreto que
guardan un sanitario y un mingitorio. Como las casas en Tlamacazapa no cuentan
con drenaje ni agua, estos baños utilizan unas tuberías que van a parar a unos
depósitos de excrementos, los cuales, tras un reposo temporal, se convierten en
abono natural. La taza, en vez de ser limpiada con agua, es higienizada con
cal. El baño tiene una cisterna de 8 mil litros, que es captadora de agua de
lluvia para usos no potables, como lavar trastos o bañarse.La capacitación de parteras se originó porque la mayoría de las mujeres de esta comunidad dan a luz en su casa, en condiciones de mínima higiene y comodidad. Suelen parir solas o atendidas por familiares, en suelo de tierra, sin luz o con muy poca iluminación y, por condiciones de desnutrición, anemia o toxicidad, muchos niños nacen muertos o con discapacidad física o mental.
En 2000 la CJ analizó el agua de los pozos de los que bebía la
población y los resultados señalaron elevados contenidos de arsénico y plomo.
Posteriormente los estudios se hicieron en el agua de Los Sabinos y los
resultados fueron similares, con la única diferencia de que en esta fuente los
metales tóxicos no estaban de manera constante en el agua y la contaminación
por materia fecal era mucho menor o nula. Hasta ahora todo indica que la
aparición de estos metales en esta zona no es por actividad humana, como
minería o explotación del subsuelo, sino que su origen es de tipo natural, es
decir, por contacto del agua con estos minerales.
A partir de que CJ tuvo conocimiento de la calidad del agua,
entregó esa información a la comunidad y a las autoridades correspondientes, y
comenzó a difundir las consecuencias negativas de este nivel de toxicidad en la
salud humana. Por medio de otros estudios descubrió altos contenidos de plomo
en las ollas de barro con las que cocinan y diversos metales tóxicos en las
pinturas con las que tiñen las hojas de palma.
La respuesta de la comunidad fue muy diversa, conforme a una
estructura social muy compleja, por lo que CJ cree que en Tlamacazapa las
soluciones técnicas deben tener en cuenta las características de la comunidad. Por
un lado, debido a creencias culturales, muchos de los habitantes argumentaron
que los efectos nocivos sobre la salud, como hiperpigmentación, vómitos, dolor
de cabeza o de estómago, son consecuencia del
mal de ojo.
Y cuando una mujer tiene un hijo con problemas físicos o cerebrales se debe a
que “es una mala mujer”, ya que no se cuidó durante su embarazo, protegiéndose
con algún objeto de metal para que la Luna no “se comiera” al bebé.
Una mujer pesa a su hija en el Centro Comunitario "Caminemos Juntos"
También existe la creencia de que el agua de pozo tiene mejor sabor que la de garrafón o de Los Sabinos hervida, lo cual obstaculiza que se impida su consumo.
Por otro lado, la extrema pobreza hace que no todas las personas tengan recursos para comprar agua envasada. El garrafón cuesta 80 pesos, el contenido 17 (por 20 litros), y la camioneta lo entregue a domicilio, cinco pesos más. Acarrear agua continúa siendo una actividad muy común y pesada, no sólo por los 20 litros del recipiente promedio, sino porque las calles están entre rocas y la
Una mujer, trabajando todo el día la palma, puede llegar a
elaborar un tortillero, el cual vende en el pueblo a 10 o 15 pesos, monto que
representa su salario diario. Si a esto se suma que son familias muy numerosas,
que gastan más de un garrafón por día, comprar uno supone un esfuerzo económico
que no siempre se pueden permitir, por lo que se opta por acarrear agua del
pozo que es gratis, sabiendo, en muchos casos, que está envenenada y es
perjudicial para la salud.
Algunas autoridades médicas locales han aconsejado que viertan
cloro o hiervan el agua de los pozos. Esa medida puede ser factible para evitar
la contaminación bacteriológica, pero no elimina los metales del agua. Además,
ir a buscar leña para hervir agua representa caminar, en ocasiones, varias
horas.
Los problemas de salud en Tlamacazapa perjudican más a los niños
y, en especial, a las mujeres, porque es el sector social que está más expuesto
al agua. Gran parte de los hombres abandonan durante días o meses la comunidad
para ir a vender los canastos de palma a ciudades como Taxco, Cuernavaca,
Puebla o el Distrito Federal. Ellos tienen oportunidad de tomar agua que no sea
del pozo y comer mejor.
Asimismo, las mujeres están expuestas a las ollas
contaminadas y a las pinturas tóxicas y tienen una dieta más pobre, pues suelen
alimentar primero a su marido y luego a sus hijos.
La base de su alimentación es tortillas con salsa y, desde que
entró la comida chatarra en el pueblo, es común recurrir a papitas y refrescos.
Es mínima la fruta o verduras que comen, y reducida la oportunidad que tienen
de consumir proteínas. El hecho de tener una alimentación tan pobre hace que la presencia
de metales pesados en su organismo evite la absorción de nutrientes. Según la
CJ, 60 por ciento de los niños de esta comunidad padecen desnutrición y la
cadena de pobreza se reconstruye constantemente, debido a las pocas opciones de
cambio de vida que ofrece esta comunidad.
Aunque el panorama es grave y urge su atención, peritos en
contaminación de tóxicos y conocedores de la realidad de esta comunidad creen
que existen soluciones. Tanto para CJ como para miembros del Instituto de
Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México, en Tlamacazapa, a
nivel técnico, existen dos soluciones fundamentales: una, limpiar el agua de
Los Sabinos. Existen filtros, pero todavía esta tecnología no ha logrado
purificar de manera segura el agua a bajo costo. Además, es fácil limpiar un
metal, pero la combinación de dos es casi imposible. La segunda opción es la
captación de agua de lluvia.
El problema es que habría que instalar una
cisterna en cada casa, y para esto hace falta, además de dinero, espacio
suficiente en cada hogar y capacitar a las personas para que sepan utilizar
adecuadamente el sistema de filtros para agua pluvial.
El próximo marzo, la ciudad de México será sede del cuarto Foro
Mundial del Agua, en el cual uno de los cinco temas centrales es Agua y
saneamiento para todos. Mujeres de Tlamacazapa intentan acudir a la feria que
se realizará para mostrar, no sólo el maravilloso arte de tejer la palma, sino
ese otro México al que a veces cerramos los ojos para imaginar que vivimos en
un país que está a un paso del desarrollo. Pedimos nos ayuden a difundir su artesanía que se hace totalmente
a mano, por los indígenas Nahuatls, ya que el pueblo vive en la miseria total,
aunado de enfermedades curables, también estamos promoviendo la creación de un
Centro de Investigación de la Lengua Nahuatl para que no se pierda .https://redocelotl.files.wordpress.com/2009/01/f147d-tlamacazapaartesania1.jpg
Desde el 2006 hemos llevado estudiantes
extranjeros del CEPE UNAM Campus Taxco al pueblo de Tlamacazapa, para que
conozcan un pueblo indígena y a su vez los chicos promuevan su artesanía en el
extranjero y hacer convenios de amistad entre sus universidades y este pueblo
Nahuatl, pronto subiremos más fotos al respecto.
Artículo: “La Alegría de Tlamacazapa” Por Sergio Lugo/ Columna Red
Social Club.
Publicado en la revista “Con Taxco” en octubre del 2008.