El Monasterio
Betania, se encuentra a pocos kilómetros de Taxco, en San Juan Naranjas De Dios, (Edo. Guerrero).
Ahora hace 43 años
llegan las hermanas a este lugar para la fundación del Monasterio Betania,
procedentes del Monasterio de la Purísima Concepción, de San Miguel de Allende (Edo.
Guanajuato).
La Fundación del
Monasterio se realizó el 22 de noviembre de 1975 como se indica en este
Documento: "En respuesta a su apreciada carta del 12 del corriente , me
apresuro a enviarle el rescripto con el que esta Sagrada Congregación, concede
la erección canónica en la Diócesis de Chilapa, un Monasterio de Monjas
Concepcionistas con 9 monjas procedentes de San Miguel Allende, (Gto, México).
con todos los privilegios y gracias espirituales como legítimo
monasterio".... Dado en Roma. 22 de noviembre de 1975”
La Orden de la Inmaculada Concepción tiene su razón de ser en
la Iglesia en la contemplación del misterio de la Inmaculada Concepción.”Las Hermanas de esta Orden viven en común,
sirviendo al Altísimo y a la Bienaventurada Virgen María", envueltas en la
luz del misterio de la Inmaculada Concepción”.
La Orden de la Inmaculada, es íntegramente contemplativa. Las
concepcionistas, seducidas por el amor eterno de Dios viven el misterio de
Cristo desde la fe y la oración constante,
manteniendo viva la lámpara que el espíritu encendió en Sta. Beatriz de Silva, quien
fue la Fundadora de la Orden de la Concepción de la Bienaventurada
Virgen: En Toledo, en España, santa Beatriz da Silva Meneses, virgen, que fue
dama noble de corte de la reina Isabel, pero, después, prefiriendo una vida de
mayor perfección, se retiró a las religiosas de Santo Domingo
durante muchos años y fundó una nueva Orden con el título de "Orden
de la Concepción de la Bienaventurada Virgen María" (1490).
"La Concepcionista se consagra totalmente a
Dios, desposándose con Jesucristo, a honra de la Concepción Inmaculada de su
Madre, viviendo los consejos evangélicos. Realiza el seguimiento de Cristo, a
ejemplo de María, en el silencio que facilita la escucha de la palabra, en la
obediencia a los planes de Dios, en las sencillas tareas cotidianas de la vida
y en la entrega generosa de la capacidad de amar, del deseo de poseer y la
libertad de disponer libremente de la propia vida".
La contemplación es su apostolado. Con ella
ilustran al pueblo de Dios, lo mueven con su ejemplo y lo dilatan con
misteriosa fecundidad apostólica. (CC.GG. de la Orden). ¿Quieres
seguir a Jesús?… Vamos a hacerlo con María. Ella,
por el misterio de su Concepción Inmaculada y enriquecida desde el primer
instante con una santidad singular, hecha nueva criatura por el Espíritu Santo,
se convierte en sagrario viviente. A esto estamos
llamadas. ¿Quieres ser feliz? Como María pronuncia tu Sí, y serás feliz.
La vida de las monjas concepcionistas ha de ser una imagen de la vida de María Inmaculada. No hay más modelo que Jesucristo y su santísima Madre. Y así lo testimonian: En un mundo lleno de ruidos, prisas y desamores, ellas en el retiro y el silencio de su convento y, sobre todo, en el silencio del corazón, están atentas a la Palabra de Dios para discernir su voluntad, escuchar su llamada, para dejarse amar por Él y poder amar así al mundo. La concepcionista, cuando hace la “entrega generosa” de su capacidad de amar (el consejo evangélico de castidad), no reduce su capacidad de generar amor, al contrario, crea un espacio al otro dentro de sí misma, para hacerlo crecer; es decir, esa “entrega generosa” la hace fecunda, una mujer llena de vida y que da vida. No se “encierra”, en ella cabe el hermano: el hombre, la mujer necesitados de escucha, de palabras de aliento, de falta de amor y cariño. Cuando ora lo hace por toda la Iglesia y por todos los hombres creyentes o no.
La vida de las monjas concepcionistas ha de ser una imagen de la vida de María Inmaculada. No hay más modelo que Jesucristo y su santísima Madre. Y así lo testimonian: En un mundo lleno de ruidos, prisas y desamores, ellas en el retiro y el silencio de su convento y, sobre todo, en el silencio del corazón, están atentas a la Palabra de Dios para discernir su voluntad, escuchar su llamada, para dejarse amar por Él y poder amar así al mundo. La concepcionista, cuando hace la “entrega generosa” de su capacidad de amar (el consejo evangélico de castidad), no reduce su capacidad de generar amor, al contrario, crea un espacio al otro dentro de sí misma, para hacerlo crecer; es decir, esa “entrega generosa” la hace fecunda, una mujer llena de vida y que da vida. No se “encierra”, en ella cabe el hermano: el hombre, la mujer necesitados de escucha, de palabras de aliento, de falta de amor y cariño. Cuando ora lo hace por toda la Iglesia y por todos los hombres creyentes o no.
-Trabajos artesanales: En el Monasterio Betania se trabaja la miel de las colmenas (hay una hermana especializada en apicultura) y con la miel de las abejas se hacen velas artisticas y "cirios pascuales" que se encienden en la noche de la Pascua, he aqui una muestra de uno de estos cirios que las hermanas confeccionan con cera, piedras y semillas de plantas:
Opiniones:
1-Mi lugar favorito
donde las hermanas muestran una iglesia en movimiento, de salir y de un bien
común hacia las comunidades... Eso sí es hacer iglesia. (Rafa R.
Almanza)