El jueves del Corpus Christi, se celebró en
San Cristóbal de las Casas, con una exposición de dulces regionales, el repique
de las campanas y la quema de cohetes.
No podrían faltar, las mulitas con carga
de dulces, que representan el regalo que llevaron los 12 discípulos a Cristo,
se forran con hoja de maíz y las patas se elaboran con palito de paleta, como
lo explica Reyna Cristina Mendoza Cancino, quien dijo “participamos con los dulces
regionales y los dulces de Corpus Christi, se celebra con las mulitas, los
ramitos, duraznos pasas, cocadas, cacahuates, tartas envinadas, naranjas,
higos, chimbos, dulces de yema, las botellitas, con el mazapán de pepita de
calabaza, con los dulces de leche, nuéganos, rompope almendrado y una variedad
de pastelitos.
Como desde hace 35 años, doña Reyna Cristina, participó en el
jueves de Corpus Christi, en el parque central, con una variedad de dulces
regionales, al igual que 60 dulceras artesanas.
En entrevista, Reina
Cristina Mendoza, señaló que las mulitas representan el regalo que llevaron los
12 discípulos a Cristo, las cuales están forradas de hoja de maíz y las patas
se elaboran con palito de paleta.
Refirió que esta es una tradición de las iglesias,“para ir a comulgar, el Cuerpo
de Cristo que recibimos en la Misa, recordamos las mulitas; es el regalo que
dieron sus discípulos a Cristo con sus ramitos”. Mulitas de palma son
vendidas a los fieles católicos afuera de las iglesias en este jueves de Corpus
Christi
Finalmente, Reina Cristina Mendoza, recordó que hace unos 40 o 50 años,
el Corpus Christi se celebraba con una serenata a las novias, a las esposas, a
los enamorados, un día antes del festejo, “se acostumbraba a llevar serenata,
ahora ya no hay nada de eso, antes amanecían las bandolinas, los mariachis,
pero esta tradición se ha ido perdiendo”.
Sobre esta fecha vale la pena mencionar que hasta
un par de décadas atrás, además de su significado religioso y tradicional, el
“jueves de corpus” era el día en que los jóvenes abordaban a las muchachas en
busca de verse favorecidos con su amor regalándoles canastas con dulces,
llevando serenata en la víspera, o bien, caminando alrededor del parque
central, una festividad muy similar a lo que hoy conocemos como el día del amor
y la amistad.
Santisimo Sacramento de Suchiapa: danza del “tigre Calalá”.
Esta danza es de origen Prehispánico, se interpreta durante las festividades de Corpus Christi. En esta intervienen personajes tales como el Calalá (Venado), el Gigantillo, Quetzalcoatl (la serpiente emplumada), de la misma manera hay una comparsa de tigres y Chamulas estos últimos llevan la cara pintada con tizate, en su mayoría son niños, también participan las Reinitas (que son las abejas que rodeaban el panal) las cuales llevan ofrendas al Santisimo Sacramento a la Cofradía de Suchiapa.
La
tradición explica que un día un hombre llamado Lucano Toalá escucho música por
donde pasaba, y fue a ver de dónde provenía, se percato de que dentro de un
árbol, había una hostia donde había un panal, y veía que las abejas bailaban
alrededor de la hostia, tal vez el miedo de haber presenciado algo divino hizo
que el señor corriera al pueblo a avisar de lo sucedido. Cuando los pobladores
llegaron al lugar, encontraron a tigres, un venado y una serpiente que adoraba
al Santisimo Sacramento. se dice que el venado metía su trompita y comía la
miel que se encontraba dentro de la colmena donde estaba la hostia.
En
la actualidad los festejos del Santisimo Sacramento, comienzan en la madrugada
del día martes, cuando el colmenero, sale del panteón desde un lugar llamado la
Cruz del Perdón, dando el primer silbido utilizando un silbato o chirimia,
posteriormente en cada va dando un silbido hasta llegar a la cofradía en donde
es esperado por los músicos quienes al escuchar el último silbido dado por el
colmenero en la puerta de la cofradía, se disponen a recoger a los danzantes
para dirigirse posteriormente a la casa del rompedor de la fiesta y así dar
comienzo de la misma.
El
jueves por la tarde el gigante y calalá, son perseguidos por los Chamulas,
quienes desean vencerlos, esta última batalla se realiza en el atrio de la
cofradía, la cual es ganada por los representantes del bien, siendo estos el
gigante y el calalá, venciendo al mal representado por los Chamulas.
Al
término de las festividades, el tocado que lleva el gigante, es guardado en la
casa del danzante, y se entrega el año siguiente al nuevo danzante.
El
colmenero calla. El Gigante, de rodillas, toma un momento para agradecer; cesa
el movimiento de su plumaje. La inocencia y el cansancio del Gigantillo se
reflejan con lágrimas. Los tigres deciden “echarse” y hace reverencia. El
personaje que le da nombre a la danza: el Calalá, es quien da la penitencia con
su látigo de cuero. Así se despiden del patrono, así le dicen adiós al
Santísimo Sacramento del Altar en Suchiapa.
Es el
último día de fiesta de Corpus Cristi. El pueblo surimbo se vuelca hacia la
ermita principal para ver danzar a los distintos personajes y ofrendarle a la
custodia, puesto que en los demás días del año la iglesia permanece cerrada (a
excepción de un par de días de agosto, cuando se celebra “Corpus chiquito”).
Es
domingo, termina la celebración y llegan los cambios. El prioste y los llamados
procuradores de la cofradía dan a conocer los nombres de quienes representarán
al Gigante, Gigantillo y Calalá del año entrante, debido a que los dos primeros
sólo pueden cumplir su manda durante un año y el último puede hasta tres.
También eligen al tigre principal que ha de dirigir a los demás. Hay discusión,
pero quien no tiene suerte de ser electo se retira con la esperanza de que haya
más años para servirle al santo.
El día
de celebración termina cuando los tigres reciben su penitencia (látigos del
Calalá) y con reliquia en mano salen rodando de la ermita hacia la calle.
Sí,
los felinos no bailan, no caminan, sino que giran en el suelo, mientras el
venado o Calalá hace su saludo con peculiares movimientos y el Gigante, junto
al Gigantillo, baila, brinca y se despide. Los Chamulas complementan el escenario
del último día de fiesta, fervor y devoción.
El
altar, decorado con flores y velas, resguarda la imagen del Corpus Cristi.
Entre el humo y olor del incienso uno a uno de los participantes de la usanza
hace un llamado de fe, agradece los favores recibidos y promete volver el
siguiente año, entre mayo y junio, y celebrar juntos al Santísimo en Suchiapa.