sábado, 31 de agosto de 2019

- La Antigua; la primera capilla en México


La Antigua, el antecedente de la Villa Rica de la Vera Cruz. La Villa Rica de la Vera Cruz fue fundada por el conquistador español Hernán Cortés, por Francisco de Montejo y Alonso Hernández de Portocarrero a finales de mayo de 1519, igual que su ayuntamiento, según la narración de Bernal Díaz del Castillo, lo que la convirtió en el Primer Ayuntamiento y la primera villa fundada por europeos en México. Sus primeros alcaldes fueron Francisco de Montejo y Alonso Hernández de Portocarrero. Días después de fundada la villa fue trasladada a Quiauixtlán en donde permaneció hasta 1525.
Una atmósfera llena de tranquilidad nos invadió haciéndonos sentir en medio de un pueblo semi-fantasma, aparcamos el auto y comenzamos a perdernos entre sus calles. Los corredores de las casas se encontraban llenas de gallos, caballos y guajolotes, no dábamos crédito de lo que veíamos, era como estar en un insólito territorio olvidado.
En esta población se encuentran importantes símbolos históricos de Veracruz, entre ellos:
-“Casa de Hernán Cortés: Popularmente tiene este nombre, pero esta construcción funciono como Casa de la Contratación, durante el siglo XVI. Fue construida con piedra de río, ladrillo catalán y cal, con partes de piedra de coral, y aplanados de cal y arena de río. 
La Antigua tiene una joya en su territorio, la casa en donde Hernán Cortés pasó mucho tiempo” a su llegada en compañía de sus tropas; también se dice que en este lugar estuvo acompañado de La Malinche. Todo esto nos lo hizo saber uno de los niños que explica a los turistas los pormenores de este monumento histórico, fungiendo como un experto guía.

El pequeño relataba hechos que se han ido preservando de generación en generación; también nos hacía participar con él en la narración al preguntarnos detalles de la cultura mexicana. Nos mostró uno de los primeros hornos de piedra en donde se realizaba la fundición de los metales preciosos para ser embarcados hacia España., de igual forma observamos los cañones que se utilizaban durante la  guerra por aquellos años.

 Posteriormente, fue trasladado al lugar original hallándose exhibido en el exterior de la casa.
-Ermita del Rosario: Esta iglesia fue construida en el siglo XVI, siendo difícil identificar la fecha de su construcción, seguramente llevada a cabo por los primeros franciscanos. 
Su arquitectura es de tipo español, con su espadaña para tres campanas y su atrio en el que se ven las catorce estaciones del Vía Crucis, hechas en mosaico de talavera, dentro de ella se encuentra una pila bautismal labrada por indígenas hecha de piedra volcánica y de una sola pieza.


-Edificio del Cabildo: Construido en el siglo XVI, ocupado por el primer ayuntamiento fundado en la Nueva España.
-Cuarteles de Santa Ana: Fortificación Militar construida en el siglo XIX.
Mientras deambulábamos por ahí, fuimos encontrando a los pobladores quienes nos saludaron amablemente como si fuéramos vecinos. 
Nos recomendaron algunos sitios como la Parroquia del Cristo del Buen Viaje que es una construcción ya desmejorada pero con ese encanto que deja el paso del tiempo. Ver las paredes desgastadas, las pilas y las figuras antiguas de los santos, provocan escalofríos por todo tu cuerpo. 
Caminamos por nuestra cuenta alejándonos del grupo sólo para tomar fotografías de un árbol que cubre toda la casa, es llamado “La Ceiba” donde se presume que Hernán Cortés amarraba sus carrocerías. Vale la pena pasar un buen rato contemplando este árbol histórico, un sabio que ha crecido enormemente para ser parte de la identidad del pueblo.
Para esas horas ya nos había dado hambre y decidimos comer en un pequeño tianguis que se coloca a la orilla del Río Huitzilapan. Pedimos unos filetes de pescado que aderezamos con una salsa picosa de chile morita; nos ofrecieron unos tamales de elote y unas aguas frescas. De postre unas ricas paletas de hielo que nos recuperaron del calor que hace en esta época del año.
El joven guia de Antigua, vestido al modo de Moctezuma y los antiguos jefes aztecas. Frente a la llamda casa de Cortés, el joven decía: "aquí no vivió Cortés, esto era una aduana, unas oficinas de control y administración de los productos que de aquí se enviaban a España... Cortés no se comformaba con una simple casa, él quería un palacio... que está en Cuernavaca..."

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