Tepic (Nayarit): en la
Parroquia de la Santa Cruz de Zacate (ubicada en calzada de la Cruz y Ejército
Nacional de esta ciudad), se encuentra un milagro que durante casi 400 años ha
estado presente de acuerdo a la tradición católica.
Según la
leyenda, en el año 1619, en las inmediaciones de la ciudad, apareció la figura
de una cruz formada por las hierbas silvestres del lugar. Desde un principio se
le atribuyeron a dicha cruz muchos milagros, por lo que su devoción comenzó a
extenderse.
Para 1694 el jesuita Francisco de
Florencia da cuenta de la modesta ermita de la Santa Cruz de Tepic como uno de
los célebres santuarios de la entonces Nueva Galicia. En 1784 se construyó en
las inmediaciones de la prodigiosa cruz el convento franciscano más importante
de la región, en el que estuvo hospedado en varias ocasiones el célebre
“evangelizador de las Californias”, san Junípero Serra y que
actualmente es la sede de la Secretaría de Turismo del gobierno de Nayarit.
Fue un joven arriero quien, según Domingo Lázaro de Arregui, descubrió
en el año 1619, en Tepic, hoy capital del Estado de Nayarit, la maravillosa
Cruz de Zacate, que a la fecha, a cuatro siglos de distancia, luce tan verde,
fresca y lozana como en el día de su aparición. ¿Es éste un prodigio natural o
divino?. Los hechos son los siguientes: Existe una tradición de que la
cruz apareció en 1540, pero el primer historiador que documenta el hecho es
Arregui, quien en su Descripción de la Nueva Galicia dice que fue en
1619 cuando cerca de Tepic, habitado entonces por 40 indios y 15 españoles
dedicados al acarreo de sal con recuas de mulas, iba un mozo arreando unas
bestias, montado en una yegua, cuando de pronto ésta se detuvo y, por más que
la espoleaba, ya no quiso caminar.
Fue entonces cuando vio en el
suelo una cruz de zacate bien proporcionada, que se formaba con tierra
esponjada respecto al área colindante, y recortada por vereditas de casi tres
varas de largo y de más de una vara de ancho (la vara mexicana vale 0.838
metros).
Había también diferencia entre la
hierba que formaba la cruz y la del resto del campo, ya que mientras la primera
era menuda, corta y espaciada, la restante era alta y espesa.
Volvió el arriero a Tepic, y al
dar razón de ello, fue mucha gente a ver la cruz, y las mujeres comenzaron a
coger de esta yerba para curar enfermedades. Luego se hizo una ramadilla para
decir misa y así quedó hasta hoy continuando la gente pía en aprovecharse de
la piedra y yerba, y Nuestro Señor en darles con ella buenos sucesos con que
corre nombre que hace milagros, dice Arregui en su informe de 1622.
Se erigió un santuario y luego un convento
franciscano
Pronto fue construido al lado de la cruz un santuario, considerado en
1694 por el jesuita Francisco Florencia como uno de los más célebres de la
Nueva Galicia. Y en 1784 se edificó a un costado de la iglesia el
convento franciscano donde vivió el famoso misionero fray Junípero Serra,
fundador de las Californias.
Varios autores se han ocupado de
este raro fenómeno, entre ellos Rafael Landívar, quien en su obra Rusticatio
Mexicana (1781) dice que la cruz verdeguea cubierta de florido césped,
sin morir nunca, no se reseca por el frío invernal, y ni siquiera se amarilla
con las rígidas escarchas. Antes bien–agrega-,mientras languidecen los
campos del pueblo bajo el hielo, ella sola mantiene sin desmayar el verdor de
su mullida hierba.
No es menos de admirar –añade Landívar- el desusado prodigio por el cual la cruz, como
traspasada por agudos clavos, en el lugar propio de éstos produce siempre tres
espigas que sobresalen del resto del césped, verdes al mismo tiempo que éste. Y
más aún, la cruz maravillosa, taladrada en el costado, en el lugar de la llaga
(donde la lanza cruel descubrió el corazón), muestra una abertura que mana rojo
caudal.
Por otra parte, se dice que
durante la Guerra de Reforma, que enfrentó en el siglo XIX a conservadores y
liberales, el coronel Antonio Rojas destruyó la Cruz de Zacate, pero que ésta
milagrosamente brotó de nuevo.
Aún los no creyentes admiran lo inexplicable
del milagro
Hoy se ubica en el mismo sitio la Parroquia de la Santa Cruz de Zacate,
entre Calzada de la Cruz y Ejército Nacional, Zona Centro, de la ciudad de
Tepic. El templo alberga, protegida por altos muros y una reja de hierro, la
legendaria cruz, a la que se siguen atribuyendo muchos milagros, según los
exvotos de mármol ahí colocados.
La Diócesis de Tepic asegura que la Cruz de Zacate no recibe cultivo
alguno, ni en tiempos de lluvias, ni en las secas, ni en temporada invernal.
Por todo ello los fieles católicos la consideramos como una bendición de Dios,
y hay que resaltar que aún los no creyentes admiran lo inexplicable del
milagro.
Esta cruz no recibe ningún cultivo, ni en tiempo de aguas ni
de secas, ni en heladas, por ello los católicos la consideran como una
bendición de Dios, siendo incluso destruida en tiempos de las Leyes de Reforma,
por el Coronel Antonio Rojas, y se dice que brotó milagrosamente de nuevo. Hoy
en día es un sitio de culto y agradecimiento de parte de todos los creyentes a
esta cruz a la que se la atribuyen muchos milagros.
La Cruz,
descubierta por un mozo
Al visitar la Santa Cruz de
Zacate en sus paredes es posible encontrar esta historia: “La Santa Cruz de
Zacate, que se venera en el templo que lleva su nombre en la ciudad de Tepic,
Nayarit, apareció, según algunos, el año de 1540, aunque hay historiadores como
Domingo Lázaro de Arregui que habla de 1619 como la fecha de su aparición”.
La aparición fue en el año 1621, donde es la iglesia La Cruz de Zacate. Un día un muchacho llevó a sus mulas a pastar una se le escapo y fue a buscarla y vio que el animal no avanzaba no quería pisar el pasto, las demás mulas lo siguieron y también hicieron lo mismo, otras corrían por otros lados pero no pasaban por una pequeña explanada en forma de una cruz, el joven dio la noticia, el dueño fue y vio que sobresalía de la tierra un zacate en forma de cruz mucho más alta que las otras y esponjada, en el campo sobresalía La Cruz de Zacate. Se le dio información a los sacerdotes por que la personas empezaron hacer bálsamos con esas hierbas las sancochaban y milagrosamente sanaban.
Cabe señalar que sacaban cargas de tierra en esa cruz y al otro día parecía que nadie había hecho nada, ahí seguía el zacate. Dicen que nunca se le da mantenimiento y que es una maravilla del señor.
El Padre Domingo Lázaro de
Arregui, cronista de aquella época, en sus escritos “Descripción de la Nueva Galicia”
(descripción que debía enviar a la real audiencia de España), nos relata la
aparición de la Santa Cruz de esta manera: “ entre el pueblo de Tepic y
Xalisco, como dos o tres tiros de Arcabuz hacia la Serranía que llaman Xalisco
(Cerro de San Juan), el año de seiscientos diez y nueve (1619), andando un mozo
arreando unas bestias se le paró la yegua en que iba corriendo y no quiso
pasar, y reparando él después de haberla dado de las espuelas y hecho otras
diligencias para que pasase, vio en el suelo una señal de una cruz en esta
manera, que un pedacillo de campo como de diez o doce varas de ámbito de la
tierra, estando alfo más esponjadita se levantaba más que lo a ella vecino,
había diferencia en la yerba a los demás de aquellos campos, porque siendo ella
toda muy alta y espesa, esta era menuda, corta y clarisespesa y crespa y divisa
en cuatro ángulos por dos vereditas muy limpias que hacían una cruz muy
proporcionada de casi tres varas cada vereda de largo y de más de una vara de
ancho…”
Una cruz
centenaria y milagrosa
La noticia cundió rápidamente por
toda la región, a tal grado que habitantes del lugar comenzaron a recoger de
aquel verde zacate y aplicarlo en bebidas para encontrar el alivio a sus añejos
males; mientras que la tierra donde había aparecido la cruz se la aplicaban
para aliviar otros padecimientos físicos, por lo que al recobrar la salud
señalaban a la Cruz de Zacate como una manifestación divina capaz de realizar
milagros.
Otra leyenda de la Iglesia
Católica relata que en tiempos de las leyes de Reforma, la Santa Cruz de Zacate
fue destruida por el terrible coronel Antonio Rojas, brotando milagrosamente de
nuevo.
De acuerdo a la Diócesis de
Tepic, "la Cruz de Zacate no recibe cultivo alguno, ni en tiempos de
lluvias, ni en las secas, ni en temporada invernal; por todo ello, los fieles
católicos la consideramos como una bendición de Dios, y hay que resaltar que
aún los no creyentes admiran lo inexplicable del milagro".
Acerca del Ex Convento de la Cruz de Zacate de Tepic
Una placa
nos indica que fue 1540 cuando se fundó este templo de la Cruz de Zacate. Templo que aloja
la famosa cruz considerada milagrosa y fue justo en este lugar en donde estaba
dibujada en el suelo cubierta de zacate que los francisanos decidieron levantar
el templo.
A un costado del Templo de la Cruz de Zacate
se encuentra el Ex Convento de la Cruz, construido en el año de 1784 para
refugios religiosos, así es como este edificio entra a la historia por haber
sido morada de Fray Junípero Serra, misionero fundador de lo que ahora son las
Californias.
Y se edificó a un
costado de la iglesia el convento franciscano donde vivió el famoso misionero
fray Junípero Serra, fundador de las Californias.
Este convento
franciscano funcionará como refugio de religiosos franciscanos, aquí vivió fray
Junípero Serra, misionero fundador de las Californias. Se conserva una
habitación en la que vivió, con algunos muebles.
Nombrado
prefecto de Baja California, parte a su destino. Permanece en Tepic seis meses,
donde realiza trabajo pastoral, y se embarca de San Blas a Loreto en 1768, a
reconstruir las misiones abandonadas por los jesuitas tras su expulsión.
La travesía la
hace a pie, renqueando por la pierna supurante que sólo ocasionalmente sana. Viaja
de San Diego a San Blas. Enfermo, se restablece en Tepic y en Guadalajara recae
y casi muere. Se recupera y continúa hasta Querétaro, donde de nuevo se halla
delicado. Llega a San Fernando y lo recibe el virrey, de quien obtiene todo el
apoyo para la Nueva California.
Los 300 años
de San Junípero Serra
300 años de Fray Junípero Serra: el padrecito cojo que desde Tepic se
fue a fundar California. Ni una corona ni una sencilla flor ni un discurso
cívico ni una guardia de honor. Nada importó que el 24 de noviembre se
cumplieran trescientos años del nacimiento de Fray Junípero Serra. La estatua
del franciscano en el ex convento de La Cruz permaneció olvidada, oculta entre
los árboles.
El
hombrecillo cojo de un metro cincuenta centímetros de estatura, misionero
conquistador de la Alta California, venerado en el Capitolio, Washington, DC., como
uno de los padres fundadores de Estados Unidos, tuvo para sí un silencio
doloroso en Tepic, donde vivió seis meses, y en el puerto de San Blas, a cuyo
cierre se opuso ante el virrey por su importancia estratégica.
Tal vez a algunos el nombre del
franciscano sólo les genere la imagen de un céntrico hotel en Tepic, una
escuela, alguna calle y una estatua en la Cruz. Pero Miguel José Serra Ferrer,
su verdadero nombre hasta que tomó el de Junípero al profesar en la Orden de
los Franciscanos, fue el último de los conquistadores de España en América, en
especial en la Alta California, resistente a la conquista armada, donde fundó
misiones con una organización social que la convirtieron en una exitosa y
opulenta república comunitaria.
Junípero Serra nació en Petra, un
pequeño pueblo de la isla de Mallorca (España), el 24 de noviembre de 1713.
Desde niño hasta su muerte, vivió las más duras pruebas de la adversidad. Tras
hacer sus primeros estudios en dos colegios solicitó su admisión en la Orden de
los Franciscanos. Se le rechazó por su estatura y aspecto, que eran la de un
niño enfermizo. Tuvieron que abogar sus maestros para que fuera admitido en una
segunda oportunidad. Fue ordenado sacerdote en 1737 y tuvo una carrera
académica exitosa que destacó por sus debates teológicos, habilidad que habría
de serle muy útil para defenderse personalmente de futuros adversarios y
enemigos de sus misiones y plan de expansión.
Hombre de ideas y oración, no le
atrajo seguir en la academia o buscar un cargo en la orden. Puso la mira en
América. Cuando supo que el Colegio de San Fernando reclutaba misioneros en
España para Nueva España, envió su solicitud para embarcarse. La petición llegó
tarde: los 33 religiosos ya estaban enlistados. Cuando cinco andaluces que no
habían visto jamás el mar declinaron, hubo espacio para él y Francisco Palau,
que lo acompañaría en América hasta su muerte.
En México se le envía como
prefecto a las misiones de Sierra Gorda, en el actual estado de Querétaro, de
1750 a 1758. Ahí sufre una picadura de alacrán, que le deja ulceraciones que le
acompañarán en todas sus caminatas y volverán precaria su salud.
En 1758 es nombrado para ir a
tierras apaches en Texas, pero el triunfo de éstos sobre los españoles le hace
regresar a la capital de Nueva España, donde se desempeña como predicador.
Nombrado prefecto de Baja
California, parte a su destino. Permanece en Tepic seis meses, donde realiza
trabajo pastoral, y se embarca de San Blas a Loreto en 1768, a reconstruir las
misiones abandonadas por los jesuitas tras su expulsión.
La travesía la hace a pie,
renqueando por la pierna supurante que sólo ocasionalmente sana. El fraile
tiene piernas demasiado cortas para caminar, pero aun más para montar en
jornadas de diez horas, a lo que es obligado cuando la inflamación de la pierna
le hace imposible la caminata.
De 1769 a 1772 funda las misiones
de San Diego, San Carlos (primero en Monterrey y luego la cambia al Carmelo),
San Antonio, San Gabriel y San Luis Obispo. Acompañados los religiosos de
algunos soldados para su protección personal, cargando en mulas algunos granos,
chocolate y tabaco, se instalan y a cambio de algún alimento van convirtiendo
al cristianismo a los grupos indígenas nómadas, que poco a poco se instalan en
las misiones y aprenden a cultivar granos, a criar vacas y gallinas y engordar
puercos. Los franciscanos aprenden su lengua para enseñarles el catecismo y les
regalan trozos de tela para que se vistan, pues no acostumbraban a hacerlo.
Relatan los misioneros que cuando las mujeres nativas vieron una imagen de la
Virgen (nunca habían visto imagen alguna) le ofrecían sus pechos porque les
parecía muy pálida y frágil para amamantar al niño que traía en brazos.
Por desacuerdo con el comandante
de Monterrey, Pedro Fages, jefe militar de la nueva conquista, no puede fundar
San Buenaventura. Decide buscar personalmente al virrey Bucareli para tratar el
asunto. Viaja de San Diego a San Blas. Enfermo, se restablece en Tepic y en
Guadalajara recae y casi muere. Se recupera y continúa hasta Querétaro, donde
de nuevo se halla delicado. Llega a San Fernando. Lo recibe el virrey, de quien
obtiene todo el apoyo para la Nueva California.
De
regreso a la Alta California funda San Juan Capistrano. Meses después tiene
lugar una rebelión de los indios, que asaltan la Misión de San Diego y dan
muerte al franciscano Luis Jaume. Los misioneros obtienen el perdón para los
asesinos y los defienden de la autoridad civil, que quiere darles muerte. Los
reintegran a la vida comunitaria de las misiones.
En 1776 reconstruye San Diego y
envía a Francisco Palou a fundar la Misión de San Francisco. Un año más tarde
funda la Misión de Santa Clara. Funda por fin San Buenaventura en 1782.
Al final
de sus días Junípero sufrió además de sus llagas supurantes, su pecho que le
ahoga, la amenaza de dejar la Alta California en manos de los dominicos, que
administraban las misiones de Baja California. Los franciscanos dejarían su
obra. El proyecto no tuvo éxito al comparar la prosperidad de las misiones
franciscanas y la ruina de las dominicas.
El misionero Fray Junípero Serra
nacido en Petra (Mallorca-España) murió el 28 de agosto de 1784 en el Carmelo.
Los franciscanos habrían de permanecer otros 50 años en esa república de
California. Su biógrafo Omer Englebert la llama "república cristiana, de
tipo comunitario (...) Lo mismo en su producción que en su distribución, las
riquezas eran comunes; todos los bienes materiales pertenecían a la comunidad;
igual que los frailes, los indios no poseían nada en particular".
En Nayarit, nuestra estatua y
celda en honor al fraile defensor de San Blas quedaron en el olvido. Ni un
Padre nuestro mereció en el templo de La Cruz de Zacate, pese a que Juan Pablo
II le beatificó el 25 de septiembre de 1988.
9 de Mayo 2019:
9 de Mayo 2019:
Homilia de los 400 años de la aparición de la Santa
Cruz de Zacate (*)
Nos hemos congregado hoy para esta celebración, recordando un hecho
histórico acaecido hace 400 años en este lugar,(en Tepic-Nayarit, México) la
aparición de la Santa Cruz de Zacate. Conviene preguntarnos a la luz de la
Palabra de Dios que ha sido proclamada: ¿Entendemos lo que estamos celebrando?
El Dios
revelado por Jesucristo va dejando sus huellas a través de signos, que permiten
descubrir su presencia amorosa pero discreta y escondida, porque respeta la
libertad del hombre, y desea encontrarse con su creatura predilecta, no por la
evidencia de su ser, sino a través de la relación propositiva y solidaria entre
las personas, para lo cual el diálogo se vuelve el instrumento que lo realiza.
Cuando
nos abrimos al diálogo en la disposición franca de encontrar la verdad y
descubrir la voluntad de Dios Padre en mi vida, entonces el diálogo se
convierte en luz, y aprendemos a poner en común nuestra experiencia para
iluminarla y enriquecerla mutuamente con nuestros prójimos.
La
Santa Cruz de Zacate es un signo que apareció y maravilló a sus testigos, y ha
sido por 4 centurias un signo que ha motivado la fe de muchas generaciones; que
recuerda la Cruz de Cristo y a quienes abren su corazón para interpretar el
hecho y dejarse cuestionar por la presencia misteriosa y escondida de Dios.
Han
sido muchos, los que mirando y visitando esta Cruz de Zacate, han invocado la
Cruz de Cristo, y han descubierto al verdadero Dios, por quien se vive.
Así,
los signos se vuelven lámparas para el creyente, quien llega paso a paso a la
experiencia de encontrarse con el Espíritu del Señor Jesús, en diversas
circunstancias de la vida, y alcanza con el tiempo y la constancia, la
convicción y certeza moral que Dios Padre nos acompaña y nos manifiesta en
todas las circunstancias su infinito amor y su inmensa misericordia.
Por
eso, hoy, por estos 400 años de la aparición de la Santa Cruz de Zacate en este
lugar, celebramos la Eucaristía, en gratitud a Dios Padre, no solamente por el
hecho de la aparición de la Santa Cruz, sino también por todos los frutos de
vida cristiana que ha generado su presencia a lo largo de estos siglos y
pidiendo los siga realizando a lo largo del tiempo.
Quienes
aquí nacimos y desde niños hemos conocido este maravilloso signo de la Santa
Cruz de Zacate agradecemos a Dios, que en su generosidad nos ha regalado esta
huella de su presencia. Y la mejor manera de gratitud es darlo a conocer a
quienes se integran como residentes o quienes pasan como visitantes, y dar a
conocer los frutos de fe que va suscitando de generación en generación.
Que el
Señor Jesús, quien en su Encarnación manifestó la fuerza del Espíritu Santo, y
asumió la cruz, como signo elocuente del amor de Dios Padre, ya que la cruz de
sentencia de muerte pasó a ser la cruz salvífica, que nos hace pasar de la
muerte a la vida, convirtiéndola en Cruz Gloriosa, nos ayude a vivir toda
adversidad, cualquiera que sea su origen, con la confianza plena en que
asumiremos la cruz que nos toque, como Jesús lo hizo, para encontrar la
salvación y la vida verdadera. ¡Que así sea!
+Carlos Cardenal Aguiar Retes, Arzobispo
Primado de México
Hace 400 años apareció esta cruz de zacate que no
se ha secado
Aunque han existido intentos de destruirla al dejarla en el abandono,
como ocurrió a raíz de las Leyes de Reforma, la cruz ha permanecido intacta.
Hace 400 años, el 9 de
mayo de 1619, un signo religioso apareció en los verdes campos de lo que hoy es
Tepic, en
Nayarit, el cual fue claramente entendido e identificado por los pocos
habitantes que entonces tenía la naciente ciudad: era una gran cruz.
Según
refiere en su crónica Fray Domingo de Arregui, el escrito más antiguo que
existe sobre dicho suceso, en aquel entonces la población de aquel lugar no
llegaba a 60 personas, de las cuales, la mayor parte eran indígenas y un puñado
de españoles.
La
historia refiere que un arriero detuvo sus mulas al pie de una cruz que se
encontraba en el suelo, formada con zacate, y que medía varios metros de largo.
Tras descubrirla, dio parte a los pobladores, quienes pronto comenzaron a
venerarla.
Los franciscanos, al ver que la cruz permanecía intacta al
paso de los años sin que nadie le diera cuidados de jardinería, pues jamás
perdía su forma, ni en lo alto de la hierba, ni tampoco se extendía hacia los
lados, decidieron construir en ese lugar un convento y una iglesia, que es la
más antigua de la región. Con el tiempo se convirtió en uno de los santuarios
más frecuentados de la provincia de Nueva Galicia, que abarcaba los actuales
estados de Nayarit, Jalisco y Zacatecas.
Así han
pasado cuatro siglos, y aunque han existido intentos por destruirla al dejarla
en el abandono –como ocurrió hacia 1860 a raíz de las Leyes de Reforma, cuando
el templo fue ocupado por militares y funcionó como un hospital– la cruz ha
permanecido intacta, ya sea en tiempos de lluvia o de sequía.
Al paso
de los años, la cruz de zacate, que se encontraba en el exterior del templo,
formó parte de la iglesia cuando se le edificó una capilla adjunta, sin techo,
lo que permite que le lleguen los rayos del sol y las lluvia cuando éstas
ocurren.
En esta
capilla hay decenas de exvotos y reconocimientos de milagros que han ocurrido a
través de los años, y es frecuentada por peregrinos y personas devotas que
saben que esa cruz de zacate representa la Cruz de Cristo.
(*)Zacate:
-México: Estropajo o paño usado para distintas labores de higiene
doméstica.
·
-América Central: Nombre genérico de varias especies de hierba que
sirven de pasto y forraje. “encendieron lumbre con zacate y leños secos”
-América Central Conjunto de plantas sin tronco con hojas de color verde,
finas, cortas y tupidas, que se plantan en jardines por motivos ornamentales y
en terrenos deportivos para cubrir el suelo.