San Juan Yautepec está situado en el Municipio de Huixquilucan (en
el Estado de México). San Juan Yautepec
está a 2816 metros de altitud. Su clima predominante es semicálido y semiseco, con una
temperatura media que oscila entre los 6°C y 12°C. Su código postal es 52768 y
su clave lada es 55.
La
Fiesta Patronal:
Con gran colorido, alegría y fervor pobladores de San Juan Yautepec y de Zacamulpa celebraron la fiesta patronal
anual para reafirmar los valores, las tradiciones, usos y costumbres de
Huixquilucan. Los festejos dedicados a la Virgen de San Juan de los Lagos, que
iniciaron el fin de semana pasado con muestras del espíritu de unidad y convivencia
entre los distintos pueblos originarios del municipio.
Durante
la el último día de los festejos religiosos se recibieron las imágenes de
Santos de 19 comunidades como San Juan Bautista, San Martín Caballero, San Juan
Yautepec, entre otros, mismos que fueron llevados por los lugareños en una
procesión muy solemne por las principales calles del pueblo.
La danza de los
chinelos
La historia del
chinelo precede con el huehuenche, el personaje principal en los
carnavales del centro de México, surgido desde finales del siglo XVII, en
celebraciones de los pueblos de tradición náhua a lo largo del
territorio novohispano.
En el siglo XIX,
diversas identidades regionales aportaron elementos culturales propios. La
historia del Chinelo es una expresión de la cultura campesina vinculada a las
haciendas tal como lo son otras danzas como los arrieros, vaqueros, tecuanes,
tlacololeros,etc.
Los disfrazados en la
región, buscaron darle una identidad propia a su celebración; comenzando a
recibir la denominación de tzinelohua, palabra náhuatl que quiere decir
“movimiento de cadera”, derivando de ella el nombre contemporáneo, el chinelo.
El Presidente Municipal de Huixquilucan animó a participar en estas fiestas populares y colocó en su twitter estas aimégenes de las fiestas en San Juan Yautepec:
Población
en San Juan Yautepec: En la
localidad hay 4374 habitantes: 2104 hombres y 2270 mujeres. El ratio
mujeres/hombres es de 1,079, y el índice de fecundidad es de 2.28 hijos por
mujer. Del total de la población, el 34,73% proviene de fuera del Estado de
México. El 2,56% de la población es analfabeta (el 1,19% de los hombres y el
3,83% de las mujeres). El grado de escolaridad es del 8.99 (9.36 en hombres y
8.65 en mujeres).
Cultura indígena en San Juan Yautepec
El 4,12% de la población es indígena, y el 1,39% de los habitantes habla una lengua indígena. El 0,00% de la población habla una lengua indígena y no habla español.
El 4,12% de la población es indígena, y el 1,39% de los habitantes habla una lengua indígena. El 0,00% de la población habla una lengua indígena y no habla español.
Los otomíes, una de las razas más
persistentes, misteriosas y antiguas del suelo mexicano fue conquistada primero
por las civilizaciones olmecas y luego por los nahuatlacos. Los de esta región
fueron sometidos por Tlacopan, cuyo dominio abarcaba desde la orilla del lago
hasta la cima de las sierras de Las Cruces. Los tecpanecas a su vez fueron
derrotados por los mexicas y los acolhuaques y su principal asentamiento paso a
ser Tlacopan, reconocida como uno de los miembros de la Triple Alianza.
Naturalmente que los vecinos inmediatos a los
mexicanos sean los primeros que estaban destinados a sufrir las consecuencias
de instituciones religiosas. Según el Códice Mendocino, en tiempo de Ixcoatl,
al invadir Azcapotzalco es conquistado todo el territorio aledaño a
Coaximalpan, Ocoyoacac y Uzquillocan.
Los aztecas no destruían las organizaciones
políticas y sociales de los pueblos conquistados, sino que dejaban en el poder
a los caciques locales siempre y cuando aceptaran pagar los tributos y plegarse
a su dominio. En ocasiones imponían sus conceptos religiosos e introducían sus
ritos y su lengua, por esta razón los pueblos ostentan nombres en náhuatl como
Tecpan, Atliyacac, Xaxalpan, Yetepec, Mexicapan, Texcelucan, Ayotusco y
Tecamachalco.
Cuenta la tradición que en esta época
Huizquilloca, lugar de bosques rumorantes bañado de arroyuelos y abundante vegetación,
gustó al último emperador Moctezuma Xocoyotzin quien mandó construir un palacio
en el barrio de Tecpan.
En este tiempo los indígenas solían danzar en
honor a sus dioses, especialmente a la Makame, formando grupos que recorrían
montañas, valles y pueblos a los que más tarde se les llamó huehuenches.
En el siglo XVI se produce la conquista, y
con ello se inicia la etapa denominada Colonial. El primero abarca de 1519
hasta más o menos mediados del siglo y se caracteriza por el triunfo de los
intereses particulares de los conquistadores sobre el mundo indígena. Al
iniciarse los tlaxcaltecas con los españoles enfrentaron a los mexicas con
apoyo de otros grupos indígenas ya que Cortés había enviado a varios de sus
capitanes a establecer alianzas o dominar militarmente algunos sitios. Muchos
pueblos concertaron alianzas inmediatas y en prueba de su apoyo enviaron
hombres para luchar contra los mexicas, entre ellos los otomíes de Cuatlalpan o sierra de Las Cruces.
La historia de Huixquilucan, está ligada a
Hernán Cortés e Isabel Moctezuma. Cortés ejerció su influencia, aunque de modo
indirecto, sobre la catequización de los indígenas y en otorgar en Encomienda
Tacuba, a la que pertenecía Huixquilucan.
El Códice Techialoyan de Huixquilucan establece
también una relación entre Cortés y el Primer Virrey Antonio de Mendoza, en
virtud de sucesos como la llegada de la fe y la confirmación de títulos sobre
la tierra, la demarcación de distritos y la asignación de santos patronos como
reflejo directo de la congregación; señala además que en 1532 Totoquiahuatzin,
gobernador de Tlacopan, acompañado de Chimalpopocatzin, nobles de Huixquilucan,
visitó a los tributarios para trasmitirles la fe y repartirles tierras de
contribución a las que les asignaron nombres de santos.
Por otra parte en 1580, la orden religiosa de
los padres jesuitas creó un colegio de lenguas indígenas que inicialmente se
pretendió fundar en Jesús del Monte, donde la orden tenía edificada una casa de
descanso, pero el padre Hernán Gómez influyó para que el proyecto se realizare
en el pueblo de San Antonio Huixquilucan, aprovechando que la parroquia había
quedado vacante por la muerte del cura. Se instaló el colegio de lenguas y en
tres meses de establecida la corporación en esta localidad, los padres salían a
predicar en otomí, mazahua y matlazinca. Lamentablemente, la orden decidió
trasladarse al pueblo de Tepotzotlán.
La
Fiesta Patronal:
Con gran colorido, alegría y fervor pobladores de San Juan Yautepec y de Zacamulpa celebraron la fiesta patronal
anual para reafirmar los valores, las tradiciones, usos y costumbres de
Huixquilucan. Los festejos dedicados a la Virgen de San Juan de los Lagos, que
iniciaron el fin de semana pasado con muestras del espíritu de unidad y convivencia
entre los distintos pueblos originarios del municipio.
Durante
la el último día de los festejos religiosos se recibieron las imágenes de
Santos de 19 comunidades como San Juan Bautista, San Martín Caballero, San Juan
Yautepec, entre otros, mismos que fueron llevados por los lugareños en una
procesión muy solemne por las principales calles del pueblo.
Con
una misa dedicada a la Virgen de San Juan de los Lagos, los pobladores pidieron
a la patrona de la comunidad por el bienestar de todos. Como parte de las
actividades religiosas, los arrieros y concheros bailaron en el atrio de la
Iglesia acompañados por música en vivo, juegos pirotécnicos, marco idóneo para
que la población reafirme sus lazos de unión y sus raíces huixquiluquenses.
Cabe
destacar que al reunir las diferentes imágenes religiosas de cada uno de las 19
localidades, símbolo de unidad, fervor, tolerancia donde conviven bajo el lema
de “Pueblos Unidos” del municipio de Huixquilucan reforzando los lazos de
amistad al compartir la comida en las casas con los familiares, vecinos y
amigos.
Con
estas festividades se abre la puerta para que los mexiquenses conozcan
Huixquilucan y sus tradiciones que se celebran los días 15 de agosto y el 12 de
diciembre de cada año, a conocer su riqueza cultural, sus paisajes en un
ambiente sano para todas las edades con música, fuegos pirotécnicos y juegos
mecánicos.
La danza de los
chinelos
La historia del
chinelo precede con el huehuenche, el personaje principal en los
carnavales del centro de México, surgido desde finales del siglo XVII, en
celebraciones de los pueblos de tradición náhua a lo largo del
territorio novohispano.
En el siglo XIX,
diversas identidades regionales aportaron elementos culturales propios. La
historia del Chinelo es una expresión de la cultura campesina vinculada a las
haciendas tal como lo son otras danzas como los arrieros, vaqueros, tecuanes,
tlacololeros,etc.
Los disfrazados en la
región, buscaron darle una identidad propia a su celebración; comenzando a
recibir la denominación de tzinelohua, palabra náhuatl que quiere decir
“movimiento de cadera”, derivando de ella el nombre contemporáneo, el chinelo.
Otra versión, según
el profesor y nativo-hablante de Tetelcingo, Tirzo Clemente Jimenez, en lengua
náhuatl existe la palabra Chinele, que proviene de las raíces chichiltek
que significa rojo o colorado (referido al español por el color de su piel) y niele,
expresión exclamativa de burla, por lo que se traduce como "¡Ay sí, se
cree mucho ese colorado!
Durante las fiestas
de carnavales, traídos por los españoles, quienes lo
celebraban según sus costumbres, lo mismo en la capital como en las provincias
y los pueblos.
En la obra de Don
Alejandro Ortíz Padilla “Una aproximación al origen del Chinelo, su danza y música”, Don Brígido Santamaría
Morales narra que:en Tlayacapan por el año de 1867, según le platicaron
su abuelo y sus tíos, así como de muchos viejitos del pueblo, hubo la costumbre
de chiflar. En el pueblo no había fiesta para la gente pobre sino puro trabajar
en calidad de esclavos, como gente inferior, el pueblo en esos tiempos no era
libre, los hacendados y los españoles que trabajaban en las haciendas eran
dueños de todo, y en las fiestas de carnaval, estos abusivos, se adueñaban de
todo el pueblo para celebrar las llamadas carnestolendas, disfrazados a su
modo, vestidos de pantalonera negra a la rodilla, medias blancas, chaquetines
cortos llenos de borlas y colgajos, con falda roja, capa y boina a la torera o
grandes chambergos con plumas esponjosas, y bailando “jotas aragonesas”, con antifaces en la cara,
esto era andar los tres días del carnaval cantando y escandalizando en las
calles con sus borracheras.
Mientras el pueblo no hacía nada, sólo miraba, pero
un día un grupo de muchachos y varones de edad adulta se reunieron en algunos
lugares del pueblo y haciendo uso de su pensamiento en una gran discusión
hablaron para buscar un juego, porque se aburrían mucho, pues eran jóvenes en
la edad del “chincual”, de la inquietud, y los de mayor edad eran viejos
alegres, por eso buscaban un juego en que todos se distrajeran en esos días que
no tenían que ir a trabajar en los campos de las haciendas.
Los españoles ceden a los peones
esos días de asueto, como un gesto de piedad y para ganar indulgencias, antes de entrar a
la cuaresma con el miércoles de la ceniza. Por lo que el mestizo como desahogo
por el mal trato y el mal pago que recibían de sus patrones en la Haciendas de:
San Nicolás Tolentino de Pantitlán, Oacalco, San Carlos Borromeo y San Diego
Huixtla, decidieron también divertirse en esa misma temporada, mofándose de los
mismos patrones “gachupines” y es así como nace una cuadrilla integrada por los
llamados Huehuentsin que quiere decir: -Viejo- o también llamados “Garroteros”,
porque llevaban con ellos unas garrocheras con las que brincaban apoyándose en
ellas, imitando de esta forma los actos de ligereza y atrevimiento que los
españoles solían ver en las corridas taurinas.
También les dio por
cargar animales disecados como: mapaches, iguanas, zorrillos, lechuzas y
víboras, haciendo bromas pesadas a las hijas y esposas de los hacendados; otros
cargaban muñecas viejas de trapo o de tsompantli, que hacían brincar en una
batea, otros usaban vestimentas arremedando y ridiculizando al hacendado, al
capataz, al agiotista y hasta al cura del pueblo, sin faltar también un
personaje que se vestía con una bata de dormir de las señoras ricas de esa
época. Como bandera utilizaban un chicol de carrizo al que ataban un trapo,
esto era para señalar el recorrido de la cuadrilla por las calles del pueblo.
Cabe mencionar que el ridiculizar al cura era debido a que se oponía a esta
celebración además de prohibir el jaripeo, de echar cohetes y prender toritos.
Los
Huehuentsin, para su recorrido, usaban “ropas viejas”, imitando al hacendado,
al capataz, al agiotista y hasta al cura de la parroquia, ya que éste no les
permitía que hicieran esa fiesta de los pobres, y también regañaba a la gente
por asistir al jaripeo, además que les prohibía la quema de cuetes y “prender”
toritos. Entre esa multitud de Huehues, hubo un personaje que se puso un
camisón de dormir de las señoras ricas de esos años, ridiculizando así al
español opresor a través de su esposa e hijas. En la espalda se colocaban a
manera de capa, un trapo con frases obscenas dedicadas a los españoles; y para
que no fueran objeto de castigo, al regresar al trabajo en los campos de las haciendas,
disfrazaron su voz con falsete agudo, característica que conservan hasta la
actualidad.
Así pues,
el disfraz del muchacho que se vistió con una vieja sotana de cura, y de aquel
que se puso una bata de dormir de las señoras ricas de esa época, fueron
imitados de inmediato por los demás Huehues, ya que era muy fácil de hacerlas,
echando mano de las viejas enaguas de mujer, ya que eran peones y no tenían
dinero. Tiempo después, se comenzó a confeccionar con manta, por lo que se
convierte ya desde ese momento en el dominó, es decir la bata, del disfraz
representativo para el carnaval.
Entre
algunos de los personajes que la tradición oral del pueblo de Tlayacapan
recuerda como principales artífices en la construcción del disfraz, se recuerda
a un señor llamado Santiago y apodado “el Barrabas”, se cuenta que este
personaje tenía buen gusto, y decidió colgarle listones por dondequiera a su
dominó. Por otro lado, Don Ángel Rojas, apodado “el Diablo”, decía que hubo
también quien usó un domino con tres bandas con los colores de la bandera
nacional, ese es la base del domino que se usa actualmente en el disfraz
de Chinelo. La máscara de malla de alambre fue hecha por un muchacho apodado
“el Caramba”, que sustituyó a las caretas de cartón con barba de ixtle tipo
Maximiliano, por otro lado, las plumas de guajolote que usaban los integrantes
de la cuadrilla en sus sombreros, también se sustituyen por unos plumeros que
hacían unas señoras apodadas “las Caltencos”, que les daban forma torciendo
alambre con plumas de gallina que después pintaban, y el bonete eclesiástico
usado por el muchacho que se disfrazó con la sotana vieja del cura, se suple
por un sombrero arriscando su ala hacia arriba, adornado con figuras de
abalorio y motivos aztecas tejidos con estambre.
Actualmente
el disfraz de Chinelo es sencillo y de color blanco de algodón cuentan con
franjas 3 azules, adornados con vistosas plumas en los sobreros. La vestimenta
a pesar de los años ha luchado por conservar su originalidad sin sufrir
modificaciones ya que se considera el traje típico y original en todo el Estado
de Morelos.
Del
disfraz de Chinelo, se derivian hasta ahora dos versiones:
·
-Tepoztlán:
El traje es negro y bordeado con olanes blancos y marabú aterciopeladas del
mismo color su sombrero es adornado con imágenes de historias indígenas con
chaquira con alto detalle y calidad, chaquiron y canutillo, así como un
volantón al oleo en la parte trasera. Se le ha denominado traje por su
elegancia.
·
-Yautepec:
Traje tradicional rico en colores, bordado en chaquira, chaquiron y lentejuela;
usualmente son de exhibición ya que solo el danzante puede portarlo breve
tiempo por su gran peso. Son las vestimentas más llamativas por su gran
decorado.
·
-Siguiendo
el rítmico y contagioso compás de la tambora, de los platillos y los
instrumentos de viento que componen la banda, los chinelos "brincan"
incansablemente por todo el pueblo, y contagian a quienes se encuentren a su
lado.
-Finalmente
es en Yautepec donde se adopta también el traje de chinelo, con diferente estilo.
Al pasar el tiempo se extendió esta práctica y hoy día se puede ver el brinco
de los chinelos por todo el estado,-Los
danzantes llevan un rico traje tradicional, que varía según el poblado, y en
algunos casos suelen ser muy elaborados por su colorido, su realización y su
manufactura. La danza divertida, festiva, alegre sigue el ritmo de las notas
jocosas de las bandas musicales de pueblo; las danzas con su bullicio y
colorido retumban al igual que los cohetes que son lanzados en cada momento.
Todo esto motiva a realizar el famoso “brinco del chinelo” que es la danza
típica de estas festividades de carnaval, una danza que ha logrado mantenerse
con pocos cambios desde hace más de un siglo, y se celebra en diferentes fechas
en las fiestas de carnaval de cada comunidad.
-Con el lema “Déjate Enamorar” el “Carnaval Yautepec”
busca conquistar a cada uno de los asistentes con una baraja de actividades que
ya son tradición durante la verbena popular yautepequense: desfile y concurso de viudas, coronación de la reina electa del
carnaval, desfile de carros alegóricos, concurso de los típicos trajes de
chinelo y el tradicional Baile de los Chinelos.
Los Chinelos son un emblemático personaje de la cultura popular con
más de un siglo de antigüedad, pero que sigue vigente en la mayoría de las
festividades de la región con su tradicional danza el Brinco del Chinelo.
Al
ritmo de la música los Chinelos lucen el folclor de su vestuario que consiste
de un sombrero, máscara, mascada, vestido, volantón y guantes, todo esto
ornamentado con plumas, chaquiras y telas como encaje, seda y terciopelo.