domingo, 25 de febrero de 2018

- La Nao de China, sale de Acapulco

Las relaciones comerciales entre México y China comienzan en 1571 a través de la ruta Acapulco- Manila- China establecida por los españoles mediante la nao china. México enviaba plata, cochinilla para tintes, semillas, camote, tabaco, chocolate y cacao mientras  China embarcaba telas y objetos de seda, alfombras persas del Medio Oriente, algodón de India, joyeros y otros artículos de Japón, especies de Ceilán, islas Molucas y Java además de otros productos del Oriente. 
El Galeón de Manila, también llamado Nao de China, era el nombre con el que se conocían las naves españolas que cruzaban el océano Pacífico una o dos veces por año entre Manila (Filipinas) y los puertos de Nueva España (hoy México), principalmente Acapulco, La Bahía de Banderas (Nayarit), San Blas (Nayarit) y el Cabo San Lucas (Baja California Sur). El nombre del galeón variaba según la ciudad de destino.
El servicio fue inaugurado en 1565 por el marinero y fraile español Andrés de Urdaneta, tras descubrir el tornaviaje o ruta de regreso a México a través del océano Pacífico, gracias a la corriente de Kuro-Siwo de dirección este. El sentido contrario de navegación, de América a Filipinas, ya era conocido desde los tiempos de Magallanes y Elcano en 1521. El trayecto entre Acapulco hasta las Filipinas, incluida la escala en Guam, solía durar unos tres meses. El tornaviaje entre Manila y Acapulco podía durar entre 4 y 5 meses debido al rodeo que hacían los galeones hacia el norte, con el fin de seguir la citada corriente de Kuro-Siwo.
La línea Manila-Acapulco-Manila fue una de las rutas comerciales más largas de la historia, y funcionó durante dos siglos y medio. El último barco zarpó de Acapulco en 1815 cuando la Guerra de Independencia de México interrumpió el servicio. La otra gran ruta comercial española fue la de las Flotas de Indias que surcaban el océano Atlántico entre Veracruz, Cartagena de Indias, Portobelo, La Habana y Sevilla o Cádiz. Parte de las mercancías orientales del Galeón de Manila desembarcadas en Acapulco eran a su vez transportadas por tierra hasta Veracruz, donde se embarcaban en las Flotas de Indias rumbo a España. Por ello, los barcos que zarpaban de Veracruz iban cargados de mercancías de Oriente procedentes de los centros comerciales de las Filipinas, más los metales preciosos y recursos naturales de México,Centroamérica y el Caribe. Casi 50 años después de la muerte de Cristóbal Colón, los galeones de Manila finalmente cumplieron su sueño de navegar rumbo al oeste para llegar a Asia a fin de realizar comercio con el Océano Índico.
Los viajes eran largos y duros y mucha gente moría en ellos, víctimas del escorbuto o del hambre. Había ocasiones en las que se pagaban enormes sumas de dinero por la carne fresca de las ratas que pululaban en las bodegas. A esto había que sumarle el peligro de las incursiones de piratas, aunque, teniendo en cuenta que en los más de 250 años que duró esta ruta comercial solo fueron capturados cuatro galeones, se puede decir que el problema de la piratería era bastante secundario. Otros problemas eran los temporales y la calma chicha, ya que al no haber viento era imposible que los galeones avanzaran.
Era fundamental construir el galeón lo más grande posible, llegando a ser la clase de barcos conocidos construidos más grande en cualquier lugar hasta ese momento. En el siglo XVI, tenían de media de 1700 a 2000 toneladas, y eran construidos con maderas de Filipinas y podían llevar a un millar de pasajeros. La Concepción, que naufragó en 1638, tenía una eslora de 43 a 49 m y desplazaba unas 2000 toneladas. El Santísima Trinidad tenía 51,5 m de largo. 
La mayoría de los barcos fueron construidos en las Filipinas y solo ocho en México. El galeón de Manila-Acapulco terminó cuando México consiguió su independencia de España en 1821, después de que la corona española tomara el control directo de las Filipinas. (Esto fue posible a mediados de los años 1800 con la invención de los barcos a vapor y la apertura del canal de Suez, que redujo el tiempo de viaje de España a las Filipinas a 40 días.)
Los galeones llevaban especias (pimienta, clavo y canela), porcelana, marfil, laca y elaboradas telas (tafetanes, sedas, terciopelo, raso), recogidas tanto de las islas de las Especias como de la costa asiática del Pacífico, mercancías que se vendían en los mercados europeos. También llevaban artesanía china, biombos japoneses, abanicos, espadas japonesas, alfombras persas, jarrones de la dinastía Ming y un sinfín de productos más. Asia oriental comerciaba principalmente con un estándar de plata, y los bienes eran comprados principalmente con la plata mexicana. 
Los cargamentos fueron transportados por tierra a través de México hasta el puerto de Veracruz, en el golfo de México, donde fueron reembarcados en la flota de Indias con destino a España. Esta ruta fue la alternativa de viaje hacia el oeste por el océano Índico, y alrededor del cabo de Buena Esperanza, que estaba reservada a Portugal de acuerdo con el tratado de Tordesillas. También evitaba la escala en los puertos controlados por los poderes de la competencia, como Portugal y los Países Bajos. Desde los primeros días de la exploración, los españoles sabían que el continente americano era mucho más estrecho a través del istmo de Panamá que a través de México. Se trató de establecer un cruce regular por tierra allí, pero la espesa selva, y la malaria lo hicieron imposible.
Tomaba cuatro meses cruzar el océano Pacífico entre Manila y Acapulco y los galeones eran el principal vínculo entre las Filipinas y la capital del virreinato en la Ciudad de México y desde allí con la misma España. 
Muchos de los llamados «kastilas» o españoles en Filipinas eran en realidad de origen mexicano, y la cultura hispana de Filipinas está bastante cercana a la cultura mexicana. Así que cuando México finalmente obtuvo su independencia los dos países continuaron el comercio, a excepción de un breve período de calma durante la guerra hispano-estadounidense. Los galeones de Manila navegaron en el Pacífico durante casi tres siglos, proporcionando a España sus cargamentos de artículos de lujo, beneficios económicos e intercambio cultural.
Los naufragios de los galeones de Manila son leyendas seguidas solamente por los naufragios de los galeones en el Caribe. En 1568, el propio barco de Miguel López de Legazpi, el  San Pablo (300 toneladas), fue el primer galeón de Manila en ser destruido en el camino a México.
China es el segundo socio comercial de México, después de Estados Unidos, y México es el segundo socio de China en América Latina, detrás de Brasil.

Como todos sabemos, la Carrera de Indias, era un viaje muy largo. A lo largo de este viaje, los peligros que acechaban al barco eran numerosos, piratas, corsarios, mal temporal, marejadas….La rutina se adueñaba del barco, cada hombre tenía su labor que solamente era interrumpida por la llamada a las comidas y la oración de la tarde. No obstante, una vez superadas las Canarias, la calma se asentaba en el barco, y sin salirse de su labro rutinario, la tripulación disponía de mucho tiempo libre. Este tiempo libre, como bien decía Fray Antonio de Guevara, se resume en tres entretenimientos principales: “el jugar, el parlar y el leer”. El juego, era el entretenimiento por excelencia de la Edad Moderna, pese a estar prohibido en muchas ocasiones, todos jugaban y todos eran conocedores de las ordenanzas que lo prohibían. Los juegos más usuales eran las cartas, dados o naipes. Además de estos también se practicaban las peleas de gallos.
Otro gran entretenimiento era la lectura. Normalmente se realizaban en voz alta, pues la mayoría no sabían leer y tampoco escribir. Las lecturas podían ser muy variadas, pero predominaban las religiosas, influidos por la presencia religiosa a bordo, en este caso por el capellán.
También la música evadía el sufrimiento y las penas de los tripulantes, algunos cantaban y tocaban la chirimía, la flauta o la guitarra y otros los escuchaban melancólicos. Sin olvidarnos de el alcohol, otro aliciente para matar el tiempo.
Diversiones menos honestas como robar la comida al despensero, robar a los pasajeros, cortejar a las pasajeras o someter en ocasiones a los pajes y grumetes, también entra dentro de las distracciones que se practicaban a bordo.
Finalmente, otra actividad más honesta y productiva que realizaba la tripulación en su tiempo libre era la pesca y darse un baño cuando la mar lo permitía. Les ayudaba a alejarse de las duras condiciones a las que se veían sometidos y se pegaban un buen festín de pescado fresco, que les servía para reponer fuerzas.