sábado, 16 de marzo de 2019

- El mercado indígena de Ocotelulco (Tlaxcala)

Ocotelulco fue el segundo señorío en ser fundado en Tlaxcala teniendo como  señor a Teyohulmiqui, debido a que el barrio era el centro económico de la ciudad, gracias al tianguis o mercado, tenía grandes palacios como la alhóndiga donde se administraban los tributos, el templo de Camaxtli o el recinto donde confederaban los tlahtoques para discutir cuestiones bélicas; además, tenía una gran extensión territorial y una gran cantidad de habitantes. En el tianguis se realizaban operaciones de trueque con mercancías provenientes de la región de la tierra caliente como Cempoala, los tuxtlas, Coatzacoalcos y Tabasco que proveían productos como el cacao, algodón, ropa, miel, cera, o plumerías de aves que eran cambiadas por oro, chimallis o escudos, gargantillas de hueso, pieles o cerámica.
 ***Siguen los murales pintados por el famoso maestro muralista de Tlaxcala: Desiderio Hernández  Xochitiotzin, quien desarrolla con gran belleza artística estas imágenes del tianguis-mercado de Ocotelulco. Después de explicar la importancia de los tianguis-mercados, podrán conocer en el apartado n° 3, la vida y la obra del gran pintor muralista Desiderio Hernández Xochitiotzin:
El señorío de Ocotelulco estaba compuesto por 36 pueblos, sumando alrededor de 10 518 habitantes. Gracias al trueque, y tributos por parte de los pueblos sometidos, el señorío de Tlaxcala tenía acceso al cacao, cera, textiles, pigmentos, oro, piedras preciosas, pieles finas y plumas de aves exóticas. La prosperidad de Tlaxcallan estaba amenazada por los constantes ataques del poderoso señorío de Huexotzinco en alianza con los señoríos del valle de México. 
Para ser capaz de dar frente a las amenazas externas, Tlaxcallan estableció una alianza por medio de una confederación que reunía a los cuatro principales señoríos.
El 30 de mayo de 1521 los guerreros y generales de los cuatro barrios combatieron y lograron su ansiada venganza en contra de Tenochtitlan, los guerreros de los barrios de Ocotelulco y Quiahuiztlan fueron los primeros en darles frente al poderoso ejército azteca, en el asalto final se incorporaron otros 20 mil guerreros tlaxcaltecas.
Desde la época prehispánica eran famosos los mercados o tianguis de Tlaxcala, que continuaron funcionando durante la Colonia. El más notable era el de Ocotelulco.(1)
El tianguis de Ocotelulco era uno de los más importantes de la región por los variados productos que se ofrecían diariamente. Los tlaxcaltecas realizaban el trueque o la compraventa de los comestibles más indispensables, tales como: maíz, frijol, calabaza, y se alimentaban de la caza, de la pesca, de las recolecciones de frutos y hasta de los xoloitzcuintles (perros sin pelo). De igual modo, los comerciantes con la ayuda de los esclavos que hacían el papel de cargadores llevaban a distintas provincias: semillas, legumbres, utensilios y, de paso, traían de aquellos poblados cera, mantas, miel y variados alimentos para cubrir sus necesidades o para revenderlos en la concurrida plaza. También se sabe que en este mercado se vendían esclavas y esclavos jóvenes con diferentes fines.
Tanto fue el prestigio de este mercado que los aztecas lo envidiaban a pesar de que ellos tenían también uno: el popular tianguis de Tlatelolco.
Después de la fundación de lo ciudad de Tlaxcala se estableció en ella un mercado o tianguis (2) el día sábado. Estaba prohibida la venta al público fuera de los mercados donde, tanto indios como españoles, compraban y vendían gallinas, borregos, puercos, conejos, vegetales, objetos de oro y plato.
Comerciantes aborígenes en el mercado de Tlaxcala.
La moneda común llegó a ser el real, pero se seguía practicando el trueque de mercancías. En muchas ocasiones el cabildo indígena fijó los precios y uniformó pesas y medidas. Igualmente, el corregidor o el alcalde mayor español determinaba las listas de precios tope y la manera como debía procederse en el mercado.
El mercado de Ocotelulco era el principal centro comercial donde, según las crónicas, unas 20 mil personas acudían diario para, a través del trueque o la moneda, traficar con productos como cacao y pequeñas mantas de algodón traídas por los mayas. Había mucho orden y un juez decidía sobre las dificultades que surgían.
Aquí pueden ver los preciosos murales de un pintor muralista de Tlaxcala: Desiderio Hernández Xochitiotzin (3) quien supo plasmar en grandes murales –que se pueden visitar en el Palacio de Gobierno de Tlaxcala- el mundo colorista y fascinante de los tianguis y del famoso mercado de Ocotelulco.
Sabemos que los mexicas, debido a su enemistad con los tlaxcaltecas, procuraron evitar que estos comerciaran, sobre todo con las regiones del Golfo de México. Por este motivo en Tlaxcala faltaron cacao, oro, plumas, algodón y sal por más de 60 años. Este último producto fue sustituido por otro similar, el tequexquitl, que aún ahora se produce en Nopalucan yTequexquitla.
Comercio y tributo de los Tlaxcaltecas
Comerciaban con lo que producían, especialmente maíz y cochinilla. Esta era un insecto muy apreciado porque con él se elaboraba una tintura color grana o roja utilizada en los textiles. A cambió de eso, recibían productos como cacao, algodón, chile, vainilla, plumas, tabaco, cera , miel y maguey .
Cabe señalar que al comerciante lo llamaban pochteca, al mercado tianquiztli y a la compraventa o trueque, tianquitz.
Los tlaxcaltecas nunca pagaron tributos a otros pueblos, pero sí a sus autoridades para su sostenimiento. En Tlamauhco (San Miguel), se encontraba la casa dedicada a recaudarlos.
(2) Tianguis (del náhuatl tiānquiz(tli) 'mercado') es el mercado tradicional que ha existido en Mesoamérica desde la época prehispánica y que ha ido evolucionando en forma y contexto social a lo largo de los siglos. En el siglo XV, el tianguis se establecía en períodos determinados durante los cuales se reunían los vendedores de los pueblos de los alrededores para ofrecer sus productos en una plaza. El tianguis se establecía en ciudades que tenían importancia, entre los cuales se encontraban los mercados Además del de Ocotelulco, podemos mencionar los de Huejotzingo, Tenochtitlan, Texcoco, Tlaxcala y Xochimilco.
Los Tianguis se encontraban ordenados de tal manera que formaban calles, ya que se encontraban alineados a lo largo y ancho de la plaza para que pudieran transitar los mercaderes y mercantes (marchantes); se organizaban de a cuerdo a su especialidad, en ellos se podría encontrar todo tipo de alimentos, desde los básicos hasta los más exóticos, así mismo, se podía encontrar esclavos (Mercado de Tlatelolco).
Aproximadamente 50.000 personas concurrían para comprar o vender diversos productos que se agrupaban por calles: verduras, hierbas medicinales, frijol, maíz, algodón, aves, peces, obsidiana, loza, hachas y minerales.
"Tiene esta ciudad muchas plazas, donde hay continuos mercados y trato de comprar y vender. Tiene otra plaza tan grande como dos veces la ciudad de Salamanca, toda cercada de portales alrededor, donde hay cotidianamente arriba de sesenta mil ánimas comprando y vendiendo; donde hay todos los géneros de mercaderías que en todas las tierras se hallan, así de mantenimientos como de vituallas, joyas de oro y de plata, de plomo, de latón, de cobre, de estaño, de piedras, de huesos, de conchas, de caracoles y de plumas; vendese tal piedra labrada y por labrar, adobes, ladrillos, maquila labrada y por labrar de diversas maneras…”
En otros países ha recibido diversos nombres, por ejemplo en España, particularmente en Andalucía, se lo conoce como zoco o mercadillo
La herencia de los tianguis es una mezcla de las tradiciones mercantiles de los pueblos prehispánicos de Mesoamérica, incluyendo el azteca y de los bazares del Medio Oriente llegados a América vía España. Los tianguis se caracterizan por ubicarse de manera semi fija en calles y en días designados por usos y costumbres, variando éstos en cada población, en los que la comunidad local adquiere diversos productos, desde alimentos y ropa, hasta electrodomésticos y normalmente se ponían cada 5 días.
Los caminos propiamente dichos aparecieron en Tlaxcala en el siglo XVI, pero los transitables sólo existían cerca de las ciudades principales. Antes de la fundación de la ciudad de Puebla en 1531, el importante camino de México a Veracruz pasaba por la ruta Tlaxcala-Calpulalpan-Texcoco. Pero se convirtió en un camino secundario en 1537, cuando se construyó el que comunicaba la capital con Puebla y Veracruz, sin pasar por la ciudad de Tlaxcala.
Con el tiempo se hicieron muchos puentes, como el que cruzaba el río Zahuapan por Tizatlán, y los 33 puentes de piedra que construyó el corregidor Verdugo a mediados del siglo XVI. A finales de ese siglo, los caminos de Tlaxcala se habían multiplicado, impulsando el desarrollo del comercio. Y en 1808 se terminó un buen camino carretero a Veracruz. Además, a lo largo de los caminos había hosterías o ventas.
(3) Desiderio Hernández Xochitiotzin (Contla de Juan Cuamatzi, Tlaxcala, (11 de febrero de 1922 – +Tlaxcala, 14 de septiembre 2007) fue una figura relevante del muralismo mexicano, de origen tlaxcalteca, que interpretó la historia de su pueblo plasmándola en las paredes del Palacio de Gobierno. Además fue dibujante, pintor, grabador, escritor, arquitecto, cronista, catedrático, investigador y restaurador. Sus obras fueron expuestas en el Museo del Vaticano y la Universidad de Harvard entre otras y tuvieron el reconocimiento de la Universidad de la Sorbona (Francia), y de la Universidad de Estocolmo, (Suecia).
Al año de vida, aproximadamente sus padres lo llevaron a vivir al estado de Puebla, donde pasó su infancia y juventud. Desde pequeño mostró un espíritu inquieto y atraído por las artes, ya que cuando cursaba la primaria, combinaba sus estudios acudiendo al taller artesanal de su padre. Se formó en la Academia de Bellas Artes de la ciudad de Puebla e hizo su primera exposición importante en 1947. Realizó obras y trabajos artísticos tanto en México como en Europa.
Estudió la obra de artistas como José Guadalupe Posada, Agustín Arrieta, Francisco Goitia, en particular la obra de grandes muralistas mexicanos, específicamente la de Diego Rivera
Perteneció a la segunda generación de los grandes muralistas del siglo XX y fue el último muralista al fresco que había en el país, dejando su principal obra en el Palacio de Gobierno de la ciudad capital de Tlaxcala, en el que plasmó toda la rica historia de esta tierra y al mismo tiempo demostró su gran conocimiento en materia de historia y cultura del lugar, por eso se destacó como catedrático y conferencista. Siendo un hombre humilde pero con personalidad animosa, puso en alto al estado de Tlaxcala y a México en Europa. En abril de 2006 el Congreso del Estado determinó concederle el título honorífico de "Embajador de la Cultura Tlaxcalteca" además de otorgarle una pensión económica. Recorrió gran parte de Europa con este título mientras realizaba parte de sus investigaciones.
Con base a la propuesta del entonces gobernador de Tlaxcala, Joaquín Cisneros Fernández, en febrero de 1957 el pintor inició los murales del Palacio de Gobierno, los que sintetizan la historia local y despiertan gran admiración de compatriotas y extranjeros.
Esta obra abarca una superficie de más de 500 metros cuadrados de los muros del hermoso Palacio de Gobierno. Aquí el artista logra que sus trazos y coloridos sean vitales y cálidos conductores de una fuerza que atrapa la atención de cualquier espectador. Con su vigoroso realismo y sorprendente colorido despierta en el público una doble emoción: la reflexión, que surge a través de su tema histórico y humano, y el asombro de su muy particular de manejar el color.
La realización de estos magníficos murales, trabajados al fresco acuarelados al estilo florentino, los cuales constituyen el "programa plástico más ambicioso de Xochitiotzin". La primera etapa del proyecto duró diez años, durante los cuales el autor investigó, diseñó, llevó a cabo bocetos, preparó muros y concluyó los primeros 285 metros cuadrados de mural, correspondientes a la planta baja del Palacio de Gobierno.
Estos murales pintados por el maestro Desiderio Hernández: “Xochitiotzin” los podemos calificar como los murales de “El Siglo de Oro Tlaxcalteca” y son una de las obras más bellas del arte plástico mexicano del siglo XX, además están a la vista de la población en el Palacio de Gobierno de Tlaxcala tras un minucioso proceso de restauración. Consta de poco más de 500 metros cuadrados de pintura mural. Su tema es la historia de Tlaxcala contada en 24 segmentos pintados, correspondientes a periodos históricos distintos.
Cabe destacar que en vida reveló que entre los personajes hay gente de Tlaxcala, ahí están Beatriz Paredes, Tulio Hernández, sus hijos, nietos, su amada esposa aparece en varias escenas y hasta inmortalizó a su albañil, Los cinco primeros cuadros murales relatan la llegada del hombre a América y su arribo al Valle de México; el 6 y el 7 describen la llegada de los nahuas a éste valle y su encuentro con el águila legendaria.
El mural 8 reseña la fundación de los cuatro señoríos y el 9 las fiestas del dios Camaxtli, deidad máxima de los antiguos tlaxcaltecas.
Los segmentos 10 y 11 describen la reconquista de Texcoco por el rey Nezahualcóyotl; el 12 y el 13 las guerras floridas y la enemistad del reino de Tlaxcala con los mexicas. El 14 y 15 la Batalla de Atlixco y el incendio de Huejotzinco; el 16 el sacrificio del guerrero tlaxcalteca-otomí Tlahuicole; el 17 las fiestas de la diosa Xochiquetzal; y el 18 la historia mitológica del descubrimiento del maíz.
El cuadro 19 describe el uso del maguey como árbol de las maravillas; el 20 el antiguo mercado de Ocotelulco; el 21 la profecía del regreso de Quetzalcóatl.
El 22 la Conquista de Tenochtitlán y la alianza hispano-tlaxcalteca; el 23 el Siglo de Oro de Tlaxcala; y el 24 los siglos XVIII y XIX en la historia de Tlaxcala y México. Los murales del Palacio de Gobierno de Tlaxcala, son considerados como la última gran obra del movimiento muralista promovido inicialmente en los años 20 del siglo pasado por Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco.
Faltó por concluir una parte de la escalera, en ella Desiderio Hernández planteaba un reconocimiento a los reyes de España, recuerda las tres carabelas y dejó listo el boceto, sin embargo partió de este mundo sin poder concluir su magna obra.