La Basílica de Ocotlán es uno de los templos
más hermoso que puedes visitar en la ciudad de Tlaxcala, esta verdadera joya
virreinal de estilo churrigueresco, tiene sus orígenes en el año de 1687, la
culminación de su construcción data del año 1790,
sus atractivos son muchos y a
continuación damos un vistazo a todo lo que ofrece este rincón de Tlaxcala.
Debido a que el pueblo de Ocotlán era un lugar abundante de ocotes
frondosos, pues su nombre se compone de dos palabras en náhuatl: ocotl,
'Ocote' y Tlatla, 'arder', de las que resulta Ocotlán y que significa “El
Ocote que Arde”. El tema ha llamado ponderosamente la atención de los
pintores ocotlanences como son: Juan de Villalobos, Manuel Caro, Dávila Tagle,
y el muralista Desiderio Hernández Xochitiotzin quienes lo han representado
como una Teofanía de la Virgen María al pueblo tlaxcalteca.
El conjunto arquitectónico se encuentra emplazado sobre una colina en
las inmediaciones de la Ciudad de Tlaxcala. La fachada con sus torres son de
las más delicadas que se pueden apreciar, el conjunto llama mucho la atención
desde lejos; en torno a él se abre el valle de Tlaxcala con sus impresionantes
montañas como son la Malintzi y hacia el poniente, el Popocatépetl y el
Iztlaccihuatl.
El conjunto se complementa con dos edificaciones: la Capilla de Guadalupe, que hoy se ocupa como baptisterio y en la que se pueden apreciar cuatro vitrales alemanes y al extremo opuesto el portal de peregrinos.
El conjunto se complementa con dos edificaciones: la Capilla de Guadalupe, que hoy se ocupa como baptisterio y en la que se pueden apreciar cuatro vitrales alemanes y al extremo opuesto el portal de peregrinos.
Los
habitantes del pueblo de Ocotlán cuentan de acuerdo a la tradición que en la
primavera del año de 1541 un joven indígena al cual nombraron Juan Diego iba
subiendo por la ladera occidental del cerro de San Lorenzo y penetró en el
bosque de ocotes que en aquel tiempo existía junto a una barranca. Ahí salió a
su encuentro una mujer quién le saludó y preguntó ¿A dónde vas? Se dice que el
joven indígena le respondió que iba por agua para sus enfermos de la peste que
en ese tiempo invadió a los indígenas tlaxcaltecas dañándolos de muerte. De
acuerdo a la misma tradición aquella misteriosa mujer era la Virgen María;
misma que lo llevó al encuentro con aguas curativas en una quebrada de la
vertiente del cerro junto a una barranca. Así el joven indígena llevó del agua
para sus enfermos próximos a la muerte quienes se curaron inmediatamente e
informó su encuentro con Zoapilzin (señora mujer) así como sus palabras de
avisar a religiosos del lugar del encuentro donde hallarían
una imagen de ella la cual debían colocar en la capilla de San Lorenzo.
Se dice
que los franciscanos fueron al lugar donde encontraron un corpulento ocote
ardiendo sin consumirse donde después a golpe de hacha lo abrieron para descubrir
la imagen de la Virgen María y la llevaron a la capilla y la situaron en el
lugar del titular.
El atrio: Enmarcando la fachada de Ocotlán conforma una amplia
explanada de 50 por 70 metros, circunscripta por un muro cubierto por ladrillos
rojos hexagonales con ensambles blancos. Consta de 26 arcos invertidos entre
pilastras enfloradas y con una crestería de 48 agujas que corona gallardamente
y se comunica por seis entradas cada una con su respectiva reja, faroles
artísticos y ángeles de medio cuerpo.
En la
entrada principal se encuentra el grupo escultórico de la Virgen y a sus lados
Juan Diego y una madre ofreciendo a su hijo. Se pueden observar dos fechas 1541
año de la supuesta aparición de la Virgen y 1957 el cincuentenario. También se
aprecian escudos de Pio XII y de Ovtavio Márquez, arzobispo de Puebla, pues
Tlaxcala dependió de su episcopal hasta 1959. Al frente cuelgan dos faroles de
fierro forjado que trajeron del Poniente de Alvarado, en México que fueron
obsequiados a Don Luis Munive.
La fachada y las
torres:
Esta semeja a un retablo cubierto por una concha.
Como todas las fachadas de arte sacro, cumple una función didáctica, para que
el pueblo, a través de símbolos y figuras, entienda los misterios de la fe que
profesa. Construida con ladrillo recortado y recubierto por argamasa (cal y
arena), y para darle un colorido blanco, le aplicaron lechada de cal; realizada
con la finura y color del alfeñique (dulce de Almendra) por verdaderos maestro
en el arte de la yesería propio de la región, que muestra en conjunto mucha
simetría y equilibrio. Debió construirse entre 1760 y 1790.
Se
considera como la cumbre del barroco churrigueresco,
admirada y elogiada lo que ha llevado a su reproducción en varios libros de
arte.
“La
fachada de Ocotlán, es la más ligera, esbelta, aérea, que ningún artista barroco
pudo imaginar jamás hasta que llegó este genio que la plasmó”.
El
punto de convergencia de esta fachada es la ventana-coral en forma de estrella
en la que destaca la figura aérea de la Virgen.
Las
torres gemelas tiene una altura de 33 m y encuadran la gran fachada. Ambas
torres culminan en lo alto con una cupulita con linternilla, en donde se anclan
respectivamente dos magníficas cruces de hierro forjado. Sus bases de planta
mixtilínea, tapizadas de ladrillos exagonales con empalmes de cal, su ornamentación
se produce en ambos campanarios ambientando con un fuerte y cálido colorido. El
total de columnas en ambas torres es de cuarenta, mas 24 florones o remates, su
construcción data del último tercio del siglo XVIII. El tema de las torres es
el de Eucaristía y por esta razón las columnas cilíndricas se adornan con
parras y uvas.
El retablo mayor: Éste se extiende bajo la cúpula y los arcos torales con
la idea de que cuando se ilumina se asemenje al ocote en llamas. De cerca se
aprecia como un bosque de columnas y un jardín de plantas y flores. Al fondo,
en la parte central, se localiza la Reliquia de la Virgen de Ocotlán en un
nicho de cristal.
El
magnífico retablo, se encuentra en el ábside y cubre los muros en su totalidad,
formando una barroca gruta dorada de gran unidad de estilo. Se compone de dos
cuerpos, un remate y una pequeña bóveda que lo corona. En su hechura se utilizó
madera de cedro y oro de 23 kilates. Consta de 28 columnas estipte con capitel
corintio. Dos cornisas de muchos quiebres lo atraviesan. Los nichos tienen en
común una rica peana y un doselete en
forma de concha.
Es formado por un jardín de hojas, flores y frutas. Se observan
innumerables conchas, cadenas de florecillas, guirnaldas de granadas, festones
ondulantes, cestas con arreglos vegetales. En el arco Toral cinco espejos
llevan grabadas las letras del nombre de María.
La "habitación de la Virgen de Ocotlan"
Detrás del Altra principal, atravesando la sacristia se llega a la "habitación de Nuestra Señora" o capilla de la Virgen María. Obra magnifica del arte barroco, donde se puede admirar la gran cúpula:
En dicha sala encontramos una gran mesa de madera trabajada, una amplia silleria y las grandes pinturas que muestran los misterios de la ida de la Virgen.
El Pocito de aguas santa y curativa
También
es muy conocido “el pocito”. Se encuentra a unos 400 metros del Santuario de
Ocotlán, así que es fácil llegar caminando. En ese lugar la gente puede ir a
tomar agua, que según los creyentes, posee un poder curativo.
La historia se centra en un indígena tlaxcalteca,
curiosamente de nombre Juan Diego Bernardino, el cual buscaba remedios
naturales para curar a la gente de su pueblo Santa Isabel Xiloxochitla de la
peste de viruela que lo aquejaba.
Según la tradición, fue el 27 de febrero cuando se le apareció
la Virgen; una mujer vestida de “huipil y titixtle”, que prometió al hombre un
remedio para sanar a su gente, lo llevó hasta un manantial, del cual obtuvo el
agua milagrosa, con la que pudo salvar a su pueblo.
También le dijo, que los
franciscanos debían buscar una imagen suya en el interior de un ocote, lo cual
ocurrió días más tarde, y que deberían llevarla a la pequeña iglesia dedicada a
San Lorenzo, ubicada en la cumbre de la misma loma; así ocurrió, solo que el
párroco no estaba de acuerdo en cambiar la imagen, por lo que las intercambiaba
por las noches, encontrándolas siempre en la forma en que la virgen había
querido. Esto se repitió tres veces, hasta conservarla hasta el momento en el
altar mayor.
El famoso manantial se encuentra a 400 metros del Santuario de
Ocotlán, que a su vez se encuentra a unos pasos de la Capilla del Pocito.
Ahí la
primera obra que se realizó fue un muro de contención a finales del Siglo XVII
mismo que después se derrumbó así como una capilla de planta cuadrada que se
construyó entre 1892 y 1896.
Actualmente existe una capilla cuya edificación data de los primeros años de este siglo y que aún conserva su antigua arco situado a la entrada. En ella se encuentran un lienzo de Isauro G. Cervantes de 1913 y Murales desarrollados por Desiderio Hernández Xochitiotzin y Pedro Avelino conde narran episodios bíblicos relacionados con el agua del Lugar.
Actualmente existe una capilla cuya edificación data de los primeros años de este siglo y que aún conserva su antigua arco situado a la entrada. En ella se encuentran un lienzo de Isauro G. Cervantes de 1913 y Murales desarrollados por Desiderio Hernández Xochitiotzin y Pedro Avelino conde narran episodios bíblicos relacionados con el agua del Lugar.
A los
alrededores se pueden conseguir los tradicionales patos rojos donde se
acostumbra a llevar agua del pocito.
La Virgen de Ocotlán
recorrió las calles de la ciudad de Tlaxcala
Como cada
año, desde su milagrosa aparición en tierras tlaxcaltecas, en un árbol de
ocote, el 27 de febrero de 1547, la virgen de Ocotlán descendió este lunes de
la basílica de Ocotlán, para recorrer las principales calles del centro de
Tlaxcala, miles de peregrinos la acompañan durante su recorrido entre alfombras
multicolores, cánticos y alabanzas.
Luego
de ser bajada de su nicho, la Virgen de Ocotlán inicio su recorrido a las dos
de la mañana, dirigiéndose al mercado municipal de Tlaxcala, de ahí hacia ls
parroquia de San José, en el centro de la ciudad.
Posteriormente
la procesión arribó al Hospital General, luego hacia la Central Camionera y
alrededor de las nueve y media de la mañana se dirigió a la Iglesia Catedral
del Ex convento de San Francisco para la celebración de la eucaristía.
Luego
de la eucaristía entre expresiones de júbilo y alegría de todos sus fieles en
la catedral, se dirigió hacia el zócalo de Tlaxcala, lugar en el que le
esperaban alfombras de aserrín y flores para engalanar su trayecto.
Después
tomo rumbo hacia el “Pocito de Agua Santa” y de ahí a la celebración
eucarística en la Basílica de Ocotlán, presidida por el obispo Julio Cesar
Salcedo Aquino, con la participación de religiosos, religiosas y diáconos de
las parroquias de la Diócesis de Tlaxcala.