EL SEMINARIO DIOCESANO
DE TEPIC, DESTINO, DON Y PROMESA.
Escribe el sacerdote de
Tepic, Dr. Manuel Olimón Nolasco, Pbro.:”Encontrarme con el Seminario de Tepic
fue encontrarme con su historia. Desde 1977 el Seminario Mayor se encuentra en
las cercanías de Santa María del Oro, en este bello paraje situado a 1.160 ms
de altura y a unos 40 kms de Tepic,
el Seminario Diocesano ha podido gozar de
tranquilidad. También la iniciación al Itinerario vocacional de los
Seminaristas que se lleva a cabo en Mascota donde tristemente se ha perdido la
presencia formativa femenina de las Hijas del Espíritu Santo, que se delineó
durante la rectoría de Dn. Carlos Aguiar Retes y el Curso Introductorio en
Ixtlán del Río, que es como una especie de "noviciado" a la
fascinante introducción al misterio de Cristo.
Breve recorrido
histórico:desde “El Tecolote” en Tepic, a Santa María del Oro:
El terreno sobre el que
se plantó el edificio, bendecido en 1959 en la ciudad de Tepic, había
pertenecido a la antigua hacienda "El Tecolote" y había sido
obsequiado por sus antiguos dueños con ese destino. El empeño personal de
monseñor Manuel Piña, obispo auxiliar desde 1959, y el tesón de los
seminaristas que domingo a domingo oían en los templos la invitación: "la
segunda colecta en todas las misas es a favor del Seminario", habían
logrado que la edificación no tardara mucho en completarse.
Sin embargo, la
expansión galopante de la ciudad de Tepic, que a partir de 1963 comenzó a
elevar con rapidez el número de sus habitantes y como consecuencia, el hecho
que los terrenos que ocuparían otros edificios para el Seminario pasaron de
suburbanos a urbanos con el consiguiente despertar de la ambición, hizo que en
diciembre de 1964 invadieran una parte importante de ese terreno sin que, dado
el vacío jurídico que existió hasta 1992 respecto de las instituciones
eclesiales, pudiera defenderse legalmente. Ignorantes de lo que pasó entonces,
algunos habitantes del fraccionamiento que se hizo en esos terrenos quisieron
celebrar con una Misa en diciembre de 2014 el cincuentenario del despojo. La
ambición de algunos y la poca conciencia ética de otros continuó amenazando la
estabilidad del espacio donde se encontraba la institución e incluso el
edificio principal que en algún momento ocupó la "Preparatoria
México" de la Universidad Autónoma de Guadalajara pudo haber sido
enajenado por ésta abusivamente.
Fueron el tesón del
Padre Josafat Herrera, que mantuvo "contra viento y marea" su
presencia dentro del edificio y la perseverancia de don Carlos Aguiar Manjarrez
y del Licenciado Oropeza, los elementos que lograron que no se perdiera.
Monseñor Suárez pensó, poco después de su llegada a Tepic en 1971, que el
Seminario se alejara de esas circunstancias y, teniendo en mente que la
diócesis--sobre todo entonces--era muy rural, se visualizaron varios lugares
más o menos cercanos a Tepic y suficientemente espaciosos para que en el futuro
se desarrollaran todas las etapas de la formación sacerdotal. La decisión
recayó en las cercanías de Santa María del Oro en parte por las facilidades
para la compraventa del terreno y sobre todo por la posibilidad de que la
formación sacerdotal no fuera sólo académica sino integral.
En febrero de 1977, con
motivo de la celebración de las bodas de plata sacerdotales del Señor Obispo
Suárez, se puso la primera piedra. Poco a poco y de una manera creativa,
"de atrás para adelante" (es decir, primeramente cuarto de teología,
después tercero, segundo...más tarde filosofía) se integraron completas las
etapas de la formación.
Ya en 1974 nos habían
enviado a Carlos Aguiar Retes y a mí a estudiar a Roma, él Sagrada Escritura y yo
historia, pensando en el apoyo académico futuro. Su idea del futuro del
Seminario no era tradicional.
.- En las cercanías de
Santa María del Oro. En las cercanías de Santa María del Oro, el Seminario
Diocesano ha podido gozar de tranquilidad. También la iniciación que se lleva a
cabo en Mascota donde tristemente se ha perdido la presencia formativa femenina
de las Hijas del Espíritu Santo que con tanto cuidado se delineó durante la
rectoría de Dn. Carlos Aguiar Retes y el Curso Introductorio en Ixtlán del Río
que es como una especie de "noviciado": la fascinante introducción al
misterio de Cristo.
La seguridad jurídica
que tiene la Iglesia católica y el resto de las entidades religiosas a partir
de 1992 da tranquilidad en cuanto a que no habrá atentados a su integridad
física y formativa de parte del gobierno o de entidades públicas o privadas. El
envío de sacerdotes para realizar estudios superiores tanto en Roma como en la
Universidad Pontificia de México o en algunas otras Universidades como la
Católica de Washington, lo ha dotado de profesores capaces, con nivel académico
igual a cualquier otra entidad diocesana en el país o fuera de él..
Los seminaristas han
cambiado también en cuanto a su procedencia tanto geográfica como de estudios
previos, experiencias humanas, edad, asimilación de valores e integración
familiar. Reflejan las condiciones actuales de una sociedad fragmentada que se
finca más en lo provisional y perecedero que en lo permanente y sólido.
Urge una reflexión
paciente sobre el contexto de la formación sacerdotal, sobre la inserción de
los pastores en las realidades que vive el pueblo de Dios, sobre la realidad
personal y el contexto vital tanto de los seminaristas como del presbiterio
diocesano. El envejecimiento de éste es un hecho real que solicita una mirada
serena y al mismo tiempo valiente al futuro de nuestra Iglesia particular.
Todo ello se nos
presenta al cumplir 125 años de que el Seminario Diocesano de Tepic fue
fundado. Es destino, don y promesa,
El
Proceso Juvenil Vocacional: Una herramienta de la Pastoral Vocacional
Hay que
tener en cuenta que no habrá Pastoral Vocacional sino dentro de una Pastoral de
Conjunto. “Hay que dar a la Pastoral
Vocacional el puesto prioritario que tiene en la Pastoral de Conjunto, y más en
concreto en la Pastoral Juvenil y Familiar” (Puebla, 885). Sería absurda
una Pastoral Vocacional sin Pastoral Juvenil, sería como querer recoger el
fruto sin haber sembrado. Toda Pastoral Juvenil debe tener un sentido
“vocacional”: a partir de la evangelización hasta la opción apostólica. Y toda
Pastoral Juvenil debe desembocar en una Pastoral “específica”: encaminar a los
que han llegado hasta la opción apostólica hacia opciones específicas en la
Iglesia. “El periodo juvenil es periodo
privilegiado, aunque no único, para la opción vocacional. Por ello, toda
Pastoral Juvenil debe ser, al mismo tiempo, Pastoral Vocacional” (Juan
Pablo II).
El Proceso Juvenil Vocacional (PJV)
La
Comisión Diocesana de Pastoral Vocacional hace un esfuerzo por organizar,
planear y realizar el Proceso Vocacional, que es uno de los muchos medios o
herramientas mediante el cual se lleva al joven al encuentro con Jesús de
manera progresiva, partiendo de su ser hasta llegar a responder a lo que está
llamado a ser y hacer:
• Proceso: Es una experiencia gradual, que no termina con la quinta
etapa. Concluye el medio, pero no el crecimiento.
- Juvenil: Los agentes y destinatarios son cien
por ciento los jóvenes.
- Vocacional: El fin es llevar al joven al
encuentro con Cristo para que responda al llamado desde su realidad.
*Esencia y razón del PJV
“Que
desde una acción evangelizadora el joven logre vivir su Proceso Juvenil
Vocacional a partir de su vocación humana, del encuentro existencial con
Jesucristo y de la toma de conciencia eclesial en vista a su opción por el
Reino de Dios aquí y ahora”. Evangelizar significa llevar la Buena Nueva a
todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro
y renovar a la misma humanidad.
Llevar al
joven a descubrir a Jesucristo vivo y resucitado en su vida, en su familia, en
su realidad, y a tomar conciencia de que forma parte de la familia de Dios, de
que tiene un lugar y una misión en la Iglesia de Jesucristo.
El PJV y sus partes
Consta de
cinco etapas: todas son de fin de semana. En las dos primeras se trabaja la
dimensión humana y la historia personal. La tercera se realiza en la Semana
Santa, y su objetivo central es el encuentro existencial con Jesucristo a
través de la vivencia de la Semana Santa en una comunidad, su misma realidad,
hacer un pequeño apostolado. La cuarta es cien por ciento vocacional, y se
reflexiona sobre las vocaciones específicas. Por último, en la quinta se aborda
el papel del joven dentro de la Iglesia y el mundo.
La mística está al alcance de todos
La
persona humana es un ser llamado a la relación íntima con Dios. No pensemos que
la mística sólo se refiere a hechos y manifestaciones extraordinarios, que
están al alcance de unos pocos. La mística habla de la apertura del hombre a
Dios en fe, en amor, en esperanza… Es decir, darme cuenta de que soy importante
para Dios y que, por lo tanto, Él quiere mi transformación, que yo llegue a ser
lo que Él quiere desde el principio de todo lo creado. La mística es aquello
que da sentido a mi vida y mi acción, es decir, aquello que da respuesta a mi
ser como persona en el mundo. La mística se experimenta, determina mi forma de
vivir y de ser.
Encontrarse a sí mismo, encontrarse con Jesús
El
proceso quiere ver al hombre como un ser trascendente, como un ser vocacionado
(llamado); y con esto podemos afirmar que la persona es “vocación”. No podemos
negar que somos seres llamados por Dios. El hombre escucha este llamado con
todo su ser, cuerpo y alma, porque el hombre es un ser encarnado.
Promotores en la diócesis:
Se cuenta
con un número aproximado de 113 promotores vocacionales, distribuidos de la
siguiente manera:
• Zona Centro: 45
personas: 30 laicos, 10 religiosas, 1 religioso, 3 seminaristas y un sacerdote.
• Zona Sur: 21 personas: 15 laicos, 3 religiosas, 2
seminaristas y un sacerdote
• Zona Jalisco: 23 personas –16 laicos, 1 religiosa, 4
seminaristas y dos sacerdotes. • Zona Costa Alegre: 24 personas –18
laicos, 2 religiosas, 3 seminaristas y un sacerdote. • Zona Costa de Oro:
Aun no cuenta con un equipo.
En este año iniciaron la experiencia del PJV en su
primera etapa: 46 jóvenes en Mascota y 102 en Puerto Vallarta (Jalisco); 31 en
Ixtlán del Río y 138 en Tepic, Nayarit. En total: 317 jóvenes.
Historia de la Pastoral
Vocacional en la Diócesis de Tepic
“Es necesario y
urgente enfocar una vasta y capilar pastoral de las vocaciones que llegue a las
parroquias, los centros educativos, las familias, suscitando una reflexión más
atenta a los valores esenciales de la vida, los cuales se resumen claramente en
la respuesta que cada uno está invitado a dar a la llamada de Dios, especialmente
cuando pide la entrega total de sí y de las propias fuerzas para la causa del
Reino” (NMI, 46).
La Diócesis de Tepic
lleva a cabo una labor evangelizadora que incluye la colaboración de numerosas
personas en distintas áreas. Por la envergadura que supone llevar la buena
nueva a todos los fieles, a todas las parroquias, a todas las comunidades, a todas
las zonas pastorales, incluidos aquellos que no creen en Dios, es que la
diócesis ha dividido su tarea en pastorales, cuyo fin es calar lo más profundo
posible en los corazones de los fieles este mensaje.
La Pastoral
Vocacional es parte importante del plan de trabajo de la diócesis, junto con
otras áreas. Les ofrecemos la historia de la Pastoral Vocacional, sus logros,
sus retos y cómo es que se sincroniza en todo el aparato diocesano.
En el año de 1977, el
Papa Pablo VI envió una carta en la que pedía a las Iglesias particulares un
plan de Pastoral Vocacional (PV). Dicha misiva fue entregada por el señor
Obispo Adolfo Suárez en una reunión de consejo presbiteral. Un año después se
realizaron algunas acciones. Como primer paso, Dn. Carlos Aguiar Retes –actual
cardenal primado de México-(Rector del Seminario de Tepic) fundó el Club Serra
en Tepic, con miras a formar el Equipo Diocesano para la PV. Así inicia una
búsqueda de una pastoral más organizada y acorde con los nuevos lineamientos.
Incipiente caminar
El Padre Esteban
Salazar, en 1979, fue designado como el primer Coordinador Diocesano de la PV,
quien dio continuidad a la consolidación del equipo, y empezó a proyectar el
trabajo hacia las zonas y los decanatos. Los pasos a seguir fueron los
siguientes: contar con un sacerdote en cada zona pastoral que animara la
Pastoral Vocacional, se intenta trabajar en las parroquias de la diócesis, se
vuelve la mirada hacia los colegios, para garantizar el acompañamiento a los
jóvenes.
Algunos sacerdotes
asistieron al Centro Nacional para la PV a fin de participar en cursos de
formación para agentes. Al final de su periodo de coordinación, el Padre
Salazar promovió un curso para sacerdotes y para el Seminario en general,
apoyado por el Centro Nacional para la Pastoral Vocacional. De este curso
surgió el impulso para elaborar el Plan Diocesano de Pastoral.
Viento en popa la consolidación
En 1983 el Padre
Ramón Martínez asume la coordinación de la pastoral. Con él se reestructura el
Equipo Diocesano con seminaristas, religiosas y laicos, además de dos miembros
del Club Serra. Se organizan, entonces, las jornadas de oración por las
vocaciones; se visita las parroquias, buscando un encuentro con sacerdotes,
religiosas y comunidades; todo con el fin de sensibilizar sobre la vocación y
la responsabilidad de la comunidad en el fomento de las vocaciones.
En febrero de 1985,
tras una seria reflexión y búsqueda, en la casa del antiguo Buen Pastor y en el
Seminario Mayor de Santa María del Oro se lleva a cabo el Primer Proceso Vocacional
Diocesano, experiencia que abrió grandes horizontes; sin embargo, fue el único
que se desarrolló en cuatro etapas y con la participación de 180 jóvenes.
El trabajo se ramifica a las zonas
Tiene lugar el Primer
Proceso Vocacional en la Zona Jalisco, en el Seminario Menor, en el que se
trabaja como equipo con los sacerdotes, las religiosas Hijas del Espíritu
Santo, Siervas de Jesús Sacramentado, Hermanas del Sagrado Corazón y con
algunos laicos. En aquella época se contó con el apoyo de los presbíteros
Cornelio Valdez, Fausto Ramos y Jesús Delgado, entre otros.
Las experiencias del
Preseminario y Previda Religiosa comenzaron a realizarse como parte del proceso
vocacional simultáneamente en el Seminario de Santa María del Oro; lo que dio
fruto y riqueza para la maduración del discernimiento y opción de los jóvenes.
En la Zona Sur el
Proceso Vocacional se inició en el año de 1988, bajo la coordinación del Padre
Cornelio Valdez, que fue apoyado por los jóvenes que ya habían vivido la
experiencia, cuya sede fue en el Templo del Sagrado Corazón.
Germina la primera semilla a nivel diocesano
En octubre de 1995 el
Padre Artemio Parra Carrillo asume la dirección. Con él se renuevan algunos
aspectos del proceso vocacional y se inician los talleres de acompañamiento
grupal y personal. El 5 de agosto de 2001 le sucede en el cargo el Padre Jorge
Alfonso Cueto Bustos. En tanto que el 24 y 25 de agosto de 2002, tiene lugar la
primera Asamblea Diocesana de PV.
En el marco del
Primer Sínodo Diocesano, en 2002, surge el Primer Plan Diocesano para la
Pastoral Vocacional. Las prioridades a trabajar fueron la actualización de la
estructura y el material, la formación y acompañamiento de agentes de PV, y se
formalizaron los encuentros diocesanos. Asimismo, se decidió que se designara
un coordinador por zona, incluyendo la zona centro. Otro de los proyectos fue
que el Presbiterio conociera más el trabajo que la PV venía realizando, para
apoyar la promoción de las vocaciones y a los equipos de las zonas. Del mismo
modo se promovió que la Zona Jalisco contara con un lugar apropiado para el
proceso vocacional.
Apuesta decidida por las vocaciones
El Primer Sínodo
Diocesano trajo: la promoción de la PV en toda la Diócesis de Tepic desde la
familia, la parroquia y la escuela, clarificando sus objetivos; e integrar un
Equipo Diocesano de PV para abrir más campos a la animación de las vocaciones.
El 8 de octubre de
2006, en la reunión diocesana en Puerto Vallarta, asume la coordinación
diocesana P. Miguel Ángel Aguirre Torres. Para ese entonces se habían impulsado
las reuniones diocesanas de PV, y la estructuración del Preseminario–Previda
Religiosa, además de formalizar cada vez más la experiencia de Seminaristas en
Familia.
En la actualidad nos
encontramos en etapa de la nueva estructuración de la PV en la diócesis. En el
nuevo Plan de Pastoral Vocacional hemos considerado las siguientes prioridades:
la integración del Equipo Diocesano de Pastoral Vocacional (EDIPAV), la
formación integral y evangelizadora (constante y progresiva), la promoción de
las vocaciones a través de los medios de comunicación al alcance, concentrar la
atención en los adolescentes para incentivar vocaciones, y crear vínculos con
la Pastoral Parroquial.