Es una de las pocas fuentes del mundo pensada para observarse desde el
cielo.
“…tendría, yo, ocasión de realizar la
integración plástica de la pintura y la escultura, haciéndolas vivir dentro del
agua que daría movimiento a sus formas, y en el aire, con el cielo reflejado en
el espejo de agua” (Diego Rivera).
Las fuentes han sido un símbolo de vida por
milenios al estar asociadas con el agua. Cada fuente del mundo es un tributo al
arte, a sus alusiones plásticas, y sobre todo a este vital líquido. En la
ciudad de México existe una fuente poco conocida pero que podría situarse entre
las más espectaculares del mundo por su magnitud y diseño pues está hecha
literalmente para que sea visible desde el cielo.
Su forma es tan intrincada y laboriosa que
podría considerarse, de hecho, como uno de los laberintos plásticos de la
ciudad. Única en su tipo, nos referimos a la Fuente de Tláloc; una obra del
icónico artista Diego Rivera.
En el bosque de Chapultepec, en su segunda
sección, existe una construcción conocida como el Cárcamo de Dolores que fue
hecha en 1951 para celebrar las obras hidráulicas del sistema del Río Lerma
realizadas para el abastecimiento de agua a la ciudad. El Cárcamo de Dolores
está formado por 3 tributos: el edificio, el mural “El agua: origen de la vida
en la tierra” y la Fuente de Tláloc.
Tanto el mural como la fuente son obra de
Diego Rivera. La fuente como mencionábamos antes, es un trabajo sumamente
detallado pues está hecho a base de mosaicos.
Descripción de esta laberíntica
(y magnífica fuente)
Verás a un dios Tláloc recostado sobre el
agua, con dos cabezas que miran con la boca abierta hacia el interior del
Cárcamo. En la mano derecha de esta deidad de la lluvia sobresalen del agua dos
enormes mazorcas de maíz, mientras su mano izquierda siembra granos de esta
misma planta.
En la escena, que además es espectacular apreciada desde las
alturas, existen algunas milpas sobre las que llueve. También dibuja una
representación de Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, y otros animales como
peces, arañas, y una víbora de cascabel.
En el huarache del pie izquierdo de Tláloc
puede verse el agua que surge de la tierra, acaso como un recordatorio de la
unidad de todo; luego surgen una cadena de montañas que memoran la geografía de
la ciudad. Finalmente el agua se abre paso por las montañas y llega
Tenochtitlán.
Un lugar poco conocido
Por tratarse de un sitio tan magnífico y
peculiar es un poco extraño que no sea tan conocido ni publicitado como
turístico. Esta fuente retoma la idiosincracia prehispánica sobre el agua pero
también la poderosa significación del maíz como parte la identidad de la
ciudad.
Hay que visitar este
hermoso laberinto considerado por el mismo Rivera como una simbiosis entre la
pintura y escultura; envuelta a su vez en el precioso devenir del agua.
http://mxcity.mx/2015/06/laberintos-de-la-ciudad-la-fuente-de-tlaloc-fotos/#/0