La Sierra
Tarahumara es una de las regiones más agrestes y solitarias de la república
mexicana, en dicho territorio hay muchas mesetas y montañas, además de contar
con valles pequeños y barrancos de clima tropical.
Esto se ha convertido en un
refugio para los integrantes de la Etnia Tarahumara o Rarámuri, Es una zona
conformada por montañas escarpadas y profundas barrancas que logran cubrir unos 35,000 km2 en ambos lados de la Sierra Madre Occidental.
Las
Barrancas del Cobre (como es llamado localmente) es atravesado por la ruta de
tren Chihuahua al Pacífico,
conocido como "el Chepe".
En el tramo Divisadero-Los Mochis, el tren se interna en la montaña para
atravesar la agreste geografía, pasa junto a precipitosos acantilados, cruza 86
impresionantes túneles cortos y largos, y 37 espectaculares puentes que libran
caudalosos ríos. Este es un importante sistema de transporte y un atractivo
turístico.
Hoy puede llegarse por
carretera desde la ciudad de Chihuahua, aproximadamente en cinco horas, y
penetrar en las barrancas por caminos rurales. Sobrevolarlas en helicóptero es
una experiencia sobrecogedora y magnífica.
Paseo de la estación Divisadero
al espacio de las familias tarahumaras
¿Quieres
estar en uno de los miradores
naturales más espectaculares y desafiantes de México? Haz el tour Divisadero Barrancas del Cobre y ¡vívelo para contarlo! Respetando siempre el entorno y
la comunidad que te recibe.
A pocos metros de la estación del tren tenemos el Hotel Divisadero, construido sobre la peña
Interior del Hotel que da paso a la zona de habitaciones con vista a las Barrancas
El Hotel visto desde el camino que conduce al habitad de los Tarahumaras
La zona que ocupa el ínico Hotel de Divisadero visto desde camino a Tarahumaras
La Sierra Tarahumara al amanecer desde la habitación del Hotel Divisadero (abajo)
Vistas de las Barrancas del Cobre tomadas desde la habitación del Hotel Divisadero
- Iniciamos el camino desde el Hotel hasta las viviendas de los tarahumaras:
Ponte ropa y
zapatos cómodos, porque al estar en Divisadero hay que caminar en
serio muchas veces por veredas y caminos sinuosos, pero todo lo compensa las vistas de 180 y 360 grados que tendrás en
todo momento, donde tu cámara no puede faltar y tu espíritu
aventurero debe salir a flote, pues aquí vivirás una de las mejores
experiencias de viaje que hayas tenido al visitar cada uno de los
atractivos de Divisadero:
Siguiendo el camino hacia lo alto vemos una de las cuevas-casa de una familia tarahumara
Los tarahumaras o rarámuris son un pueblo
nativo de México, asentado en territorio del estado de Chihuahua, en la Sierra Madre Occidental. Su endónimo es raramuri, que significa "el de los pies
ligeros". Los tarahumaras ocupan una cuarta parte del territorio en el
suroeste del estado de Chihuahua (65 000 km²) en una de las partes más altas de la Sierra Madre Occidental, conocida también como Sierra Tarahumara
La economía de los primeros grupos étnicos tarahumaras se basaba en la agricultura, la caza y la recolección. Cultivaban maíz, calabaza, chile y algodón. Cada grupo tenía su dialecto de la lengua tarahumara y sus gobernantes, quienes se encargaban de proteger el territorio contra las etnias vecinas y garantizar el orden interno de la tribu.
Se dice que pasaron 70 años para que los europeos
conquistadores decidieran controlar a estos indígenas, esta tarea se les fue
asignada a los Jesuitas, quienes comenzaron la evangelización en el año de
1600.
En el año de 1673 un decreto real autorizó que
religiosos españoles complementararian la labor de los Jesuitas, lo cual
origina la llegada de Alemanes, Belgas, Polacos, Húngaros y otros europeos.
Además de organizar centros ceremoniales, a tal grado
que cuando los Jesuitas fueron expulsados en el año de 1767, se había logrado
un considerable progreso y lamentablemente se perdió.
En la llegada de los Franciscanos lograron muy poco y en
el año de 1900 los Jesuitas volvieron a regresar, se dan cuenta de la situación
dramática puesto que constatan que se había perdido todo lo que había hecho.
Además de percatarse de las pruebas de la indiferencia
profunda y el abandono inhumano, en donde los Tarahumaras pertenecieron
abandonados y fueron explotados ,explotaron sus bosques y les quitaron sus
tierras,
Creían en la vida después de la muerte y
en la existencia de seres benévolos y malévolos. Entre los benévolos
consideraban al sol,
la luna,
el médico,
las serpientes y
las piedras, que
provocaban las lluvias y controlaban los animales que cazaban. Entre los
malévolos estaban los señores del inframundo que
causaban la muerte y los desastres naturales. Sus rituales comunales eran parte
esencial de su cultura. Adoraban el sol y la luna, celebraban victorias
bélicas, la caza de
animales y la cosecha agrícola.
No fue
hasta 1606 cuando
los misioneros jesuitas tuvieron el primer
contacto con los indígenas de la sierra. Según las referencias históricas de la
época colonial, la conquista y la evangelización inició con los “chínipas”,
muy relacionados con los guarijíos, etnia
considerada como la más fiera de la región en esos tiempos. Cuando llegaron
permanentemente los religiosos a su pueblo en 1632, su
presencia provocó un levantamiento entre los pueblos indígenas, quienes estaban
descontentos con la labor evangelizadora.
Esta protesta la comandó el jefe “Combameai”. La primera revuelta terminó con la muerte de dos religiosos, lo que originó una fuerte represión por parte del gobierno de la Nueva España. Fue entonces cuando muchos guarijíos huyeron y se internaron en las barrancas de lo que hoy es el estado de Chihuahua.
Esta protesta la comandó el jefe “Combameai”. La primera revuelta terminó con la muerte de dos religiosos, lo que originó una fuerte represión por parte del gobierno de la Nueva España. Fue entonces cuando muchos guarijíos huyeron y se internaron en las barrancas de lo que hoy es el estado de Chihuahua.
Encima
de eso, fue en los siglos XVII y XVIII cuando diversos grupos de agricultores y
comerciantes novohispanos invadieron
esta región despojando de gran parte de la tierra a los indígenas,
intercambiándoselas por productos como jabón, sal, mantas y otras baratijas;
algunos indígenas fueron
obligados a trabajar con ellos como peones pagándoles muy poco. En cambio, otros
emigraron hacia las partes más recónditas de la sierra para protegerse y evadir
el trabajo forzado en haciendas y minas.
Es ahí
en lo más abrupto de la sierra donde se asentaron las misiones jesuitas que,
sin mucha controversia, muchas veces sirvieron de refugio a los abusos
cometidos contra los indígenas. La expulsión de la orden de los confines
del Imperio español significó un retorno de
los tarahumaras a la vida seminómada que llevaban.
Por otra parte este
acontecimiento les dejó completamente aislados en los altos de la Sierra. Eso
les ayudó a conservar su cultura y a desarrollar un singular sincretismo
religioso que todavía existe y es único en México por su mezcla de catolicismo y chamanismo.
Vistas de una aldea tarahumara desde el teleferico; las casas se encuentran dispersas,
En el
año de 1856, mediante la ley de la desamortización de los bienes eclesiásticos,
los mestizos de la zona ocuparon las tierras pertenecientes a los pueblos de
misión habitadas por tarahumaras, quienes se vieron obligados a abandonarlas.
Pero no sería hasta 1876 que se rebelarían, cuando fueron obligados a partir de
las pocas tierras que les quedaban, pero esta vez serían respaldados por el
gobierno del estado que abogó por ellos.
El valle del Rio Urique en las Barrancas del Cobre
La Barranca del cobre, ubicada en la parte alta del recorrido del río Urique, toma el nombre de éste a partir del punto en que se une con la Barranca de Tararecua. Esta gran depresión alcanza su mayor profundidad: de 1,879 m en un lugar situado a 10 km. al sur del poblado de Urique. Sus miradores rodeados de pinos y encinos están a 2,370 metros sobre el nivel del mar, en tanto que en el fondo del cañón, el río Urique corre a los 500 metros sobre el nivel del mar rodeado de una vegetación semitropical.
El inhóspito medio donde habitan los tarahumaras impone la existencia de
familias pequeñas, sus parcelas difícilmente pueden mantener a más de cuatro o
cinco miembros de la familia, en la que el “imberbe”, a los 14 años de edad, es
considerado ya un adulto por el resto del grupo. Así, el hogar tarahumara, la
unidad más persistente y definida en su vida, responde a las modalidades
originales de su psicología y, al asegurar las bases económicas del matrimonio, existe una
función social, impidiendo uniones permanentes entre discapacitados físicos o
mentales, o entre faltos de sentido de responsabilidad.
- El teleferico que cruza parte de las Barrancas del Cobre:
El Teleférico de Barrancas del Cobre es un teleférico ubicado en la Estación Divisadero en las Barrancas del Cobre (Chihuahua). Recorre una distancia de 2.8 kilómetros a una altura de 400 metros, transportando a 500 personas por hora. Fue inaugurado el 25 de septiembre de 2010 y tuvo un costo de 250 millones de pesos.
- El teleferico que cruza parte de las Barrancas del Cobre:
El Teleférico de Barrancas del Cobre es un teleférico ubicado en la Estación Divisadero en las Barrancas del Cobre (Chihuahua). Recorre una distancia de 2.8 kilómetros a una altura de 400 metros, transportando a 500 personas por hora. Fue inaugurado el 25 de septiembre de 2010 y tuvo un costo de 250 millones de pesos.
En la estación final del teleférico estos musicos tarahumaras alegraban la espera
Curiosidad de unas niñas tarahumara: con la tablet de Carlos y con Cristy
Estructura familiar
El padre utiliza un término diferente para referirse a su hijo (Nolá) y
su hija (Malá), pero la madre emplea un mismo nombre para todos sus hijos
(Ránala). Por su parte, aunque tanto los hijos como las hijas tienen un término
diferente para designar al padre, ambos usan el mismo para la madre. (Bennett y
Zing) En el idioma rarámuri se usa la palabra Teweke para referirse a la niña y
Towí para el niño.
A los hijos nunca les regañan, y desde muy pequeños les dejan la
responsabilidad del cuidado de algunos animales o tierras y sobre todo de
decidir por ellos mismos.
La joven tarahumara nunca expone su cuerpo después de los 6 años de
edad; aún casada, no se quita la ropa frente al marido e incluso hace el amor
vestida. La reserva frente a las experiencias sexuales se rompe en las “tesgüinadas”,
donde el joven puede entablar comunicación y contacto con la chica y es una
forma aceptada de iniciación libre.
En la vejez, el tarahumara vive en una casa separada, a donde sus hijos
le llevan presentes de comida y ropa; cuando muere, se le incinera en alguna
cueva o en un cementerio (si es que está bautizado) y se hacen complicadas
ceremonias para que su alma viaje sin tropiezo.
En la filosofía rarámuri es primordial el respeto a la persona, por lo
que los visitantes o turistas deberán también ser respetuosos con ellos y sus
tradiciones, como ellos lo son con toda la gente. Valoran más a las personas
que a las cosas.
Los habitantes, mestizos e indígenas de la comunidad tarahumara conviven en un medio social que no
favorece a los rarámuri, debido al despojo de casas y hogares amenazados. Esta
situación adquiere dimensiones adicionales por la carencia de una adecuada
infraestructura para los servicios de salud y educación, en la proliferación de
enfermedades y desnutrición infantil, en las muy limitadas alternativas para
fortalecer la economía doméstica, en la escasa disponibilidad de electricidad,
agua potable, y vías de comunicación, que se agravan con frecuencia por el
impacto de los caprichos del clima y las prolongadas sequías.
Vivienda
Sus chozas de troncos de árbol, trabadas horizontalmente, salpican las
laderas de las montañas a los lados de los arroyos y en las altas mesetas. La
parte superior se deja abierta en un lado para que salga el humo del fuego que
constantemente arde en la pieza de piso de tierra aplanada. El techo es de
tabletas o de troncos acanalados. En sus habitaciones, las mismas desde tiempos
precolombinos, no se acostumbran las sillas, las mesas o las camas.
Estilo de vida tarahumara
Perduran los utensilios de sus abuelos como metates, jícaras, molcajetes, vasijas de barro y bateas. Algunos duermen sobre tarimas o
sobre un cuero de chivo en el suelo. No pocos viven en cuevas; las tapias de
piedra los guarecen mejor de los vientos y de las lluvias e impiden la entrada
a los animales. En las barrancas predominaba las construcciones de piedra y
lodo por la escasez de madera. Los hogares, por familia, consisten de dos
habitaciones generalmente pero a veces la cocina es también comedor, recámara y
sala. La única puerta la abren en el centro del muro.
Generalmente, los tarahumaras tienen carencia de servicios de salubridad
y por su mala alimentación los agobian las enfermedades, entre ellas: dispepsias, enteritis agudas, congestiones alcohólicas, cirrosis de hígado, pulmonía, tosferina, tuberculosis pulmonar...
Matrimonio
El matrimonio es monógamo, aunque hay casos frecuentes de poligamia. Los recién
casados prefieren la residencia matrilocal. Se evita la unión entre hermanos y
primos, pero en si no hay reglas para esos enlaces. Se acostumbra el matrimonio
a prueba, por un año, durante el cual la muchacha se va a vivir con el joven.
La mujer embarazada trabaja hasta el último momento. A punto de dar a luz, se
retira a la montaña, hace un lecho de yerba junto a un árbol, y apoyada en él,
pare, lava al niño y quema el cordón umbilical, el cual entierra.
Generalmente, los tarahumaras se casan muy jóvenes; antes de los 16
años. En las “tesgüinadas” –que son a la vez reuniones sociales y de
carácter económico– se conocen y se tratan todos los miembros de la comunidad.
Allí se hacen los noviazgos con plena libertad de selección, aunque es
frecuente que la mujer tome la iniciativa en las relaciones amorosas,
cantándole, bailándole en frente y llamando la atención del muchacho, tirándole
guijarros.
Celebrado selváticamente el matrimonio, al domingo siguiente los casa oficialmente el gobernador, ante la presencia de los demás miembros del grupo. Como se
comprenderá, estos matrimonios son monogámicos y endogámicos, en lo primero
influye la tradición, y en lo segundo, factores geográficos, la falta de
comunicaciones, diferencias en cultura, idioma y economía.
Es evidente el estilo propio con que el indígena ama. El tarahumara, al
casarse, lo hace más por cálculo que por amor. Piensa más en lo práctico y lo
utilitario, así como en lo fisiológico, que en la espiritualidad de su mujer.
Le interesa más la salud de su mujer y que esta sea "nueva" (es
decir, joven, fuerte y trabajadora), que su alma. Esto no quiere decir, sin
embargo, que carezca él de una tonalidad amorosa propia. Prefiere el uso de su
fuerza a los refinamientos eróticos.
En
muchas comunidades el tarahumara ha adoptado la indumentaria occidental. Sin
embargo, aún conserva la vestimenta tradicional, preferentemente, en el caso de
los hombres, y siempre en las mujeres. Las blusas o
camisas de colores brillantes, estampados, a
veces floreados, son usadas por hombres y mujeres.
Las faldas son
muy apreciadas por la mujer, quien viste muchas a la vez, una encima de otra,
lo que le da esa apariencia de bellamente esponjada. Le sirve de adorno, de
abrigo y, además, parece envolverla en mil colores. Los hombres visten un
calzón de manta llamado tagora.
El cinturón lo usan por igual hombres y mujeres. Están tejidos con dibujos
propios y los utilizan para sostener pantalones, zapatos y faldas.
El huarache rarámuri (akaka)
es muy peculiar: tiene una suela ligera,
y correas hasta el tobillo; actualmente utilizan llantas usadas para la suela
de sus huaraches. Aunque también es muy común ver a mujeres y a niños
descalzos.
La “koyera”,
cinta usada para mantener el pelo en su lugar, es la prenda más distintiva del
pueblo tarahumara y la portan con orgullo hombres, mujeres y niños. En algunas
comunidades el largo de las puntas da referencia sobre la condición económica
del portador, cortas para cuando tienen poco dinero y largas para cuando su condición
es holgada, cabe destacar que en algunas etnias esta costumbre se basaba en
saber quién era la familia más fuerte económicamente.
La cobija es
una prenda muy importante que sirve para abrigo durante los días fríos y como
cama en la noche. Generalmente, las tejen de la lana de sus propias ovejas y la
aprecian mucho, de tal manera que sólo la intercambian o apuestan en ocasiones
importantes.
La Vestimenta en las Mujeres:
Usan Faldas que les llega hasta la pantorrilla, además
de usar camisa corta, puede ser blanca o floreada, ambas camisas están hechas
con telas estampadas en colores vivos o con telas blancas que destaca con
motivos florales.
Tanto hombres y mujeres usan un pañuelo
blanco, es doblado en forma de tira delgada, es enredada en la cabeza
anudándolo del lado izquierdo y es llamado [colleraca].
La Vestimenta en los Hombres:
Se visten con taparrabo que le llaman "Tagora"
esta consiste en dos piezas cuadradas de tela blanca que es doblada en
triángulo. La mayoría usan camisas cuadradas y se dejan aberturas, una en el
centro para la cabeza y las otras dos para los brazos.
Usan sandalias de cuero, en tiempo de invierno se
implementa una cobija gruesa, se le llama "Quemaca", se encuentra
hecha de pira lana, además de estar tejida muy apretada, gruesa y son de color
blanco o negro.
**Ver este video que comenta una antropóloga mexicana estudiante de los Tarahumaras para su tesis doctoral y vivió meses con ellos, aprendió su lengua y nos va explicando la forma de vida de ellos:
https://www.youtube.com/watch?
Para conocer algo de sus fiestas pueden ir a los siguientes minutos del video:
13.50 las danzas / 14.50 los ritos sagrados/ 14.45 su violin y música/ 22.30 correr y correr...